Tuesday 23 de April de 2024
4X4 | 24-01-2021 08:00

Torres del Paine: una aventura entre hielos

Los maravillosos paisajes de la Patagonia profunda circundan las rutas. Navegación en gomones entre témpanos azul cielo hasta las aguas del océano Pacífico.
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Como parte de nuestro periplo en caravana de más de 8.000 km por la Patagonia argentina y chilena, partimos de El Calafate y tomamos la Ruta 40 hacia el sur. Al comienzo discurre entre suaves morros y, a pocos kilómetros, llegamos a la Bajada Migues que, como un tobogán natural, actúa de punto panorámico. Unos kilómetros más adelante, poco antes de llegar al cruce con la RP 5, la chatura se ve abruptamente interrumpida con la aparición de unas afiladas cuchillas que sobresalen del suelo apuntando al cielo. Es la geoforma conocida como El Tobogán. Hacia el oeste, la cordillera con sus picos nevados nos acompaña en forma continua, acercándose de a poco, ratificando así nuestro rumbo.

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Siguen tramos de largas rectas, con suaves y leves ondulaciones de piso firme, pero con una superficie de pequeño pedregullo. Debemos tener cuidado y mantener la distancia entre vehículos para evitar la rotura de algún parabrisas. Las pequeñas piedras picotean incansablemente los bajos de las camionetas, casi un proceso de arenado natural. Al mirar por el espejo retrovisor, era posible advertir cómo algunas salían despedidas hacia atrás por las cubiertas, finalizando su salto al vacío con pequeños rebotes en la superficie del sendero.
En general, el camino transcurre en un paisaje típicamente sureño, con avistamientos ocasionales de majadas inmensas de ovejas que pastan mansamente o de algunos guanacos que nos observan con curiosidad y emprenden rápidas carreras al acercarnos. El terreno apenas está cubierto por una delgada capa amarillenta de duros pastos azotados por los vientos. El uso de la 4x4 es ideal para poder mantener la línea y trayectoria en este piso de ripio. Es simple, la cola del vehículo tiende a deslizarse hacia alguno de los lados.
Tras poco más de 200 km de recorrido, llegamos al control de Paso Río Don Guillermo, o Cancha Carrera como se lo conoce por la estancia y su casco cercano al camino, es no más que eso: el casco, un caserío y el puesto de control.  

Parque Torres del Paine

Hacemos los tramites de registro y accedemos al predio. Nomás entrar, parece que ingresamos a las páginas de un libro de fotografías de paisajes, pero en vivo y con nosotros metidos en él. Es como un cuento fantástico. Comenzamos bordeando por el Este el lago Sarmiento, mientras vemos cómo los tres picos distintivos del parque se vuelven visibles. Las nubes parecen huir de sus picos afilados. Hermoso. Damos la voz de alto por la radio y nos detenemos, casi abruptamente por la sorpresa. No solo algunos guanacos parecen posar para las fotos: una familia de pumas también quiere ser protagonista y se deja fotografiar mientras nos observa desde un cerro. Así llegamos a la laguna Amarga, con su típico color turquesa y desde la cual se pueden sacar hermosas fotos del macizo y su reflejo. Las vistas y posibilidades son tantas, que decidimos darles libertad a los miembros de la caravana para que disfruten del resto de la tarde a su modo, llegando a los diferentes puntos del parque y miradores. Convocándolos para que regresen al atardecer a nuestro lugar de descanso. También diferente y sorprendente.

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Lo antiguo y lo moderno se mezclan y catalizan con el entorno, con calidad inusual. El glamping, como ya saben, es una especie de combinación de vivir la experiencia del turismo al aire libre, como el camping, pero con las comodidades de un hotel de lujo. Aquí se recurre a la forma de Yurts, carpas-vivenda típicas de los mongoles. Se enclavan en un faldeo al borde del lago Toro y brindan hermosas vistas desde todas sus ventanas, incluso el baño. Una suerte de red de pasarelas de madera va llevando a cada lugar de descanso a los visitantes desde un imponente salón comedor y recepción con inmensos ventanales. Vistas desde la distancia, las tiendas se integran perfectamente al paisaje.  

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Navegación por el Grey

El sol ingresa por la pequeña cúpula central de la carpa; el lago Sarmiento que parece asomarse al interior desde el ventanal. Desayunamos y nos montamos en las camionetas. Salimos con tiempo a nuestro compromiso: navegar por el lago Grey hasta su masa de hielo milenaria. Son 35 km de paisaje bordeando el espejo y siempre con las preciosas torres como telón de fondo. Al llegar, lo hacemos justo a tiempo para disfrutar un rico salmón. Satisfechos, caminamos por una senda bordeando el bosque mientras a nuestra derecha se abre una inmensa playa que desciende unos cientos de metros hasta las aguas. Enormes bloques de hielo, témpanos de profundo color azul yacen encallados o en las proximidades de la costa. Subimos en varios grupos a los botes que nos llevan a la embarcación. Esta se hamaca bastante por el viento que la azota.
Algunos, pese al frío, optan por ir en la terraza exterior del barco para poder captar cada momento de la travesía marítima y vale bien la pena. Luego de ir navegando, bordeando témpanos de todas las formas imaginables y de belleza inaudita, finalmente llegamos a la base de la pared de hielo del glaciar, lamida continuamente por las aguas del lago. Cada tanto, una explosión advierte de la caída de un bloque de hielo. ¡Festejamos!, brindando con una copa engalanada con hielo del glaciar. Luego de la experiencia, las camionetas están aguardándonos para llevarnos nuevamente a nuestros Yurts.

