Thursday 25 de April de 2024
RUNNING | 13-03-2020 16:42

Cómo se vive una carrera de montaña

En una reserva natural recostada sobre el Parque Nacional Los Alerces, una competencia que conecta a los corredores con lo más profundo de la cordillera chubutense. Ezequiel Brahim cuenta su experiencia, por primera vez, en el Huemules Challenge.
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El crecimiento del running tuvo impacto en muchas áreas, fomentó la vida sana, generó grupos de entrenamiento y sociabilización, y también impulsó un mayor contacto con la naturaleza y el aire libre. Las carreras de montaña crecieron en toda la Argentina, no hay provincia que no tenga un gran evento y múltiples competencias en el calendario. Los corredores se fascinan con la posibilidad de descubrir paisajes únicos (a los que a veces solo se puede acceder a pie), realizar una actividad saludable y compartir un viaje con amigos. Solo hay que tener una precaución, principalmente los deportistas de ciudad: se van a encontrar con un medio desconocido, con algunos peligros y varias sorpresas.

A decir verdad, esta fue mi experiencia en Huemules Challenge, una carrera extrema en una reserva natural de Esquel, donde cometí todos los errores de principiante y sentí el deslumbramiento que sólo genera correr por el filo de una montaña. A través de caminos de una mina abandonada, trepando la montaña por un bosque de lengas o haciendo equilibro en el filo de los picos a 2.000 msnm, Huemules ofrecía cuatro distancias: 10, 21, 33 y 54 kilómetros, estos últimos en dos etapas (la suma de los 33 de la primera jornada y los 21 de la segunda). Mi experiencia fue en estos últimos, así que el domingo 8 de marzo, con un sol suavemente cubierto por un manto de nubes y una brisa refrescante, fui uno de los cientos que se zambulleron en la naturaleza.

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Hasta el kilómetro 8 iba muy cómodo, por caminos que ripio que fueron construidos hace medio siglo para la explotación de una mina subterránea que hoy está abandonada, y hasta tuve la osadía de tomar la punta de la carrera. La cuestión se puso cuesta arriba cuando, idénticamente, el trayecto también se puso cuesta arriba, llegando a escalar incluso con las manos para poder ascender al primer pico. “Hay que ser muy cuidadoso en los primeros kilómetros, ir guardando piernas para cuando toque trepar”, explicaba luego en la llegada Sergio Trecaman, el ganador de la prueba de 54 km y vencedor en todas las importantes del país. “También es cuestión de divertirse –enseñaba- e ir soltando el cuerpo”.

La cuestión es soltar el cuerpo sin miedo antes de terminar de panza sobre la cordillera. Un tema importante para lograr buena estabilidad –más allá de la pericia que da la experiencia–, es utilizar un calzado adecuado, que se conoce como zapatillas de trail. “No solo para correr más rápido -me aclararía también Juan Mouro, especialista en calzado y plantillas deportivas-  sino principalmente por una cuestión de seguridad y más aún en los descensos”. Lo comprendí cuando, al bajar la primera cumbre, me iban pasando como parado: toda la ventaja conseguida al principio se iba escapando entre las rocas.

Para los corredores acostumbrados a las competencias en calle, otra particularidad es comprender que el tiempo de carrera no va asociado a la distancia en la montaña. Para graficarlo, mi tiempo en media maratón (21 k) es 1 h 10 m y en maratón (42 k) de 2 h 34 m. En Esquel tardé 2 h 50 m para hacer los 21 k. 

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En la cumbre no hay ningún puesto de hidratación. Se necesita ir con una mochila de carrera con un compartimento especial para llevar agua o alguna bebida isotónica y también prever geles o otra forma de alimentación para no terminar con el cuerpo “vacío”, sin reservas de energía, como fue mi caso. Bien hidratado y alimentado, el físico responde mucho más eficazmente ante la exigencia de un terreno con mil variantes. Eso también es parte de la seguridad. En esta carrera, el factor seguridad estuvo a cargo del grupo Búsqueda y Rescate, que se ocupa de la mayoría de los eventos deportivos en montañas de la región. “Este trazado de Huemules es algo más exigente que lo habitual -explicó el rescatista Mario Bachman- y por eso nuestra recomendación a los principiantes es que disfruten. Que respeten los límites de su cuerpo, que paren cada vez que lo necesiten y saquen todas las fotos que quieran, ya que estarán por paisajes que quizás no vuelvan a pisar nunca”. 

Al descender de los picos de montaña y volver al bosque que se inicia por debajo de los 1.600 msnm, ya había perdido la punta y hasta un lugar en el podio: iba en cuarta ubicación. Sin atender los consejos de Trecaman y mal calculadas las provisiones, las piernas estaban “vacías”. Pero esos condimentos también hacen que la meta se vea como la luz al final de túnel y cruzarla, la entrada al paraíso. Así fue pasar bajo el arco de troncos que recibía a los casi 300 corredores, que triplicaron la cantidad de la primera edición de Huemules en 2019. Entre ellos hubo experimentados atletas, como Verónica Ramírez, la docente de Esquel que no solo se impuso en los 54 km sino que ha ganado carreras de hasta 160 km (sí, sin parar, unas 24 horas corriendo). La mamá de Micaela, Antonella y Álvaro celebró así el 8 de marzo: “Ser mujer es lo que uno hace todos los días. Y ésta fue una hermosa forma de festejarlo. ¡Espero volver el año que viene!”.

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Como los picos y valles del circuito, las carreras de montañas, más aún las de varias horas, llevan las emociones a extremos de entusiasmo por el paisaje y la experiencia, y de depresiones por el agotamiento y el esfuerzo. Pero al final, no importa el resultado o el tiempo, la alegría prevalece. Se vio en la cara de cada uno los corredores al terminar la carrera. Los de 33 km contaban cómo habían visto desde la cumbre toda la extensión del Parque Nacional Los Alerces que se encuentra lindante con la reserva. Los de 21 km se asombraban al haber escalado picos de cordillera. Incluso muchos debutantes que habían elegido los 10 km -como el actor Juan Gil Navarro, que optó por esa distancia para vivir su debut en el trail-, relataban lo divertido de cruzar los arroyos de deshielo. Desde distintos lugares, todos bajamos de las montañas de Huemules Challenge con una experiencia nueva para asumir y contar.

Por Ezequiel Brahim.

 

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