Ayer, 21 de mayo de 2023, a las 7:35 la empresa Aerolíneas Argentinas tenía que operar el vuelo 1304 hacia Miami, Estados Unidos, desde el aeropuerto Ministro Pistarini, pero tuvo que suspenderlo debido a una supuesta denuncia anónima de amenaza de bomba dentro de la aeronave, con lo cual fue alertada la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) para intervenir con su Grupo Especial de Control de Explosivos y Armas Especiales GEDEX y su equipo Cinotécnico de (canes y operadores).
Debemos tener claro que una amenaza de bomba significa un acto de sabotaje que puede originarse a partir de una broma o, en otros casos, para causar alarma, miedo y terror, y así obligar a las personas a que abandonen el lugar donde podría hallarse algún artefacto explosivo. La finalidad: interrumpir la rutina o bien perjudicar u obtener algún tipo de beneficio directo o indirecto de la empresa que resulta blanco de este tipo de situaciones.
No obstante, todo tipo de amenazas debe tomarse en serio, y partir de lo que le fue informado al operador de turno que recibió la denuncia se intenta obtener la mayor cantidad de datos, sean genéricos o específicos y detallados, a fin de evaluar la probabilidad real o falsa de dicho sabotaje.
Es importante saber que los artefactos explosivos pueden ocultarse casi en cualquier lado, por lo cual debemos ser cuidadosos y no tocar nada que resulte sospechoso o inusual, por lo tanto, y en el caso de un avión, podrán observar esta circunstancia los pilotos, azafatas, comisarios de a bordo, y los técnicos en conjunto con los operadores o el personal policial o militar capacitado. Nosotros no debemos hacer absolutamente nada más que movernos a un lugar libre de peligros.
Para hacer una búsqueda o un barrido seguro del lugar en cuestión, generalmente se usan perros entrenados en el olfato, con el acompañamiento de sus respectivos instructores, pero también pueden utilizarse dispositivos especiales, como los detectores de vapores explosivos portátiles (el GVD4 de la compañía SMITHS, por ejemplo), que a partir de un software previamente cargado pueden identificar el tipo y composición de explosivo hallado. En forma conjunta puede emplearse, además, algún tipo de escáner de rayos X.
A fin de colaborar con la detección, muchas empresas dedicadas a la fabricación industrial de distintos explosivos les agregan ciertos elementos químicos identificables, denominados “marcadores”.
Para concluir, si realmente se confirma el hallazgo de algún recipiente, valija, maletín u otra cosa que resulte inusual o fuera de lugar que contenga algo potencialmente explosivo, se evaluará la intervención directa de un operador y un robot, como lo es el famoso “ANDROS”, para retirar del lugar dicho artefacto y trasladarlo en una esfera de acero especial, para luego ser detonado dentro o, en su defecto hacerlo en un lugar seguro, a partir de un cañón lanzador de agua a presión denominado “Disruptor”.
Por Darío Raúl Chiviló: perito forense y en sistemas pirotécnicos y explosivos. Experto en armamento.
Instagram: @blackscorpioninternational
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