Friday 19 de April de 2024
TURISMO | 30-10-2021 19:00

Ruta de la Fe de Tucumán, una propuesta que une la historia con la religión

Una propuesta en suelo tucumano para renovar la esperanza, donde nace la veneración por la Virgen de La Merced y donde se conmemora el triunfo en la Batalla de Tucumán.
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Cuenta la historia que cuando el General Manuel Belgrano, en 1812, “desobedeció las órdenes de Buenos Aires y resolvió enfrentar a los invasores españoles, llegó a Tucumán, reunió a la población que ni siquiera sabía manejar armas, y pasó varias horas frente a la imagen de la Virgen de La Merced para pedirle que interceda en la batalla”, detalla el coordinador de Turismo Religioso, del Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT), Gustavo Maccio, quien además integra la Comisión Argentina de Turismo Religioso (CATR).

“En pleno campo de batalla, sucede un hecho que trasciende como milagro. Es la invasión de langostas que cubrió a los invasores, obstaculizando así la visión de los españoles. Y fue entonces cuando el Ejército del Norte, que conducía Belgrano, expulsó a los realistas a las órdenes de Pío Tristán”, sintetiza Maccio y añade que a partir de allí, Belgrano le atribuye a la Virgen haber intercedido en la batalla, y cuando regresa de luchar, en medio de la procesión, se acerca a la imagen de la Virgen de la Merced, le entrega el Bastón de Mando, y la nombra Generala del Ejército Norte.

Para quienes gustan de bucear en la historia, Maccio destaca que la actual Plaza Manuel Belgrano de la capital tucumana, donde hoy está el Hospital de Niños, fue el verdadero y original campo de la Batalla de Tucumán. Además, le llamaban “La Ciudadela” o “Campo de las Carreras” porque era un campo donde se corrían carreras cuadreras, desafíos de destreza criolla que en aquel entonces se corrían entre dos o más jinetes, durante una cuadra -unos 129 metros, unidad de medida durante la época colonial-.

Este territorio tucumano, durante los años de lucha por la Independencia, lo que se conoce hoy como provincia, pertenecía en aquel momento al Norte Grande que abarcaba también parte de los actuales provinciales de La Rioja, Córdoba, Catamarca, Salta, Santiago del Estero y Jujuy, que conformaron una región donde las historias religiosas se tallan desde el siglo XVI, con la llegada de los españoles y las distintas órdenes religiosas entre otras, los Jesuitas, Domínicos, Franciscanos, para evangelizar.

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Hay historias en cada paso por Tucumán”, dice Gustavo Maccio, quien se encuentra por estos días en “Lules”, una de las ciudades del Circuito Sur de Tucumán, donde también hay sitios históricos religiosos como San José de Lules, donde se estableció la reducción de los indios Lules, fundada por la compañía de Jesús en 1670 y donde funcionó una escuela y se cultivó por primera vez la caña de azúcar.

El santuario de la Virgen del Valle, en la localidad de La Reducción, convoca a miles de fieles cuando se acerca el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de la Virgen, en tiempos sin pandemia, mientras que la Iglesia Nuestra Señora de La Merced, que data del siglo XIX y está ubicada en Villa de Medinas, alberga la imagen más antigua de la Virgen de la Merced, esculpida y tallada en madera semi dura, con una lámina de oro que data del año 1600. Cada 15 de julio, se conmemora la coronación de la Virgen y se congregan los fieles para renovar los votos de Fe, y cada 24 de septiembre, el Día de la Virgen de la Merced, también es una fecha que une a los feligreses.

Hay que recordar que la primera ciudad capital fue fundada en 1565, en el emplazamiento de Ibatín, donde hoy se encuentra Monteros, otra de las localidades de este recorrido por el Sur tucumano, donde las tierras fueron entregadas como medio de pago al capitán Espinoza, devoto de la Virgen de Rosario, y en su honor construyó la capilla de adobe y paja. Allí, en 1719, durante tres días, la imagen sudó mojando sus vestiduras, episodio que se consideró como un Milagro de la Virgen.

En cada rincón tucumano se conocen historias y milagros. Desde San Francisco Solano, que a fines del siglo XVI recorría la región, hasta el Cura Gaucho, el Padre Brochero (1840-1914), santificado por el Papa Francisco en 2016, han acrecentado la esperanza en un pueblo que talló la Independencia.

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Tanto es así que se recuerdan episodios que trascendieron como cuando en el sitio llamado “Pozo del Pescado”, a unos 3 kilómetros de Trancas, los habitantes sedientos y hambrientos no podían seguir el paso hasta que San Francisco Solano apoyó su bastón en el suelo y brotó un manantial de agua pura y con peces, resolviendo la sed y el hambre de los pobladores.

“También se recuerda el milagro de cuando San Francisco Solano se dirigía hacia Santiago del Estero y al encontrarse con el río crecido, éste se retiró a orar y luego se acercó a la orilla e hizo señas para continuar viaje. Ante el asombro de todos, las aguas se abrieron y a partir de allí el río tomó el nombre de Río Hondo, relata el funcionario.

Otros capítulos históricos sitúan a San Francisco Solano en plena ciudad de San Miguel, a fines del siglo XVI, cuando durante una jornada en que lidiaban con toros, una de las bestias se escapó por una calle, la misma por la que caminaba San Francisco Solano quien, al verlo y frente al estupor del pueblo, lo espero con su mano en alto, gesto que impuso tranquilidad al animal que adoptó una postura servil al tiempo que el Padre con el cordón franciscano que llevaba en sus hábitos, lo sostuvo y condujo nuevamente a su corral. Este milagro está representado en la obra del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1610-1682) y se encuentra en la ciudad de origen como Patrimonio Nacional Real, en el Alcázar de Sevilla, España.

Son grandes las coincidencias en los hechos de la historia y los milagros, cuando se recuerda también que hacia 1950, un hombre proveniente de Asturias (España), que sobrevivió a un accidente, en muestra de agradecimiento y devoción, prometió a la Virgen de Covadonga construir un sitio de culto en su honor, con la condición de que el lugar guardara similitud con las tierras de Asturia y, fue así que construye una Iglesia en la localidad de El Mollar cerquita de Tafí del Valle, en los Valles Calchaquíes tucumanos donde se venera a la Virgen de Covadonga (cuya traducción es Nuestra Señora de la Cueva), señaló Gustavo Maccio.

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Tucumán es una tierra que ofrece una amplia gama de sitios religiosos católicos, sobre todo la Mariana (Devotos de la Virgen María) a pesar de que en este suelo también se radicaron judíos, budistas, personas con distintos credos y religiones que componen la mixtura cultural de la región.

La Ruta de la Fe en la provincia de Tucumán invita a recorrer Templos, Iglesias, Catedrales, Basílicas, Museo de Arte Sacro, Grutas y Ermitas existentes en los diferentes destinos de la provincia. Cada día, mes y año, en el calendario de eventos religiosos, los fieles renuevan su fe y devoción y en este 2021 de pandemia, también se podrá celebrar a la Virgen de la Merced que, en este contexto, visitará cada barrio de la ciudad.

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