Fuimos por otro gran desafío! Las últimas heladas continuas en la zona de Chillar nos jugaban una mala pasada, pero eso no sería impedimento para ir en busca de los flechas de plata que ofrece La Barrancosa. Junto a Guillermo Zangara y a mi amigo Gustavo Gregorini, guía de pesca que presta servicios en esta laguna, ultimamos los detalles y partimos. El equipo se completaba por Nicolás Albanese –mi papá– y por Jorge Olguín, junto a quienes por la RN3 recorrimos los 344 km hasta la localidad de Sierra Chica, nuestra futura base de alojamiento previo al día de pesca.
Peleando truchas bajo la nevada
Allí nos esperaban Gustavo y su familia con un buen asado. Y, de sobremesa, una prolongada charla en la que ultimamos detalles para la jornada, y donde ajustamos los horarios para recorrer el tramo de 70 km restantes hasta la laguna. Utilizamos cañas telescópicas de 4,20 m y aparejos de tres boyas en distintas gamas de colores y modelos (eso va en gusto de cada pescador), con brazoladas que fueron variando entre los 20 y 60 cm. Lo importante es que la línea garetee para ganar buena distancia desde la embarcación, ya que los piques en su mayoría se dan lejos. Otro aparejo que funciona muy bien es el paternóster con tres anzuelos y un plomito al final de la línea. En ambos casos utilizamos anzuelos N° 1/0, y las carnadas fueron variadas: mojarras vivas, filete de dientudo y de pejerrey, aunque también podemos utilizar colorantes para teñir la carnada: rojo, verde y amarillo.
La Barrancosa tiene una cubeta de 200 hectáreas, sus costas son de barrancas de tosca de regular altura y posee muy poca vegetación acuática. La amplia costa se puede recorrer en vehículo, a través de camino entoscado. La pesca costera se puede practicar vadeando con líneas de flote, con línea paternóster y de fondo. En todos los casos se obtienen pejerreyes que van de 500 a 800 g, con la sorpresa siempre latente de algún matungo que supera el kilogramo.
La pesca
El ingreso a ámbito es a partir de las 8 de la mañana. Puntual, Guillermo Zangara nos estaba esperando, así que tras botar la embarcación partimos rumbo al primer lugar elegido por el guía para lanzar anclados. Si bien fuimos alternando los aparejos, la pesca la realizamos con líneas de tres boyas y paternóster. El pronóstico nos anticipaba cielo despejado y viento bastante pronunciado del sector Norte, con algunas ráfagas que llegarían a los 35 km. Gustavo nos comentaba que las posibilidades de dar con algún ejemplar fuera de lo común estaban de nuestro lado, porque las condiciones climáticas eran las ideales. Este ámbito –como varios– necesita estar bien oxigenado para que los matungos se muevan y den con nuestro cebo. La jornada comenzó muy activa con piques continuos en las líneas de flote, y portes que fueron variando, aunque predominaron los flechas de plata que rondaban entre los 35 a 40 cm longitudinales, muy combativos y robustos. Sin duda, la pesca estaba más que entretenida.
Como por momentos los piques se cortaban, lo ideal fue cambiar de lugar moviendo la embarcación a remo para hacer el menor ruido posible, ya que el cardumen de pejerreyes se mueve constantemente, de ahí la sutileza nuestra para poder dar con los grandes ejemplares. Gustavo también nos comentaba que las heladas continuas que están cayendo en la zona aletarga muchísimo al pez, y que los mejores piques se están dando a partir del mediodía. En este sector las capturas fueron más esporádicas y los portes también cambiaron: obtuvimos varios ejemplares que superaron el kilogramo de peso entremezclados con algunos de 25 a 40 cm, tanto con las líneas de flote como con la tradicional barranquín. Como estábamos cerca del mediodía, Guillermo sugirió ir por el asado que nos estaba esperando, así que sin demora alguna levantamos nuestros aparejos y nos fuimos a almorzar.
Por la tarde
Tras una hermosa sobremesa volvimos a la misma zona de pesca donde habíamos iniciado la jornada, pero esta vez más cerca de la costa contraria al muelle. Encarnamos los aparejos con mojarras vivas grandes, y en algunos casos poníamos dos mojarras por anzuelo para hacer mas tentador el pique. Líneas al agua y las capturas llegaron al instante en todos los aparejos. Por momentos lográbamos dobletes y tripletes, y entre piques y piques llego la sorpresa del día: un ejemplar que superó los tres kilos. Esto era lo que nos había adelantado el guía Gustavo Gregorini al comienzo de la jornada. Si bien veníamos obteniendo piezas de buen peso, jamás imaginamos que podríamos dar con este voluminoso matungo, esas figuritas difíciles que siempre están.
Sin duda, la jornada resultó maravillosa, con muy buena calidad de piezas, aunque para dar con ellas es fundamental una condición climática a nuestro favor, esa es la clave. A no dudar en preparar los equipos de pesca y hacerse una escapadita a La Barrancosa, donde la sorpresa del otro lado de la línea siempre nos espera.
Mapa de la zona
- Cómo llegar: ubicada en el partido de Benito Juárez, a unos 345 km de la Capital Federal, a La Barrancosa se arriba por RN 3 y RP 86, ya que se localiza a unos20 km de Chillar.
- Servicios: el predio abre de miércoles a domingo y días feriados, de 8 a 18 hs. No se permite pernoctar. Hay baños, alquiler de botes con o sin motor, y se pueden botar embarcaciones propias. Contacto: Guillermo Zangara, Tel.: (02281) 15-493401. Guía de pesca: Gustavo Gregorini, Cel.: (02284) 15-589376.
Un ejemplar de 3,040 kg
- Si bien Gustavo Gregorini, guía de pesca, nos había adelantado al comienzo de la jornada que se venía dando muy buena calidad de piezas que rondaban entre uno y dos kilos, en esta jornada sobresalió este voluminoso ejemplar que rompió todas las expectativas que teníamos en mente, y que seguramente es uno de los pejerreyes con mayor peso en este ámbito desde que inicio la temporada. La clave es dar con las condiciones climáticas a nuestro favor y tentarlos con carnada abundante en los aparejos.
Comentarios