Entrar en la Villa San José de El Nihuil es como ingresar en otra dimensión. Lo primero que vemos es la Garganta del Diablo (hoy seca), donde el paso del agua por las piedras formó profundos cañadones al costado de la ruta. Y, acto seguido, tras una de las curvas de la ruta provincial 180, el esqueleto de una edificación abandonada: Carbometal, la primera fábrica de carburo de calcio de la Argentina, fundada por el ingeniero Florencio Casale en 1949. Alrededor de su trabajo se ordenaba la economía local, ya que sus dos hornos producían unas 35.000 toneladas de materia prima por turno, la que se exportaba a Brasil, Israel, Australia, Italia y Nueva Zelanda para las industrias metalúrgica y siderúrgica. Sin embargo, en 1997 la empresa registró el cierre definitivo, tras un atisbo en 1992 y un relanzamiento en 2014 que duró pocos meses.
El bulevar asfaltado por el que continúa la traza es la avenida principal de las aproximadamente 30 manzanas que componen la localidad. Ventanas sin rejas, gente sentada en la vereda, chicos jugando en las calles de tierra y saludos sin apuro casi rubrican a El Nihuil como un pueblo slow. Allí pasaríamos nuestros próximos días. La travesía de Mainumby4x4 proponía tres jornadas de plena acción off road sobre diferentes terrenos: piedra, arena y arcilla. Así que temprano, tras el desayuno en el hotel donde estábamos alojados, partimos hacia el cerro El Nihuil, de casi 1.600 m de altura. Primera de baja y a trepar por un largo camino arenoso hasta las antenas que coronan la cumbre, y que sirven de referencia para –desde abajo– orientarse cuando se transita por las dunas.
No es frecuente ver camionetas acá arriba, sin embargo, resulta un punto panorámico que permite interpretar la inmensidad en toda su dimensión. Fotos, un retoque de aire a los neumáticos para dejarlos en 25 libras y a descender por un largo camino recto hacia la Cuesta de los Terneros.
En busca del oro negro por Cuesta de los Terneros
El primer tramo de esta segunda parte fue sobre un terraplén de vías abandonadas de un ramal de tren que en su momento de esplendor conectaba la estación Pedro Vargas con la de Malargüe, pero que –como muchos– en la década del 90 cerró. El “camino del oro negro”, como se llegó a bautizar este ramal que ayudó a paliar la falta de combustible durante la Segunda Guerra Mundial, dejó en el olvido 12 estaciones, unos 180 km de rieles, centenas de durmientes y miles de metros de cables de cobre de las líneas de telégrafo que, ante la falta de controles, comenzaron a ser saqueados.
Por el oscuro túnel de 166 m de largo y 4 de ancho que atraviesa la Cuesta de los Terneros no solo pasó petróleo, sino también minería y pasaríamos nosotros. Allá por 1944, la creación de este ramal fue tan necesaria que la obra completa se realizó en apenas 7 meses. ¡Increíble! De aquel esplendor solo queda sabor a aventura y un hediondo olor a excremento de murciélago que emana de las paredes de roca viva de esta cueva horadada en la montaña hace 78 años.
El cauce apenas húmedo de un oportuno arroyo fue el escenario perfecto para desplegar un restaurante en medio de la mismísima nada. Alrededor, paisaje prístino, de esos que solo pocos tienen la posibilidad de descubrir y disfrutar. No son viajes tradicionales de agencia. Tampoco lo fueron los bifes de chorizo asados en las parrillas portátiles Cobb, acompañados por papas al horno, y por una previa de salame, queso, berenjenas y pan casero. Como remate, postre vigilante antes de levantar campamento y seguir trepando por las piedras hacia el mirador San Francisco de Asís. El almuerzo caliente en travesía es un sello distintivo de la empresa, y quedó refrendado las dos siguientes jornadas con chivito al horno de barro en un puesto cordillerano, y matambre de cerdo de autor con batatas y cebollas caramelizadas, nuevamente en las Cobb.
