Las tiendas de campaña existen desde años inmemoriales: en el desierto, los hebreos vivieron en ellas unos 40 años; también lo hicieron los árabes y hasta hay indicios de que los ejércitos griegos y romanos las utilizaron. Las de estos eran cuadradas y admitían ocho soldados cada una; las posteriores variaron de forma y medida. Según escritores respetables, desde la Edad Media hasta el siglo XVII, sólo había tiendas para reyes, generales y oficiales superiores; la tropa se guarecía en chozas o barracas. Fue recién con las reformas de Luis XIV (siglo XVII) y Federico II (siglo XVIII) que las tiendas de lona o lienzo se hicieron extensivas a todas las clases.
Con el correr del tiempo, esas tiendas de campaña se transformaron en carpas, canadienses primero (por ser popularizadas por el ejército de Canadá), en forma de triángulo isósceles. Estructurales, contemporáneamente: de techo a dos aguas, compartimentadas y tan grandes como para entrar parado. Y a fines del 1900, ya en formato semiesfera, más conocido como iglú, que tuvieron rápida adopción por mochileros, excursionistas, trekkers y aventureros quienes vislumbraron sus notables ventajas: poco peso, facilidad de armado, comodidad interior y mejor geometría para hacer frente al viento.
Basta ver el catálogo de carpas de cualquier marca para encontrar modelos iglú que se adaptan a determinada necesidad y cantidad de personas: desde una a ocho o más, y para las diferentes estaciones del año y regiones del país, porque –convengamos– no es lo mismo ir de campamento a las sierras cordobesas en febrero que al Aconcagua en agosto. Y aquí, entonces, las primeras preguntas para efectuar la elección correcta: ¿adónde voy?, ¿en qué época del año?, ¿cuántos somos?, ¿cómo nos trasladaremos? Cuanto más precisas sean las respuestas, mejor resultará la carpa elegida y, por ende, nuestra experiencia al aire libre. Las telas y estructuras para resistir nevadas y fuertes vientos difieren mucho de los diseños para soportar sol y sentirse fresco. Por lo tanto, la respuesta a la pregunta del millón es que no hay una carpa para múltiples usos, sino muchas carpas para actividades específicas.
Cuchillo artesanal trabajado a 1.300 ºC
Sin entrar en los detalles de composición de materiales, terminaciones y otros tecnicismos, el interrogante que falta resolver es la elección de la marca. Y aquí el consejo principal es no comprar carpas en supermercados, sino optar por marcas reconocidas en comercios del rubro, donde siempre nos ayudarán a orientarnos. Si la primera experiencia de camping sale mal, difícilmente se pueda remontar. Y la sensación de bienestar que transmite la vida al aire libre no se compara con la de ninguna otra actividad, por eso la insistencia en no fallar. Recordemos que el buen equipamiento se pone a prueba en situaciones adversas, y es en esos momentos cuando lo que cuesta, vale.
Cuchillo artesanal con vetas en escalera
Cuchillo santafecino en monoacero inoxidable
Se dice que W. C. Coleman era un joven vendedor de máquinas de escribir que estaba dando un paseo después de un arduo día de trabajo, y que descubrió un nuevo tipo de luz de lámpara en la ventana de una farmacia en Alabama. Esta nueva luz ardía con una llama blanca, fuerte y estable, y era alimentada con gasolina, cuando los faroles de la época quemaban querosén y producían una luz amarillenta y parpadeante. Como Coleman sufría de pérdida de la visión, estaba muy interesado en este nuevo tipo de luz estable que le permitía leer, incluso, la letra más pequeña de libros y frascos de remedios. Sin dudarlo, Coleman vio el potencial de esta llama y su capacidad para los negocios hizo el resto. Fue así como –aseguran– en 1900 nació una nueva compañía que puso a las granjas y ranchos de los Estados Unidos bajo una nueva luz. El tiempo y sus competencias personales se encargaron del futuro, de lo que hoy es Coleman: una gran empresa con múltiples productos para outdoor, todos sinónimo de diversión al aire libre.
Modelos de este Review
Entre los artículos de la firma se incluyen las carpas de este Review: tres modelos iglú para tres, cuatro o cinco personas; uno de armado rápido (en menos de un minuto) y uno playero. Las iglúes Trailblazer 5 Plus, Darwin 3+ y Kobuk Valley 4 Plus comparten características constructivas similares: tela antidesgarro, antiviento y con retardante de llama, ábsides con ventanas y piso desmontable, y una impermeabilidad de 3.000 mm de columna de agua para las dos primeras, y de 4.500 para la Kobuk Valley 4 Plus, que se diferencia además por otra característica esencial: su interior es como un cuarto oscuro, completamente negro, porque filtra el 99 % de los rayos de luz, un detalle que no contempla casi ningún otro modelo del mercado.
No podemos cerrar la nota sin destacar la principal propiedad de la carpa Instant Up 3 Full Fly: se arma en un minuto gracias a que los parantes son telescópicos y están unidos al cuerpo de tela mediante anclajes especiales. Basta con sacar la carpa del bolso de transporte y estirarla para que quede parada. Lo que resta es bloquear las trabas, colocar las estacas de las esquinas, calzar el sobretecho, tensar la puerta alero y enrollar las ventanas laterales. Ya está a punto para disfrutar de un campamento rápido, ideal en esos momentos en que los tiempos apremian por cansancio, clima adverso o, simplemente, porque somos de esas personas que nos gana la ansiedad y pretendemos tener todo en marcha en pocos minutos.
Si se trata de ir a la playa, Coleman propone el modelo Go!, liviano, de rápido armado, resistente al viento, con capacidad para tres personas y protección UV 30+.
Más info. Distribuidor oficial de Coleman en la Argentina: Kiero S.R.L.,
Tel.: (011) 4220-6666. Web: www.kierosrl.com.ar | Facebook: Kiero SRL
*Precios orientativos a octubre 2018.
Videos: Facundo Iglesias y Nahuel Silvestro
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