A lo largo de la costa atlántica bonaerense relevamos cinco reservas naturales situadas a orillas del mar que ofrecen distintas alternativas para pasarla muy bien. Caminatas, cabalgatas, pesca, náutica, aventura, historia y escenarios con abundantes espacios verdes, tupidos bosques y circuitos de nula dificultad. Aquí van, desde San Clemente a Pehuén-Có, a pleno para disfrutar.
Reserva Natural Punta Rasa
Este es uno de los pocos lugares del país donde el sol sale y se pone sobre el agua. A la mañana nace en el horizonte del Mar Argentino y a la tarde se esconde detrás de las aguas calmas de la Bahía Samborombón y el Río de la Plata. Este reservorio se ubica en la punta Norte del cabo San Antonio, allí donde se unen las aguas del Río de la Plata con las del Atlántico. Por su riqueza biológica constituye un extraordinario apostadero de aves migratorias que provienen de los confines continentales (la mayor concentración se da en primavera) y a la vez hábitat de cangrejos, dunas, canales y pastizales bajos, todo ello bien propio de los humedales formados por playas de arenas inundables a causa de las continuas mareas.
El camino hacia Termas Marinas conduce al acceso de esta reserva natural que destaca en su entrada, un arco de madera y carteles indicativos. Al ingresar, poco habrá que andar para dar con un sendero peatonal que permite cruzar un arroyo por un puente de madera e internarse en un mar de cortaderas con cientos de estas plantas gramíneas de hojas filosas que se dispersan en ambos costados del curso de agua. De vuelta al vehículo, el rumbo va hacia otros arroyuelos y terrenos anegadizos que están poblados de cangrejos. En el paisaje predomina la silueta del cercano faro San Antonio, construido en 1892, de 58 m de altura (se puede subir desde el complejo Termas Marinas) y, un poco más adelante, el puesto de Guardaparques donde se brinda información del lugar. El camino atraviesa dunas y médanos, y culmina en una impresionante playa que se abre hacia ambos laterales, desparramando un fabuloso escenario natural.
Al frente y a la derecha, la costa atlántica, y hacia el extremo izquierdo, la del Río de la Plata y su desembocadura. Las tranquilas aguas de la bahía se mezclan con el inquietante oleaje marino. Resulta ideal pasar el día en estas playas de río-mar; practicar windsurf, kitesurf, remo y kayak; o bien probar suerte en la pesca, ya que para los aficionados la zona es conocida como el paraíso de la corvina negra. Hasta esta increíble lengua terrestre se puede llegar con cualquier tipo de vehículo, ya que el camino está firme y es de conchillas, aunque se recomienda ir despacio dado que puede haber pozones, desniveles en los puentes y por momentos se angosta. No ingresar en días de lluvia. Son 7 km desde San Clemente del Tuyú y, una vez dentro de la reserva, no hay ningún servicio (llevar alimentos, bebidas y abrigo, ya que suele haber bastante viento). Las visitas guiadas se realizan desde San Clemente (calles 1 y 3), duran dos horas y cuestan $ 400. También se puede ir por cuenta propia con acceso gratuito. Informes: Tel.: (02252) 430718 o
Reserva Natural Mar Chiquita
Llegar a este sitio es disfrutar de uno de los ambientes más especiales de la provincia, donde numerosas aves, cangrejales, peces, dunas, mar y pastizales, conviven en un mismo entorno. Resalta la inmensa laguna litoral costera que es alimentada por el propio océano y da lugar a este accidente geográfico conocido como albufera, único en la Argentina y muy poco frecuente en el resto del mundo (el término albufera proviene del árabe “Al BuHairah” que significa “pequeño mar”). Desde la costa se observa el espejo lacustre paralelo al mar, con aguas saladas y salobres, separado por una franja de médanos, pero a la vez unido al océano por su gigantesca boca. Posee muy poca profundidad (promedia los 80 cm), tiene un largo de 25 km por 5 de ancho, y en su extensa superficie desembocan varios arroyos y canales. Esta reserva natural fue creada en 2009 y declarada como Reserva Mundial de la Biosfera en 1996 por la Unesco. Durante las épocas estivales, al recorrer los distintos senderos costeros se puede observar una gran biodiversidad de aves migratorias que vienen desde el Hemisferio Norte (chorlos, gaviotines, falaropos y becasas, entre otras); y en la zona del pastizal pampeano los típicos chingolos, carpinteros y monjitas. En el área de los arenales suele verse la llamada lagartija de las dunas, especie en extinción que fue declarada Monumento Natural, lo que le otorga la máxima categoría de protección.
