Revólver Colt Walker 1847: de los Texas Rangers a una subasta de 7 dígitos

Para entender el origen del revólver tengo que mencionar que el señor Gabriel Macías Galindo, de nacionalidad mexicana, después de mucho investigar y buscar (sin éxito) varios especialistas en armas e historia militar, me contactó a través de la revista Weekend por medio de su editor general, a los fines de poder analizar, verificar su autenticidad y certificar formalmente un revólver de su propiedad que le dejó su padre (ya fallecido) como regalo. Su idea es presentarlo próximamente en la casa de subastas (especializada en remates de armas de colección de gran calidad) Rock Island Auction Collector Firearms, ubicada en el Estado de Texas, EE.UU.

Históricamente, este modelo fue proyectado y usado en las batallas y guerras que se sucedieron entre México y los Estados Unidos de América entre los años 1847 y 1848. Durante varias batallas anteriores a esta fecha, el ejército norteamericano había utilizado con éxito relativo los primeros revólveres de la marca Colt modelo Paterson, en reemplazo de otras armas cortas de fuego que eran realmente inoperables, poco prácticas y obsoletas en el campo de batalla.

Estos revólveres Colt Paterson contaban con la ventaja técnica y práctica de poseer un tambor giratorio de varias recámaras que permitía efectuar varios disparos sucesivos antes de recargarlo nuevamente. Recordemos que la carga era en realidad de avancarga, es decir que se introducía la pólvora en cada alvéolo por la parte delantera y sobre ella una munición de plomo. Finalmente, en la parte posterior de cada uno de esos alvéolos (chimenea) se ubicaba la cápsula iniciadora.

 Aun así, no eran del todo prácticos al no poder cargarlos y recargarlos de manera rápida, por lo cual el capitán Walker, que estaba al mando del batallón especial de los Texas Rangers, observó este inconveniente y le sugirió a Samuel Colt –en 1846– que efectuara un rediseño del revólver. Tal es así que el futuro modelo tendría mejoras técnicas relativas a su largo de cañón, su sistema de carga, de percusión y sería de mayor calibre, lo cual lo convertiría en el mejor y más potente revólver de la época. Denominado Colt modelo Walker 1847 en calibre .44: hasta el día de hoy una de las armas más codiciadas entre los coleccionistas debido, entre otras cosas, a los escasos ejemplares que aún sobreviven y han participado activamente en las guerras antes mencionadas, como es el caso puntual y propio  de este raro ejemplar propiedad de Galindo.

Cómo es el rediseño

El nuevo revólver, que comenzó a proyectarse en 1846, contaba con un tambor con recámaras de mayor longitud, lo cual le permitía aumentar la carga de pólvora y –consecuentemente– la potencia, la velocidad y la energía que entregaba el novedoso proyectil de calibre .44. No obstante, las recámaras de algunos ejemplares acababan explotando debido, tal vez, al exceso de la carga de pólvora y a la presión que se ejercía al introducir el proyectil de manera forzada, sumado al material de construcción de dichas recámaras que, se cree, eran fabricadas en hierro forjado o acero con muy bajo porcentaje de carbono, sin tratamientos térmicos adecuados, es decir sin templado ni revenido. 

De acuerdo a esta circunstancia y teniendo en cuenta el lugar donde se fabricaron estos revólveres Colt Walker, la industria armera y metalúrgica de los Estados Unidos de esa época recién comenzaba y no estaba desarrollada técnicamente de la misma forma que en Europa, como es el caso de las armas fabricadas en Inglaterra, tanto en lo que se refiere a los metales y sus aleaciones, como también a los tratamientos térmicos o termoquímicos que se les practicaban para mejorar sus prestaciones mecánicas.

Certificación del modelo

En primer lugar, puedo decir que el revólver que llegó a mis manos se corresponde con un Colt modelo Walker 1847, que fue usado en territorio mexicano y que, muy posiblemente, participó en algunas de las guerras o batallas cercanas al lugar donde fue hallado por un amigo del señor Gutiérrez, quien se lo vendió al padre del actual legítimo propietario.

Después de examinarlo detenidamente, y de acuerdo al número de serie y a toda la información técnica e histórica que me fue aportada, pude observar varias características importantes y relevantes que indicarían que estaba en presencia de un ejemplar auténtico, que además participó efectivamente en el campo de batalla y que fue usado seguramente por algún oficial líder del ejército norteamericano perteneciente a las filas de los Texas Rangers, como pueden ser los coroneles John Salmon Ford, Willam A. Walace Bigfoot o, incluso, el propio capitán Samuel Hamilton Walker, dado que este ejemplar perteneció a una escasa y última  serie especial denominada y marcada por método de compresión con la letra “D”  y número “36” en la base del guardamontes. 

 
Es importante aclarar que, como perito experto en armas y de parte contratado por Galindo, y con el objetivo profesional e imparcial concreto de “certificar y autenticar la originalidad” de dicho revólver, he recopilado y analizado aspectos históricos como hechos, lugares, personas, batallas y otros datos técnicos relativos al área de la metalurgia, la ingeniería de armamentos, la balística, la metrología, la física y la química, etcétera.

En este caso específico, quiero resaltar que el Walker 1847 en cuestión se hizo acreedor al primer informe técnico, y a la primera certificación histórica y científica realizada en un país latinoamericano (Argentina), de un arma de origen norteamericano. Un arma que puede alcanzar una cotización monetaria cercana a los seis o siete dígitos en dólares en una subasta internacional, lo cual lo convierte en un ejemplar único y de incalculable valor histórico.