Durante mucho tiempo, tráileres, remolques, acoplados, batanes y casas rodantes circularon por las rutas argentinas sin ningún tipo de aprobación, verificación, ni control, tanto para su desarrollo y construcción como para su desplazamiento. El primer antecedente para intentar ordenar el tema data de 1995 cuando, tras la Ley Nacional de Tránsito 24.449, se indicó que este tipo de transportes debía llevar una chapa-patente con la misma patente del vehículo que lo arrastraba pero anteponiéndole el número 101. Esta chapa se podía confeccionar de forma casera sin ninguna otra exigencia. Podía ser de metal pero también era frecuente ver los números impresos sobre un cartón envuelto en nylon, para que no se mojara.
Sin embargo, esa medida fue más administrativa que práctica, dado que no implicó mayores exigencias para la construcción y verificación técnica de este tipo de transportes. Por aquellos años, la producción de tráileres, remolques, batanes y casas rodantes, mayoritariamente, se realizaba en talleres caseros, sin ningún tipo de habilitación ni exigencia técnica para el diseño y construcción. Sólo bastaba con la firma de algún ingeniero mecánico que, en muchos casos, no evaluaba el diseño ni realizaba cálculo estructural alguno. Con pagar los honorarios alcanzaba.
Adiós al 101
Esta situación se mantuvo hasta abril de 2018 en que, con la entrada en vigencia de las nuevas patentes Mercosur, se dio de baja la anterior 101 y se implementó una común para todos los países del bloque regional, que incluía la misma numeración del vehículo tractor pero con la leyenda TRAILER sobre una banda roja en la parte superior, tanto para los transportes nuevos como para los preexistentes. La norma entró en vigencia en noviembre del año pasado y en sus considerandos establecía que los dueños de tráileres y demás formatos debían su realizar la homologación ante el Registro de la Propiedad Automotor correspondiente e incluir la firma de “un profesional matriculado”, por lo que talleres y propietarios recurrieron a los servicios de ingenieros mecánicos.
Sin embargo, al poco tiempo las autoridades se dieron cuenta de que se había caído en la misma situación que se quería evitar: profesionales privados ponían su firma para aprobar un vehículo que, muchas veces, ni siquiera habían visto. Por esa razón, en abril último, el Ministerio de Justicia dijo que la firma de los ingenieros mecánicos no era válida y se requería la homologación por parte de un ente oficial. Así, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación, ahora es el único organismo con potestad para otorgar la habilitación correspondiente a través de una revisión en los talleres donde también se realiza la Verificación Técnica Vehicular (VTV). En un principio, la fecha límite para adecuarse a la nueva normativa es noviembre próximo pero, en virtud de la vigencia de la cuarentena, se estima que habría una prórroga equivalente a la duración del aislamiento social.
Las categorías de remolques se dividen en: 01, hasta 750 kilos con la carga incluida (en esta se encuentran los tráileres destinados al traslado de equipaje, pequeñas embarcaciones deportivas, motos, cuatriciclos o elementos de recreación familiar, remolcados por vehículos automotores de uso particular); 02, desde 750 hasta 3.500 kilos (acá entran la mayoría de las casas rodantes); 03, entre 3.500 y 10.000 kilos (carretones agrícolas); y 04, más de 10.000 kilos (semirremolques de camiones).
Detalles a considerar
La categoría de licencia de conducir que se requiere para la categoría 01 es la B2 que habilita a conducir automóviles y camionetas de hasta 3.500 kilos con un peso acoplado de hasta 750 kg o casas rodantes no motorizadas. Siempre se debe contar con el seguro correspondiente para ambos vehículos. Los remolques de la categoría 01 deben contar con paragolpes que debe abarcar todo el ancho del remolque con un alto de 100 mm, tener catadióptricos u ojos de gato, dos triángulos refractarios, luces de posición, giro y freno; un acople que no sea de fundición sino de chapa estampada, cadena de seguridad, una correcta distribución de la carga, una suspensión acorde con el peso del conjunto –esto es vehículo+carga–, y cubiertas en buenas condiciones.
Los puntos críticos de un tráiler son el acople y el eje. En muchos remolques de origen casero se utiliza una tortuga de fundición, un material que muchas veces puede esconder porosidades que en algún momento por esfuerzo, tensión o vibración colapsa y provoca la pérdida del vehículo arrastrado. Otras veces sucede que, por el contrario, al ser tan rígido en caso de vuelco del tráiler, el acople no funciona como un fusible que salta para evitar un mal mayor y arrastra en el vuelco al vehículo que lo tracciona. En el caso de los ejes, se suelen utilizar los de autos viejos, con mucha fatiga de material o con algún golpe, que terminan rompiéndose y provocando un accidente. Todo esto es lo que pretende inspeccionar la nueva VTV de tráileres.
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