Si la opción es incursionar por las aguas de la laguna, allí es posible practicar deportes náuticos (surf, kitesurf y kayak). Para los amantes de la pesca embarcada (se alquilan botes y se pueden contratar guías) resulta un pesquero ideal de lisas, pejerreyes y lenguados. También vale la pena una recorrida por la costanera de la villa balnearia de Mar Chiquita, que cuenta con una tentadora oferta gastronómica (los asados al horno de barro, platos a base de pescado y las tortas artesanales son las opciones predilectas).
Por último, si la propuesta es realizar el circuito completo por la reserva, la visita guiada comienza en el puesto de guardaparque con una charla sobre la vida silvestre del lugar, su flora autóctona y la importancia de su conservación. Continúa con una caminata por el Sendero del Zorro hasta la base de los médanos y posterior ascenso a la cima desde donde se obtienen magníficas vistas, para culminar descendiendo del otro lado de la laguna en la zona de playas a orillas del mar. El acceso es por Ruta Provincial 11 Km 483 y se puede llegar con vehículo propio o en buses que parten desde las oficinas de turismo de Mar Chiquita, Santa Clara del Mar o Mar de Cobo. Los cicuitos son gratuitos, organizados por la dirección de turismo local, situada en Av. Fernando Soler 1424, Mar Chiquita. Informes: Tel.: (0223) 4691158.
Reserva Natural Puerto Mar del Plata
Entre el último balneario del complejo Punta Mogotes (N° 24) y la zona portuaria, se extiende este reservorio de 45 hectáreas que protege el ecosistema lacustre pampeano, la primitiva flora de estas regiones y la franja costera marina. Todo el recorrido se realiza por una pasarela de madera que se extiende unos 900 metros hasta el murallón del puerto, que incluye miradores, carteles informativos, áreas de descanso y bajadas a la playa. El circuito peatonal corre paralelo al mar y se interna entre la vegetación (juncales, espadañas, arbustos) con muy buenas vistas. Es hábitat de numerosas especies de aves (hay 172 registradas) donde resaltan gaviotas, gaviotines y palomas marineras. Es también morada de la lagartija de las dunas. El sonido del mar acompaña todo el tiempo, junto a las extensas playas, médanos y arenales. Además de recorrer la reserva a pie, también se puede realizar en bici.
En sus orígenes, esta zona era una llanura deprimida con lagunas y bañados interiores (aún hoy existentes), que generan suelos con hidromorfismo, salinidad y alcalinidad. Toda la costa marplatense constituye la parte más baja del sistema de Tandilia, formación geológica del paleozoico inferior cuya data supera los cien millones de años. Este humedal se establece en enero de 1987 junto a la creación de la Fundación Reserva Natural Puerto Mar del Plata, a la cual la Administración General de Puertos le otorga ese mismo año la tenencia del predio.
La reserva es un ámbito de vida silvestre muy especial, ya que se encuentra rodeada de áreas urbanizadas, fabriles, industriales y turístico–recreativas, motivo por el cual constituye un espacio de equilibrio que amortigua los efectos propios del desarrollo de tantas actividades, tales como las relacionadas con el movimiento portuario y las del complejo de balnearios de Punta Mogotes, resguardando así los ecosistemas primitivos y anulando, además, la intervención humana prácticamente en su totalidad.
El ingreso a la reserva es libre y gratuito, hay visitas guiadas (consultar a la entrada, en la casilla del guardaparque) y se accede por Av. de los Trabajadores 1800, junto al polideportivo del Club Aldosivi. Informes: Tel.: (0223) 4897777.
Reserva Natural Vivero Dunícola - Florentino Ameghino
Vecina a la turística ciudad de Miramar se encuentra esta extensa reserva, que en su entrada por la costa destaca una imponente cruz de 20 m con una escultura del “Cristo de la Hermandad” tallado sobre el tronco de un eucalipto, perteneciente en otros tiempos al reservorio. Este bosque artificial de 502 hectáreas se creó hace más de 50 años para fijar las dunas y médanos que circundan Miramar. Es recomendable una placentera recorrida, donde además de paz y naturaleza, por sus caminos interiores frondosamente arbolados se llega al sector recreativo dotado de mesas, bancos, fogones y juegos infantiles. Desde allí se realizan cabalgatas y paseos en bici o cuatriciclos a pedal, y se puede comer algo en el parador gastronómico. Bien cerca, algunos lugares para visitar: la Gruta de Lourdes, el museo Punta Hermengo con sus salas de historia y paleontología y la antigua estación experimental que alberga un completo vivero con numerosas especies forestales.
