Antes de comenzar a leer esta nota es fundamental recordar que la Ley Nacional de Armas y Explosivos y el Manual Registral del Renar (actual ANMaC) prohíben expresamente la fabricación, la venta y el uso de los –comúnmente– denominados silenciadores en el ámbito civil. No obstante esas normativas, cabe afirmar que la prohibición no impide conocer cómo funcionan ni que tales dispositivos sean empleados por las fuerzas armadas, de seguridad y policiales, y tal es así que muchos cuerpos de élite los utilizan en operaciones especiales cuando las circunstancias lo requieren.
Armas: cómo se fabrican los cañones
Es necesario diferenciar los silenciadores de los atenuadores de sonido y de los estabilizadores de proyectil incorporados a las armas neumáticas que funcionan con aire comprimido, PCP o anhídrido carbónico, ya que si bien esos atenuadores y estabilizadores poseen algún parecido exterior con los denominados silenciadores, no guardan con estos últimos ninguna similitud técnica ni funcional.
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En efecto, los atenuadores de sonido utilizados en armas neumáticas y de aire comprimido sólo evitan el chasquido o sonido típico que producen esas armas en ambientes cerrados o en galerías de tiro, con el objeto de no dañar la audición del tirador luego de varios disparos y en la práctica, y por razones de carácter técnico, no pueden intercambiarse a las armas de fuego.
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Primer dispositivo
Históricamente, y en forma casi simultánea con la evolución acelerada y lógica de las armas, hacia fines del Siglo XIX ya se buscaba la manera de reducir el ruido resultante de los disparos. Y es así que el propio inventor de la ametralladora que lleva su nombre, Hiram P. Maxim, desarrolla y pone en práctica un dispositivo capaz de reducir el estampido de los disparos, el que se debía colocar en la boca de los cañones y que denominó silenciador.
Realmente, ese sistema no resultó muy eficaz en la práctica, aunque en esa época muchos pistoleros y asesinos a sueldo en los Estados Unidos los usaron contra sus adversarios en ajustes de cuentas o en hechos de venganza, por lo que se convirtieron en accesorios muy populares entre la gente del hampa. A causa de esos hechos, su venta fue prohibida para la gente común, aunque como siempre sucedió durante toda la historia, los individuos que vivían fuera de la ley se las ingeniaron para fabricarlos o conseguirlos en forma ilegal.
Luego de un tiempo, estos dispositivos cayeron en desuso, pero a partir de la Segunda Guerra Mundial, y más precisamente durante la década de los años ‘60, alcanzaron su apogeo, ya que por entonces un general norteamericano –Mitchell Werbell– desarrolló y mejoró los viejos e ineficaces dispositivos a partir de pruebas realizadas en las pistolas ametralladoras M-3 (llamadas vulgarmente en inglés Grease Gun o engrasadoras) de calibre .45 ACP, que habían sido usadas en gran escala por las tropas paracaidistas norteamericanas durante la contienda.
Ese militar, con buen criterio técnico y científico, cambió el primitivo nombre de silenciador por el de reductor de ruido o sonido. Eso es correcto, ya que dichos dispositivos realmente no poseen el carácter de silenciador (en EE.UU. y otros países también se los denomina –erróneamente– supresores). Silenciar significa una ausencia total de sonido o ruido, lo cual en la práctica es imposible de conseguir. Por consiguiente, se considera que un reductor de ruido es eficaz cuando, acoplado a la boca o al cañón de un arma de fuego en el momento de producirse el disparo, el sonido o ruido resultante no puede ser escuchado más allá de un radio comprendido entre los 15 a 50 m.
Por supuesto que ello depende del arma, del calibre, de la munición utilizada y del espacio físico donde se produzca el disparo. Según la calidad, la forma y el tipo de dispositivo, el ruido se puede llegar a reducir entre 20 y 55 decibeles del producido por el estampido en boca de cañón.
Carabina semiautomática Henry Homesteader 9 mm
Cómo se mide
Para entender que son los decibeles (o db) es necesario saber que su medición proviene de una escala referida a la curva de respuesta del oído frente a la estimulación de los ruidos. Una conversación normal mide de 50 a 60 db; si aumentamos el nivel de exposición al ruido de 100 a 120 db, existirá una posible disminución o leve lesión auditiva, y más allá de los 130 a 170 db (equivalente al disparo de un fusil de grueso calibre), puede experimentarse un gran dolor y una lesión auditiva grave, incluso hasta sordera, dependiendo del tiempo de exposición, la distancia y de la ubicación física del sujeto.
¿Por qué motivos un arma de fuego no puede ser silenciada?: hay que tener en cuenta algunas circunstancias que afectan negativamente el desempeño de esos reductores. Uno de ellos es el causado por el desplazamiento de las partes mecánicas-móviles del arma y que en las pistolas semiautomáticas, por ejemplo, suponen el movimiento del conjunto corredera y cañón, o solamente de la corredera en el momento de la apertura y el cierre, al efectuarse el ciclo de carga y descarga.
