Pronto parece que podremos volver a disfrutar de las rutas, dentro de la nueva normalidad, y así ir tras otros paisajes y aventuras a bordo de nuestros vehículos 4x4. Si el cielo hace caso a tantas oraciones, las lluvias llegarán y nos podremos encontrar en nuestro periplo con algunos vados o ríos con más caudal que el habitual. Como todos sabemos, nuestros vehículos vienen preparados para superar una altura específica de agua. Se la denomina “altura de vadeo” y tiene en cuenta varios factores del diseño, entre ellos, la altura en donde se encuentra la toma de aire del filtro respectivo. Superar esa medida en casi el total de los casos significa firmar la sentencia de muerte de nuestro motor.
Preparación
En los vehículos modernos, la capacidad de vadeo de fábrica puede llegar hasta sobrados 80 cm de altura, más que suficientes para situaciones normales, pero que sin dudas no alcanza en las situaciones límites que acostumbramos a ver en travesías 4x4. Esto se puede superar con la colocación de un snorkel, el cual hará que nuestra camioneta respire con normalidad al superar la altura de vadeo fijada de fábrica, ya que por lo general la toma se coloca a la altura del techo del vehículo.
En el mercado se suelen conseguir de varias calidades, específicas para cada marca y modelo. Por supuesto, muchos se animan hasta a hacer su propia cañería. Sepamos que de la completa estanqueidad del sistema dependerá la salubridad del motor. Su colocación en casi la totalidad de los casos presume agujerear uno de los guardabarros delanteros, por lo que al momento del recambio del vehículo, para algunos puede ser un agregado de valor y, para otros, un daño que lo menoscabe. Por ello debemos evaluar muy bien su equipamiento.
Por supuesto, como con los elementos de rescate, su uso en el momento preciso de necesidad, aunque sea en una sola ocasión, justifica su compra. Pero no debemos quedarnos solo con esto, ya que su instalación debe ser acompañada de una revisión y adecuación de la parte eléctrica y de los respiraderos de los trenes de tracción.
Si asiduamente cruzamos ríos o sectores anegados, no está de más chequear el nivel y condiciones del lubricante de los trenes de tracción. Por supuesto, hacer su cambio al más mínimo indicio de ingreso de agua, ya que eso disminuye dramáticamente el poder lubricante, lo que daña o desgasta prematuramente los rodamientos y todos los elementos mecánicos, como corona, piñones, satélites, etc. Por eso es necesario cada tanto revisar los fluidos, sino corremos el riesgo de provocar grandes daños a la técnica, y ni hablar si hemos modificado el sistema de luces o agregado algo al eléctrico.
Acción
No es suficiente tener una buena altura de vadeo. Los usuarios primerizos deben tener en cuenta que un vehículo 4x4, si bien tiene ventajas sobre otros de simple tracción, no es infalible ni con capacidades ilimitadas. Por otro lado, sus bondades estarán aumentadas, condicionadas o, mejor dicho, serán menos o más aprovechadas según la experiencia, el conocimiento y la habilidad de quien la conduzca. Es importante conocer todas las características del vehículo, sus capacidades y limitaciones en estas situaciones. También las propias, e ir aumentando la dificultad de nuestras travesías o superación de obstáculos gradualmente. Ahora, vamos al agua...
Algunos tips para vadear
Para ingresar en el agua sin poner en riesgo nuestra seguridad, necesitamos usar toda la concentración y tener en cuenta los siguientes consejos:
> Conectar la doble tracción: de esta manera tendremos más agarre y el vehículo avanzará con mayor seguridad.
> Bajarse del vehículo para estudiar y analizar el terreno antes de cruzarlo. Al tener que pasar por un curso o cuerpo de agua, es difícil suponer su profundidad. Observar remolinos o saltos de agua que presupongan hondonadas o la existencia de piedras ocultas de gran tamaño.
> Estudiar si la corriente permite el paso y no tiene la capacidad suficiente de arrastrarnos. En el caso de que la corriente sea extrema o el curso muy profundo por causa de lluvias recientes, abstenerse de cruzar o esperar algunas horas, para que pase la máxima creciente. Es preferible perder unas horas, que perder el vehículo o incluso la vida. No debemos demostrar nada a nadie, la travesía la hacemos porque nos gusta.
> Si nuestro acompañante se anima, puede arremangarse e ir delante del vehículo para buscar el mejor trayecto, sobre todo en cursos de ríos muy anchos. De esta manera, con su guía, podremos evitar pozos, rocas, troncos u otros elementos que sean difíciles de ver desde el vehículo. Esta acción debe realizarse sólo en caso de que la fuerza de la corriente lo permita, y siempre se hace munido de un bastón o palo para verificar la profundidad. No está de más que quien lo haga, por razones de seguridad, vaya atado con una cuerda.
> Fijar la vista en la salida. Si el trayecto es recto y atraviesa un río, fijaremos la vista en el vado de salida y no en el agua que corre, de lo contrario corremos el riesgo de desviarnos del curso del agua.
> Según la altura del río, será necesario encender, o no, los limpiaparabrisas.
> Nunca detenerse. Una vez que estemos cruzando, debemos mantener una velocidad constante, en primera o segunda marcha, para lograr un poco más de velocidad según la fuerza del agua a vencer. No frenar el vehículo hasta haber cruzado, porque corremos el riesgo de ser arrastrados.
> En el caso de pisos arenosos, evitar los giros cerrados y tratar de llevar un trayecto suave.
> Al salir del agua, secar los frenos accionándolos en forma repetida para evitar sorpresas más adelante.
> Es necesario tener un acabado conocimiento de nuestro vehículo antes de aventurarnos a vadear. Al comienzo, hacerlo en lugares conocidos o de poca profundidad; en estos casos, es mejor siempre ir acompañado de otros con mayor experiencia y observar su paso antes de intentar el nuestro. Esto nos dará certeza y mostrará los lugares más profundos o, por el contrario, los adecuados para el paso. Luego, ya será hora de confiar en nuestra propia experiencia.
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