Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania de Hitler creó diferentes armas muy innovadoras con el fin de ganar el conflicto, aunque no todas llegaron a utilizarse como estaba previsto. Una de ellas fue el Arado Ar-234, un bombardero turborreactor que podría haber cambiado el rumbo de la guerra.
Según cuenta Robert Dorr en su artículo para The National Interest, cuando el Arado voló por primera vez sobre los cielos de Europa, la mayoría de los pilotos aliados no sabían lo que era, muchos de ellos nunca habían oído o visto un avión turborreactor.
El Ar-234 fue el primer bombardero turborreactor del mundo que entró en servicio. Era todo un símbolo de los mayores avances tecnológicos de la Alemania nazi. Su velocidad máxima era de 740 km/h, aunque algunas versiones llegaron a volar hasta los 900 km/h.
Los problemas del Ar-234
Más allá de todas sus virtudes, la aeronave desde el primer día tuvo problemas con el desarrollo de sus motores. Diferentes problemas y retrasos llevaron a los mismos se instalaron en el bombardero recién en 1943.
El primer prototipo despegó en junio de 1943 y para septiembre de ese año ya había 4 unidades en total volando, aunque las fallas estaban presentes, incluso uno de los primeros modelos se terminó estrellando.
Aun así, su rendimiento fue extraordinario. Incluso fue el primer avión turborreactor empleado en una misión de reconocimiento al sobrevolar las playas de Normandía en agosto de 1944.
Entre todas sus versiones, fueron fabricadas 224 unidades del Ar-234, algunas de las cuales incluso tenían cuatro motores de distintas configuraciones.
Más allá de sus virtudes, son varios los expertos que debaten sobre su importancia en el desarrollo del conflicto. Algunos creen que si no fuera por el retraso en el desarrollo de los motores Jumo 004 cientos de unidades de los Ar-234 hubieran alzado vuelo antes de los combates en Ardenas. De tal modo, podrían haber aplazado la victoria de los Aliados.
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