Un tiburón bacota de los grandes en Claromecó

Hace semanas que venimos informando de las buenas pescas de tiburones en nuestras aguas marítimas, tanto dentro del Partido de La Costa como en el resto de los pesqueros de la costa atlántica. Los resultados se centran especialmente en la modalidad embarcado, con equipos pesados especiales para los escualos por su combatividad, aunque también reportamos muy interesantes capturas desde la playa, tanto fondeando a nado, con kayaks o con drones, un implemento que llegó para quedarse en la pesca deportiva y especialmente en el mar. En este caso, la noticia nos lleva a las playas del partido de Tres Arroyos, específicamente a Claromecó, un balneario que no tuvo una semana muy interesante para la variada por la abundante alga o pasto presente, que impedía anclar plomos y mantener los cebos limpios y tentadores para las distintas especies. Allí, durante el mediodía del pasado viernes 3 de enero, el experimentado pescador tresarroyense Gastón Zucco y su amigo Gabriel Muñoz de la ciudad de Tandil, lograron pescar un enorme tiburón bacota de un largo de 2.49 m, con un peso aproximado de 85 a 90 kg.

Zucco contó que Gabriel es cazador y fanático de la pesca de tiburones, llegó totalmente equipado a pasar unos días en Claromecó. En una pasada por La Boutique de la Carnada, el negocio de Gastón, preguntó dónde podría fondear la línea para sacar de los grandes. Ambos no dudaron en probar en la zona recomendada, el llamado Pozo de Alonso, muy cercano a las playas céntricas. En la mañana, cuando el mar mostraba olas grandes producto del viento del sur, un buen augurio de esas condiciones para la pesca de tiburones, se apostaron en búsqueda de los primeros piques.

Alrededor a las 11 de la mañana tiraron la línea encarnada con una lisa entera, con la ayuda de un dron buscando ganar distancia. El aparejo llegó a unos 310 metros de la costa. Una hora después se manifestó el pique, una pelea compartida que duró hasta alrededor de las 13 hs, según describió Gastón a quien junto a Gabriel pudo vérselos dar un gran combate con el bacota, que, tras marcarlo y tomar unas fotos, devolvieron al mar. Emocionados, cansados y felices, celebraron los pescadores cerrando la experiencia con un gran brindis, más que para aplaudir al devolver el enorme escualo a su hábitat natural como corresponde. 

Nos contaba Gastón, habitual fuente de consulta de Weekend Web que, como la gran mayoría de los pescadores tiburoneros, utilizan anzuelos circulares para dañar lo menos posible al pez y tras el marcado poder devolverlo sano y salvo.