A pesar de la ola polar, más de un pescador imaginó tener la caña a mano para disfrutar de algunos piques de las combativas truchas patagónicas del río Corruhué. La temporada ya terminó y mientras esperan por la vuelta al ruedo en noviembre, un fenómeno impactante sorprendió a los vecinos de Junín de los Andes. El lunes 30 de junio, el mencionado curso amaneció congelado por completo, cuando los termómetros marcaron -16°C. Lo insólito no fue solo el hielo, sino lo que dejó ver debajo: truchas vivas, moviéndose bajo la capa cristalina, según señalaba el portal Rio Negro.
La imagen fue captada por Claudio Abraham y rápidamente comenzó a circular entre los habitantes de la zona, asombrados por el estado del río. Incluso un guía de pesca, habituado a recorrer esos rincones en toda época del año, aseguró que jamás había visto algo así: peces desplazándose tranquilamente debajo de una capa de hielo. El río Curruhué en Junín de los Andes es un paraíso para los pescadores deportivos. Quedó literalmente congelado por la intensa ola polar que vive la Patagonia desde hace varios días. Según los registros meteorológicos, Junín de los Andes fue una de las localidades más frías de la jornada.
El Curruhué nace en el lago del mismo nombre, dentro del Parque Nacional Lanín, y desemboca en el río Chimehuín. A pesar de su breve recorrido, es un destino muy valorado para la pesca deportiva por sus aguas limpias, fondo pedregoso y corrientes constantes. Alberga principalmente truchas arcoíris, marrón y fontinalis, sometidas a regulación de pesca con devolución obligatoria y anzuelo sin rebaba.
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