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TURISMO | 19-07-2018 18:00

En autobús por el Parque Nacional de Montana

Entre osos y árboles que sólo crecen allí, el parque ofrece en el verano del hemisferio norte solaz para los amantes de la naturaleza.
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Edward Daniel tiene mucha experiencia conduciendo grandes automóviles rojos. Durante 29 años trabajó como bombero en Atlanta, hasta que cambió el sofocante y bochornoso clima veraniego de la capital del estado de Georgia por el

aire fresco de las montañas de Montana.

En este estado del lejano oeste de los Estados Unidos, Daniel ya no lleva

un uniforme resistente al fuego y en vez de un pesado camión de

bomberos conduce por las curvas cerradas un viejo autobús de

excursión rojo, un White 706 del año 1936.

Un total de 33 autobuses de la segunda mitad de la década de

los años '30 circulan actualmente por el Parque Nacional Glacier, una

región de montañas altas que constituye un importante santuario para

animales y plantas y cuya naturaleza prácticamente virgen, conocida

como Corona del Continente, atrae a cada vez más turistas.

La reserva natural colinda con el Parque Nacional Waterton Lakes en

Canadá. Conjuntamente los dos parques conforman, desde 1932, el

Waterton Glacier International Peace Park.

Ed Daniel partió en la mañana con 17 turistas en los bancos de madera

de su White 706. El autobús está completo. Durante la breve

temporada veraniega, los conductores de los micros rojos suben

hasta una altura de más de 2.000 metros, pasando junto a cimas

empinadas y lagos de montaña relucientes.

”Los autobuses se construyeron antes de la Segunda Guerra Mundial

expresamente para su uso en los parques nacionales del oeste de los

Estados Unidos -explica Ed-. Actualmente, sin embargo, sólo circulan

en Glacier y en Yellowstone”. La mayoría de los componentes de

los autobuses son piezas originales.

Quien decida hacer un tour en estos vehículos puede subir en varios

lugares en el suroeste y el este del parque. Se ofrecen excursiones

de media jornada pero también tours de nueve horas en ambos lados de

la cumbre principal de las Montañas Rocallosas.

El tour cuesta (para adultos) unos 100 dólares y sigue la Going to the

Sun Road, una ruta llena de curvas inaugurada en 1933 que pasa por el

puerto Logan, a una altura de 2.025 msnm. Sin embargo, el tour sólo

se puede hacer cuando no hay nieve. Generalmente, el trayecto se abre

al tráfico entre mediados de junio y principios de julio. Este año se

abrió el 23 de junio.

Este día, sin embargo, Ed Daniel no lleva a los turistas por el

puerto Logan sino por el puerto Marias, situado más hacia el sur, a

una altura de 1.591 msnm, el punto más bajo donde es posible cruzar la cresta principal de las Montañas Rocallosas.

La Divisoria Continental de América separa dos regiones muy

diferentes porque las nubes suelen venir desde el oeste y descargan

sobre las montañas de hasta 3.000 metros de altura. Por esta razón, en

estas montañas crecen árboles que sólo se pueden ver en

la costa del Pacífico, por ejemplo la tuya gigante y la tsuga

heterophyllia. Al este de los puertos de montaña, donde comienzan las

Grandes Llanuras, el paisaje es mucho más árido y los árboles son más

bajos.

La Going to the Sun Road y la carretera que pasa por el puerto Marias

comunican el este con el oeste de la región y también contribuyen a

que el turismo se concentre en pocos lugares. “La extensión total de

los senderos y caminos llega a casi 750 millas. Sin embargo, sólo

unos 37.000 turistas con un permiso (Backcountry Permit) visitan cada

año esta región para caminar con sus tiendas de campaña muy lejos de

todas las carreteras -dice Melissa Scott, guía naturalista de la

empresa Glacier Guides- Alrededor de un 85 o 90 % de todos

los visitantes del parque se alejan como máximo unos 100 metros

de sus automóviles o autobuses”, señala Scott.

Uno de los motivos por los que los turistas prefieren estar cerca de

sus vehículos es la presencia de osos. En el parque hay entre unos

250 y 300 osos grizzly y en torno a dos veces más osos negros. A

finales de julio y en agosto, cuando los osos llegan a la adultez,

muchas veces se paran en los senderos. “Los osos no siempre son

agresivos pero tampoco se alejan cuando se acercan personas”, explica

Scott. Por este motivo, en esta época del año a veces se cierran

los senderos para caminantes.

Melissa Scott se dirige este día con un grupo de turistas a las

cascadas Redrock Falls, un popular destino de un tour de media

jornada en el este del parque nacional. El camino está flanqueado por

hierba de oso, una planta con flores blancas de hasta un metro de

altura que solamente florece una vez cada cinco o siete años.

El sendero que conduce a las Redrock Falls está situado en una zona

del parque que se llama Many Glacier. El nombre es un poco engañoso

porque aquí no se pueden ver muchos glaciares pues, tras la

culminación de la última era, se fueron retirando cada

vez más y hoy sólo quedan 25.

Al atardecer, Ed Daniel regresa con el autobús rojo a West Glacier.

Las cimas de las montañas relucen bajo los rayos del sol. A algunos

de los turistas aún les queda un largo camino por recorrer: junto al

Flathead Lake, el lago natural más grande en el oeste de los Estados

Unidos, viajan en coche a la ciudad universitaria de Missoula,

situada 220 kilómetros hacia el sur. Otros terminan el día con

una excursión en barco por el lago McDonald, en el oeste del parque.

Información básica:

Cómo llegar: el aeropuerto del Parque Glacier, cerca de Kalispell,

está situado a 42 km del centro de visitantes en Apgar, en el

oeste del parque. Hay vuelos a este aeropuerto desde Denver o Chicago

(United Airlines), Salt Lake City o Minneapolis (Delta Air Lines).

Desde Calgary, en Canadá, el viaje en coche de alquiler es bastante

más corto (370 kilómetros) que desde Seattle (900 kilómetros) o Salt

Lake City (1.050 kilómetros).

Cuándo viajar: las temperaturas diurnas en West Glacier llegan en

verano a entre 22 y 27 grados. En julio y agosto, el tiempo muchas

veces es estable y soleado pero las temperaturas nocturnas caen

generalmente por debajo de los diez grados.

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Andy Meek

Andy Meek

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