Dunas del Nihuil
Es el desierto más famoso de la Argentina y está escondido en Mendoza. Tiene unos 300 km2 de extensión, y lomas y ollas de hasta 200 m que cambian de forma según los caprichos del viento y que invitan a vivir una experiencia única en vehículos doble tracción, siempre junto a guías especializados, porque encajarse es tan sencillo como destalonar, y perderse tan complicado como encontrar sombra. Por eso nunca hay que ir solo.
Por esta versión argentina del Sahara pasaron varias ediciones del Rally Dakar y del Desafío Ruta 40. La aventura es apta para toda la familia y conjuga el oxímoron perfecto: adrenalínica calma. Allí estábamos nosotros, atesorando una nueva experiencia de conducción, siguiendo atentamente las instrucciones por radio VHF, jugando a ser pilotos en un mar de arena volcánica.
¿Cómo se maneja en las dunas?
Verónica Romaña, líder de la organización y de esta caravana, aportó los siguientes tips: “Antes de entrar en la arena, bajar la presión de los neumáticos a 15 libras y realizar maniobras suaves para no destalonar; todos los ocupantes del vehículo deben llevar colocado el cinturón de seguridad; la posición de manejo es con los brazos a 90º, y las manos a las ‘10 y 10’ en el volante sin enganchar los pulgares en los rayos; es conveniente circular con las ventanillas cerradas para que no entre arena y el aire acondicionado apagado; seleccionar tracción doble alta (4H) en los vehículos nafteros o diésel con turbo, y doble baja (4L) en los diésel sin turbo o nafteros de poca potencia; una vez en marcha, mantener el régimen de RPM en niveles altos: vehículos diésel, entre 2.500 y 3.500 vueltas; nafteros, entre 3.500 y 4.500, aproximadamente; si el vehículo tiene control de tracción, desactivarlo; siempre saber hacia adónde apuntan las ruedas; tanto en subida como en bajada, encarar los médanos de frente, nunca de costado ni en diagonal. Finalmente: si no llegamos arriba, dar marcha atrás por la misma huella y retomar el camino con mayor inercia. ¡Jamás girar en redondo! Importantísimo: si empezamos a quedar de costado en la ladera de una duna, nunca enderezar para retomar la subida, porque podríamos volcar. La maniobra correcta es girar las ruedas en dirección a la pendiente y encarar en línea recta hacia abajo”.
Detrás del río Atuel
El pequeño Gran Cañón del Colorado fue la sorpresa que quedó para el último día. Había estado varias veces en Mendoza, pero nunca visto este lugar, ni siquiera en fotos. Geográficamente se ubica paralelo al cañón del Atuel, pero no se accede por la tradicional RP 173, sino por un camino de tierra de varios kilómetros que parte desde El Nihuil. Pisamos arcilla formada hace millones de años. Transitamos entre formas caprichosas producto de la erosión del viento y el agua. Nos sorprendemos con los colores intensos de las rocas: rojizos por el hierro, amarillos por el azufre, verdes por el cobre y blancos por el calcio. Trabajamos en equipo para esquivar obstáculos, sortear planos inclinados en subida y en bajada...
Mate y merienda en mano disfrutamos la puesta del sol en un lugar que estamos convencidos de haber descubierto, porque Google casi que ni lo menciona. Las expectativas de cada uno de nosotros estaban cumplidas. Y las de Mainumby4x4, también, porque –según comentó su directora– cerró el 2022 con 5 estrellas en las reseñas de Google, 9 travesías realizadas y un prometedor calendario para este año. Parafraseando a Nelson Mandela, agregó: “Siempre parece imposible, hasta que se hace”.
Travesía organizada por: Mainumby4x4, WhatsApp: 11 6036 1111, [email protected]. Instagram y Facebook: @mainumby4x4. Todas las travesías son multinivel con aprendizaje en el terreno; incluyen alojamiento y gastronomía full, y son aptas para toda la familia. Próximas salidas: Expedición al Fin del Mundo, Tierra del Fuego, abril 2023; Tierra de los Comechingones, Córdoba, mayo 2023; Cordillera al límite, San Juan, junio 2023; y Nieves de la Ruta 40, Neuquén, julio 2023.
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