Otro de los factores es el que atañe a algunas pistolas ametralladoras, donde el ciclo de carga y descarga desplaza al block de cierre, provocando ruidos provenientes del choque y del roce entre éste y otras partes metálicas del arma (FMK3, PAM, Sterling). Por esos motivos las fuerzas de élite prefieren en ciertos casos la utilización de pistolas ametralladoras que trabajan a block cerrado y de fusiles de repetición a cerrojo rotativo (tipo Máuser, Remington, CZ, Sako, y Accuracy International, etc.).
También el tipo de munición utilizada es determinante en el desempeño de un reductor de ruido, ya que si se emplean cartuchos que disparan proyectiles de gran velocidad (por encima de los 330 a 340 m/s según la presión atmosférica y la temperatura), se producirá la ruptura de la barrera del sonido como consecuencia de la onda de choque del proyectil contra la atmósfera circundante. Por ese motivo, en algunos casos se utiliza munición subsónica. Otro punto no menor es la deflagración de la pólvora. Sus gases calientes y la alta presión empujan al proyectil hacia la salida del cañón y, consecuentemente, salen fuera del reductor de sonido, por lo que resultan imposibles de detener y provocan un mínimo de ruido.
Tipos de reductores
Existen esencialmente tres modelos: A) los que se fijan en el extremo de los cañones por medio de una rosca o los que poseen un sistema similar al que se usa para el acople de algunas bayonetas, y que consisten en un desplazamiento rotativo-lineal o en una traba o seguro; estos modelos son los más conocidos y usados (H&K, Beretta, Glock, etc.) por su simplicidad, aunque su efectividad es relativa. B) los coaxiales o superpuestos, que son de fabricación más compleja que los anteriores y que se hicieron famosos con la pistola ametralladora Ingram M-10; y C) los integrados, también de difícil fabricación, pero más efectivos ya que envuelven casi en su totalidad a los tubos-cañones de las armas. En la actualidad, son empleados en gran escala y con mucho éxito por la pistola ametralladora alemana Heckler & Koch MP5 SD en sus distintas versiones, y por la británica Sterling L34 A1 (MK 5), esta última utilizada por algunas fuerzas comando especiales argentinas durante el conflicto del Atlántico Sur en 1982.
Si bien se relaciona a los reductores de sonido con la clandestinidad, estos dispositivos bien usados por las fuerzas del orden revisten suma importancia, y son imprescindibles para cualquier tropa de élite cuando se trata de luchar contra delincuentes profesionales y peligrosos como los secuestradores, las bandas organizadas, etc. Gran parte de las tropas comando internacionales más importantes del mundo están provistas de esos sistemas: SEALS, SWAT, Rangers y Delta Force, en EE.UU.; GSG -9 y KSK, en Alemania; GIGN y la Legión Extranjera, en Francia; Jadkommando, en Austria; SAS, en el Reino Unido; Spetsnaz, en Rusia; GEO, en España; y el BOPE, de la Policía Militar Brasileña, este último cuerpo de élite es reconocido mundialmente como el mejor entrenado y capacitado para actuar en ambientes reales en la lucha contra las guerrillas urbanas.
Por lo general, se cree que reducen la velocidad inicial de los proyectiles, pero esta característica se da únicamente en los denominados sistemas integrados, ya que en los demás tipos o modelos la velocidad en boca se mantiene y en algunos casos se incrementa sensiblemente. Además, y por razones obvias, la calidad de construcción del reductor y su alineación con el cañón influirán en la precisión del disparo.Desde el punto de vista pericial, es importante aclarar que el reductor de ruido no evita el vuelo ni retiene completamente los restos de deflagración de pólvora y del iniciador (antiguamente llamado fulminante), es decir los nitritos y nitratos (de bario, estroncio, plomo, antimonio, etc.), por lo que dejan los mismos rastros de pólvora que si no se usara.
Como conclusión, y a modo de síntesis, cabe expresar que estos sistemas adosables a los cañones de las armas de fuego –reiteramos: prohibidos para uso civil– intentan atrapar y retener los gases resultantes de la deflagración de la pólvora en el momento de efectuarse el disparo, con el objeto de reducir sólo parcialmente el ruido o el sonido que acompañan al proyectil en su trayectoria.
Pistola rusa silenciada
- Un dato curioso es que a principios de 1980 la Unión Soviética comenzó a fabricar para la KGB y los Spetznas, una singular pistola silenciada de pequeño tamaño.
- La denominó PSS (Pistolet Sptsialnyj Samozaryadnyj). Venía en calibre 7,62 x 42 mm.
- Resultaba interesante por su facilidad para ocultarla, ya que no poseía ni funcionaba con el clásico reductor de ruido, pero era más silenciosa que las tradicionales.
¿Qué ocurre con los revólveres?
Una duda pericial frecuente es si en un revólver puede usarse un reductor de ruido. Eso en la práctica es totalmente inútil, ya que por la misma concepción mecánica de este tipo de arma los gases (que en teoría serían atrapados parcialmente por este dispositivo en la salida del cañón) escapan en forma previa por la separación mínima que existe entre éste y las recámaras o alvéolos del tambor. Por las características de diseño y fabricación, el del revólver es un sistema que no queda sellado.
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