La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que los -69ºC (-93,3 ºF) es la temperatura más baja jamás observada en el hemisferio norte, lo que la convierte en un nuevo récord mundial para la región. El curioso fenómeno tuvo lugar en la ciudad de Klinck, ubicada a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, en una de las partes más gruesas e inhóspitas de la Capa de Hielo de Groenlandia que cubre la mayor parte del país, entre impresionantes cañones, relieves y lagos helados de color turquesa.
Lo realmente llamativo del caso es que si bien esa temperatura récord se produjo el 22 de diciembre de 1991, recién ahora pudo ser constatada por los las autoridades del Archivo de Climas Extremos de la OMM. Es que los datos estaban guardados en una estación meteorológica automática que ya no se encuentra activa en ese lugar ya que solo funcionó 2 años a principio de la década del ‘90, como parte de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Wisconsin-Madison para registrar las condiciones meteorológicas imperantes en la parte más elevada de la isla en el marco del proyecto Manto de Hielo de Groenlandia.
Esquel amaneció con una laguna congelada
Finalizado el proyecto, en 1994 la estación fue enviada nuevamente al laboratorio para verificar su correcto funcionamiento, y, posteriormente, fue instalada en la Antártida para otra investigación, mientras que los datos de Groenlandia se archivaron y, por eso, nunca se dieron a conocer oficialmente a lo largo de estos casi 29 años.
Récord esperanzador
Alentados por este nuevo récord, los meteorólogos e historiadores del clima siguen revisando las series históricas de información para ver si dan con otros datos que puedan contener información climática importante que merezca ser analizarse y verificada. "En la era del cambio climático, gran parte de la atención se centra en los nuevos récords de calor. Este valor recién reconocido de temperatura mínima sin precedentes es un importante recordatorio de los marcados contrastes que existen en este planeta", dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Por su parte, el profesor Randall Cerveny, especialista en fenómenos meteorológicos y extremos, aseguró que esta investigación pone de relieve la capacidad de los climatólogos actuales “no solo para determinar las características de los registros climáticos modernos, sino también para ejercer en calidad de ‘detectives del clima’ y descubrir importantes registros climáticos del pasado, estableciendo así un registro climático de largo período de calidad sobre las regiones del mundo sensibles al clima".
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