Tucumán, cuna de la Independencia argentina, ofrece diversidad paisajística y cultural que sorprenden en su pequeño territorio, que permite en pocos kilómetros recorrer la aridez y la imponencia del Valle Calchaquí, la exuberancia de la Yunga, los pueblos coloniales del sur o la majestuosidad del Aconquija. En tres o cuatro días, el visitante puede llevarse en sus valijas experiencias inolvidables de tradición, historia y naturaleza.
Llegar a San Miguel de Tucumán, para cualquier turista argentino o extranjero, es adentrarse en lo más profundo de la historia y la tradición nacional. Forjada por acontecimientos que cambiaron el rumbo del país y trascendieron hacia todo el mundo, la cuna de la Independencia mantiene vivo el espíritu histórico, de la mano de la pujanza de su agroindustria y del esplendor de sus paisajes, bañados de un verde fascinante.
Edificios que reflejan el estilo colonial con el que se caracteriza desde su fundación, numerosas iglesias que marcan la profunda fe con la que vive su gente, parques y espacios verdes que se nutren de la humedad y la bondad de su tierra negra, modernos edificios que contrastan con la historia señorial pero que albergan a su fuerza productiva moderna, son algunas de las características de esta ciudad que vibra, día a día, como el gran motor del norte argentino. Los turistas lo notan con apenas arribar a San Miguel de Tucumán en los bares de la calle 25 de Mayo, en el Barrio Norte, en el Bajo, en el Parque 9 de Julio o en cualquier rincón de esta ciudad.
Un paseo por la historia
Una primera jornada de paseo nos sumerge en la época colonial. San Miguel de Tucumán tiene como ícono turístico y patrimonial su Casa Histórica, que aloja el Museo Nacional de la Independencia. En esta antigua casona colonial, los congresales del siglo XIX declararon la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América, el 9 de julio de 1816. Ubicada a sólo dos cuadras de la plaza principal, la Casa Histórica ofrece a los visitantes una valiosísima muestra de objetos, mobiliario y armamentos de la época, destacándose el Acta de la Independencia y los sillones que ocuparon los próceres de la patria.
Entre sus salas se destaca el recinto donde se celebró la firma de la declaración de Independencia, que se conserva en su estado original y que genera una experiencia incomparable para cualquier argentino, una sala donde se respira historia, patria, orgullo. Otro de sus atractivos es el espectáculo “Luces y sonidos de la Independencia”, una instalación audiovisual que se presenta de jueves a domingos por la noche, mientras que el museo de la Casa Histórica puede visitarse en estos mismos días, por la mañana y por la tarde.
Yerba Buena y San Javier
Nada mejor que el departamento Yerba Buena, a sólo 10 kilómetros hacia el oeste del centro de San Miguel de Tucumán, un paseo obligado e inolvidable. Dos caras bien diferenciadas marcan el rumbo de esta zona que forma un conglomerado con la Capital: de día, el paisaje, las excursiones, el deporte y la vida al aire libre; y de noche, las mejores propuestas gastronómicas y de entretenimiento de la ciudad.
El clima húmedo y cálido del centro invita a “subir” en las noches por las avenidas Mate de Luna y Aconquija hacia la frescura y la pureza del aire de Yerba Buena, a sus cientos de bares, restaurantes o peñas que disponen sus mesas al aire libre para disfrutar de las comidas típicas de Tucumán o de una amplísima variedad de cocina gourmet. La música no puede faltar en estos lugares, que proponen artistas folklóricos y sonidos modernos en vivo para completar una oferta turística de primer nivel.
Tucumán es considerada la Capital Nacional del Mountain Bike y Yerba Buena y el Cerro San Javier son sus lugares por excelencia para la práctica de este deporte, junto a otras actividades que requieren un entorno natural único como este, como el trekking, rappel, cabalgatas o parapente. En la cumbre del San Javier y en Loma Bola se encuentran las rampas de despegue para este deporte, que permiten disfrutar de la magnificencia de la Yunga a sólo 25 kilómetros del centro de la ciudad.
Esta zona de San Miguel de Tucumán ofrece además las hermosas vistas del Parque Sierra San Javier y sus senderos para caminatas de distintos niveles de dificultad; el ambiente selvático del parque Percy Hill, donde se avistan cientos de especies de aves y de vegetales autóctonos; y una serie de capillas que componen el circuito religioso de Yerba Buena que culmina con el imponente Cristo Bendicente de San Javier, en la cúspide del cerro, una escultura monumental del artista tucumano Juan Carlos Iramain.
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