Lindero se esparce el curioso Bosque Energético, plagado de increíbles sensaciones. El predio también se conoce como el Bosque Oscuro, por la tupida vegetación que dificulta el ingreso de luz solar y porque aquí se suceden fenómenos que están siendo estudiados por los científicos desde 1954, ya que este sitio, según los especialistas, posee propiedades electromagnéticas.
Parece ser que la caída de un meteorito hace más de 3,5 millones de años tiene que ver con esto. Sus partículas quedaron desparramadas y enterradas por debajo del suelo existente, lo que ocasiona una ionización ambiental y una energía cuántica comprobable en todo el terreno. Sobre un claro del bosque, el guía comenta: “Lo que aquí se produce surge de la existencia de cierto poder energético que desafía las leyes magnéticas y es por eso que los invito a recoger dos ramitas del suelo y colocarlas en ‘T’ para que puedan percibir un increíble equilibrio”. Cuesta creer, pero vivimos ese momento y hasta se dice que este tipo de atracción magnética proviene de aquella remotísima piedra espacial esparcida bajo tierra, a punto tal que hasta los mismos árboles supuestamente están cargados de esa energía que van absorbiendo desde sus raíces.
Una segunda experiencia: “Vamos a abrazar los árboles para sentir la vibra que ellos transmiten”, y así fue cuando los visitantes, sin entender muy bien el motivo, nos fundimos en ese abrazo que brindaba calma, relax y una mágica sensación de bienestar, sin ningún interés por despertar y abandonar ese plácido momento. El ingreso sale $ 1.000 y hay visitas guiadas en distintos horarios. Informes: Tel.: (02291) 420190 o www.miramar.tur.ar
Reserva Natural Pehuén-Có - Monte Hermoso
Compartiendo los partidos de Coronel Rosales y Monte Hermoso se encuentra esta área natural protegida que comprende unas 2.000 ha en medio del típico paisaje de la costa bonaerense, provisto de dunas activas que alternan con médanos fijos por la acción de la vegetación y espacios acuáticos temporales. La denominada reserva “Geológica, Paleontológica y Arqueológica” fue creada el 9 de noviembre de 2005 y, desde marzo de 2010, hay un proyecto para declararla como Lugar Histórico Nacional. Este reservorio provincial se compone de tres zonas perfectamente detalladas que cobijan una larga historia, ya que fueron testigo de la vida de hace miles y millones de años.
Durante el recorrido se puede visitar el Area 1 que destaca el “Yacimiento Playa del Barco y Farola Monte Hermoso”, donde se protegen huellas de fauna extinguida (gliptodontes, mastodontes y tigres diente de sable). Este sitio se ubica a un kilómetro de Monte Hermoso; mientras que la “Farola” (llamada también “Barrancas de Monte Hermoso” y “Las Rocas“) se encuentra a 15 km de Pehuén-Có. Sobre una franja acantilada se observan fósiles de vertebrados de entre 3 y 5 millones de años, descubiertos por el naturalista inglés Charles Darwin.
Por su parte, el paseo del Area 2 presenta el llamado “Yacimiento de Paleoicnitas” en el que resultan llamativas las inmensas huellas y rastros fosilizados de animales prehistóricos de 12.000 años de antigüedad que se extienden a lo largo de 3.000 m de playa, donde además afloran rocas sedimentarias de aquella era cuaternaria. Este añejo reducto natural se encuentra a unos 2 km al Este de Pehuén-Có y fue descubierto en el año 1986.
Finalmente, a unos 6 km de Monte Hermoso, el trayecto por el Area 3 contempla el “Yacimiento Monte Hermoso 1”, “La Olla I” y “La Olla II”. En el primero de ellos (también llamado “El Pisadero”) se destaca la presencia de pisadas humanas de unos 7.000 años; y en los otros dos, huesos de animales, restos vegetales e instrumentos de piedra, todas piezas de la misma antigüedad.
Si bien se pueden visitar por cuenta propia las distintas areas de esta reserva (los guardaparques brindan información), conviene ir con un guía para poder interpretar y distinguir cada fósil mucho mejor. El circuito se inicia en el Museo de Ciencias de Monte Hermoso con una charla explicativa, la observación en imágenes de lo que luego se va a recorrer, la exposición Paleoarte en 3D (réplicas de dinosaurios en distintos tamaños y formas) y la inscripción a la visita guiada por los yacimientos. Los cupos son limitados y el precio es de $ 1.000 (adultos) y $ 700 (menores de 13 años y jubilados). El museo está en Av. Faro Recalada 243. Informes: Tel.: (02921) 482601.:
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