Muy cerca del casco urbano de la ciudad de Maipú se encuentra una laguna emblemática para el pescador y particularmente para el fanático de la pesca con señuelos. Hablamos de Kakel Huincul, aquél icónico e intrincado espejo de agua que muchos conocieron como el paraíso de la tararira, pero que en los últimos tiempos había caído en el olvido para mucho cañófilos, con una carpa que había ganado terreno y hasta con inviernos de interesantes resultados con el pejerrey, como paso este reciente 2024. La tarucha pasó a segundo plano, su escasez se evidenció en los últimos años, pero el buen nivel hídrico de los últimos meses permitió un mejoramiento en su población y, llamativamente por obra de la naturaleza, la presencia de la especie creció notoriamente.
Esta situación llevó a que muchos pescadores se estén acercando en el último tiempo, y generó que desde la concesión del predio realicen nuevamente un concurso de pesca. El acontecimiento tuvo lugar el pasado domingo 5 de enero, tal como anticipamos en Weekend Web, y contó con la presencia de 90 inscriptos, entre los participantes que realizaron la actividad desde el muelle como los que realizaron la pesca embarcados, tanto en bote, kayak o lancha. La búsqueda era la tararira de mayor longitud, lo que llevó a los cañófilos buscar incesantemente los mejores ejemplares, siendo que en el presente la calidad no es la de otros tiempos, con cantidad de capturas de piezas chicas.
A la hora de la premiación, con numerosos regalos para los participantes, la voz de Marcelo del Pino, un viejo conocedor de la laguna y emblema del MDQ-Team fue la responsable de anunciar los ganadores. En el muelle, por la categoría infantil el ganador fue Santino Olivera, con un ejemplar de 34 cm, seguido de Mateo Rivero, quien logró una tarucha de 33 ,5 cm. Por el lado de los mayores, Abel Leguina llegó a los 46 cm, 4 cm más que Joaquín Ortuñez, dejando tercero a Tiziano Almada con 41 cm.
Balance positivo para la actividad que sirvió para inaugurar un año que promete ser a pura pesca de tarariras, con muy buen pique tanto desde el muelle como vadeando o ingresando desde embarcaciones. Siempre apostando por el cuidado del recurso, la laguna cuenta con la atención de la familia Acebal, desde hace varios años a cargo de la concesión del ámbito y en un 2025 que asoma muy promisorio.
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