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Al Pacífico rápido y furioso

Mientras unos optan por un día para recuperar fuerzas recorriendo a ritmo lento el parque, otros elegimos embarcarnos nuevamente para llegar navegando en gomones por el río Serrano hasta el glaciar del mismo nombre. Es un brazo de aguas del Océano Pacífico que se adentra por los fiordos hasta allí. Para llegar al punto de partida de la excursión, salimos a la ruta; el recorrido, como no puede ser de otra manera, es bellísimo a cada paso. Lago, montañas, animales salvajes, aves como cóndores y águilas moras y flamencos hacen más que entretenida la vista.
Dejamos la Ruta Y-290 y tomamos un camino que nos hace esquivar riachos, aguadas, cortes y pozos, que disfrutamos manejando nuestros vehículos. Después de todo, para esto fueron hechos. Llegamos al Mirador del río Serrano. Imposible describir el entorno: ríos, lagos, caseríos de techos rojos y las torres como agente aglutinante de tamaña belleza, ubicadas en el centro de la escena. Hasta las nubes parecen rendirle pleitesía. Nos alejamos del mirador descendiendo hacia el conjunto de casas; es Puerto Chaitén. En una de ellas nos esperan los guías locales. Un pisco sour se materializa en cada mano para entrar en calor. Luego una suculenta sopa y cordero con papas hacen el resto. Al terminar, a algunos les cuesta bastante ponerse los trajes térmicos enterizos. Las chanzas van y vienen. Son gruesos y herméticos, posibilitando la sobrevida en caso de caer en aguas heladas.

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Hecho esto, estamos en condiciones de subir a los botes. Los poderosos motores de los gomones los impulsan con gran fuerza y nos deslizamos por las aguas transparentes y calmas del río observando el paisaje. A los 2 km llegamos a la unión con una masa turquesa de agua: es la desembocadura del deshielo del glaciar Grey y allí la navegación se ve un poco más agitada. Nos dirigimos hacia río Donoso, sector El Salto, un accidente geográfico que imposibilita la navegación, por lo que desembarcamos y comenzamos una caminata de cinco minutos bajo una hermosa arboleda, en parte dificultada por los gruesos trajes. Cuando llegamos al mirador del cerro Donoso, descubrimos que allí podemos observar el salto del río Serrano. Descendemos por una pequeña senda boscosa y embarcamos nuevamente en los Zodiac para continuar la navegación hasta Almonte Balmaceda.

Campo de Hielo Sur

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Durante el trayecto, los gomones aminoran la velocidad y nos detenemos para disfrutar de una vista hermosa y privilegiada al glaciar Tyndall, que forma parte del extenso Campo de Hielo Sur. A partir de allí, la navegación se torna más movida al chocar las aguas del deshielo contra las que pretenden ingresar desde el océano. El agua helada salta y salpica con fuerza, pega y se siente en las mínimas partes descubiertas del cuerpo. Finalmente arribamos a Puerto Toro, dentro del Parque Nacional Bernardo O´Higgins. Descendemos y realizamos una caminata hasta la base del glaciar, bordeando el lago que lo precede. En él, pequeños témpanos flotan a la deriva.  
Cuando llegamos al pie de la masa helada, unas cuantas fotos pretenden inmortalizar el momento. Luego de disfrutar un largo rato de la vista, emprendemos el viaje de regreso, otra vez en medio de las sacudidas y los saltos de agua. No podemos dejar de agradecer la experiencia vivida. Aún a sabiendas de que más paisajes y experiencias maravillosas nos esperan.

Campo de Hielo Continental Patagónico

  • Es la tercera gran extensión de hielos continentales, detrás de la Antártida y Groenlandia; la mayor de todas las continentales no polares y con acceso terrestre.
  • Recibe el nombre de Hielo Continental Patagónico en la Argentina y Campo de Hielo Sur, en Chile.
  • Se extiende de norte a sur por 350 km.
  • Tiene una extensión de 16.800 km², de los cuales el 85 % pertenece a Chile y un 15 % a la Argentina.
  • Se desprenden de 49 glaciares, entre ellos Upsala (902 km²), Viedma (978 km²) y Perito Moreno (258 km²), en Argentina; y en Chile, Jorge Montt, Pío XI (el mayor del Hemisferio Sur fuera de la Antártida, con 1265 km²), O’Higgins, Bernardo, Tyndall, y Grey.
  • Gran parte de su extensión se encuentra protegida por diferentes parques nacionales: Bernardo O’Higgins y Torres del Paine en Chile y Los Glaciares en nuestro país.

Mapa de la zona

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    1    Puesto Fronterizo    51°15’20.29”S 72°14’9.79”O

    2    Control Ingreso Parque   50°59’1.92”S 72°40’10.86”O

    3    Patagonia Camp    51°16’56.96”S 72°50’26.75”O

    4    Emb. Glaciar Grey     51° 6’54.44”S 73° 7’52.69”O

    5    Mirador Río Serrano     51°13’55.96”S 72°58’5.87”O

 

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Marcelo Lusianzoff

Marcelo Lusianzoff

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