El sábado quisimos relevar el Rio de la Plata Norte, en la zona frente a Olivos, pero esta vez antes y después del Canal Mitre. Íbamos a tener viento de alrededor de 15 km/h, y del sector sureste, o sea que al garetear íbamos a acercarnos a la costa. Con las primeras luces ya estábamos en la guardería, y al tomar el Rio Lujan, llegando al pilote de San Isidro, pudimos visualizar tres escalones, lo que nos indicaba que el rio iba a estar bajo de nivel. Habría que navegar con cuidado, ya que hasta el mediodía el rio se encontraría en bajante. Seguimos un poco más adelante por el Canal Costero, y luego tomamos rumbo al Canal Mitre.
Antes de cruzar el canal, hicimos un alto para probar con unos lances gareteando, utilizando ceba. Fuimos equipados con cañas de 4,20 m, líneas de solo 2 boyas más una ping-pong con dos brazoladas (esta última se mueve libremente, siendo la más pescadora), encarnando con mojarras vivas. En este punto vamos a mencionar que en el Tigre se consiguen a $ 2500 la bolsa de alrededor de 80 mojarras, cuando en Capital podemos obtenerlas cerca de $1800. El tema es que hay que dejarlas en las bolsas con oxígeno en la heladera el día anterior para mantenerlas vivas. Un garete lento, no hizo falta el ancla de capa y comenzamos a tener las primeras llevadas, tremendas. Clara referencia a la presencia de los bigotudos. Cuando nos hundía hasta la primera boya, ya sabíamos de antemano que no era peje, sino paties o bagres. También manduvas se sumaron e inclusive doradillos. Esto se debe a que la temperatura del agua era de 18 grados, aún está caliente para el pejerrey, especie que se activa más cuando llega por debajo de los 14 grados.
Veíamos pasar muchos trackers de guías, los que se dirigían seguramente hasta el rio Uruguay. En este tipo de embarcaciones tenemos más de una hora y media para llegar, y en nuestro caso, al tener una embarcación más chica, no nos jugamos a tanto viaje. Decidimos cruzar unos 4000 metros el Canal Mitre para ver si teníamos mejor suerte, buscando sectores donde la profundidad promedio es de 1,5 a 2 metros. Sacamos varios pejes, con piques muy aislados. Al ver que no había movimientos de buques, decidimos garetear atravesando el canal de este a oeste, en el cual, con 12 metros de profundidad, tuvimos buenos piques y varios ejemplares capturados. Volvimos a repetir el garete dos veces más, y en cada pasada, el mismo resultado: corrida y pieza subida a la embarcación.
Llegando al mediodía, comenzó a crecer suavemente el rio, y aprovechamos para dejarnos llevar por un garete hacia la costa, momentos donde seguía la variada entreverándose de algún pejerrey. A las 14 hs, se levantó una especie de bruma, que duro más de dos horas, tiempos en donde solo veíamos no más de 100 metros. Lógicamente, es conveniente siempre tener GPS para navegar, ya que no veíamos la costa, y en esos momentos, siempre es conveniente tomar de referencia algún edificio para el regreso. En lo personal, fue la primera vez que nos pasaba y generó una vuelta a casa con un nerviosismo mayor a lo normal, ante la escasa visibilidad.
Podemos decir que todavía no se acerca el pejerrey a la costa, solo en algunos casos, aislados, como pasó en el Club de Pescadores que ya obtuvieron algunas piezas, o cerca de la costa de San Isidro. A la noche, en charla con guías amigos, nos contaban que a pesar de que hicieron buena pesca en el Uruguay, tampoco las medidas son las acostumbradas en la zona, con muy pocos ejemplares que superaron los 45 cm. Habrá que esperar un poco más avanzado junio, que bajen las temperaturas, y pasemos estos tiempos de agradables temperaturas. Sin dudas, ya está agendado. Cuando comience julio, volveremos a relevar la zona.
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