Un estudio realizado por la bióloga marina Shirley Mendoza descubrió que los róbalos y pejerreyes de la ría de San Antonio Oeste poseen microplásticos en su contenido estomacal. El hallazgo de esta contaminación es preocupante porque se trata de dos variedades de peces que se comercializan, y son consumidos de manera habitual por vecinos y turistas tras su captura costera.
El estudio realizado por la bióloga, estuvo coordinado por el doctor Maximiliano Cledon, y las muestras de peces fueron colectadas en el marco de un proyecto liderado por el biólogo Víctor Fernández e integrado por estudiantes de la Licenciatura en Biología Marina de la Universidad Nacional del Comahue (Unco) de SAO. Hasta ahora, sin embargo, no se determinó si estas especies también poseen plásticos en sus fibras, que es la parte que se come cuándo se los pesca, porque las vísceras (en las que hasta ahora se encontró el desecho) suelen eliminarse antes de ingerirlos. Analizar esos tejidos es el paso que resta para seguir indagando sobre esta afectación. Aunque que los peces posean plásticos en su organismo ya es un indicador muy grave. “Si está en el estómago, es muy probable que el plástico esté en la carne que consumimos” adelantó Shirley Mendoza, la licenciada en biología marina que realizó la investigación.
“Hasta ahora, a nivel mundial, hay pocas investigaciones sobre el tema, porque esta contaminación se está estudiando recién hace 3 o 4 años -explicó la bióloga- Lo cierto es que las personas podemos inhalar o consumir los microplásticos, y por lo que se estudió provocan problemas gastrointestinales y reproductivos, cáncer y abortos en embarazadas. También se detectaron trastornos a nivel hormonal, y se presume que las mujeres se verían más perjudicadas que los varones” detalla Mendoza en un artículo publicado por el portal Río Negro en nota de Vanesa Miyar.
Buenos pejerreyes de costa en Punta Lara
“Se determinó que los peces pueden experimentar una falsa saciedad, y ese impulso de alimentación disminuido puede ocasionar la muerte por inanición. O que no alcancen una talla comercial (el tamaño requerido para la venta). También puede afectar su función motora debido a lesiones internas, o pueden desarrollar tumores” dijo la experta.
El pejerrey arrancó firme en canales y arroyos
“Eso significa que los plásticos están contaminando tanto la costa como las profundidades de la ría, y también nos habla de los distintos tipos que están disponibles. En la orilla están los de menor densidad, que flotan, y en el interior los más pesados, que se precipitan. Así que puede inferirse que no sólo es grande el alcance de la contaminación, sino que hay diferentes tipos de desechos afectando la ría” detalló Mendoza. También falta averiguar qué pasa con esta polución en el resto del Golfo San Matías. Aunque el agua que ingresa a la ría sanantoniense proviene de allí. Con respecto al tipo de plástico que se encontró en el estómago de los peces, un 88% está compuesto de hebras, y un 12% de fragmentos. “Las hebras provienen de restos de redes de pesca, que terminan en el mar porque los barcos las pierden o las abandonan en la costa” explicó la mujer.
¿Cómo fue el estudio realizado?
Los resultados del estudio se conocieron a fines de 2022, aunque los muestreos se efectuaron entre octubre de 2017 y abril de 2019, en Punta Verde, en la ría de San Antonio. Se realizaron sobre 100 juveniles de pejerrey y 90 de róbalos obtenidos de diferentes ‘pozas’. Para analizar el contenido que se extrajo del estómago de estas especies tuvieron que remitir las muestras a España, porque, hasta el momento, en nuestro país no existe aparatología capaz de estudiar estos micro plásticos. “Es un equipamiento caro. En realidad, se trata de un instrumento dónde se introducen los fragmentos y automáticamente te dice de qué tipo de micro plástico provienen. Afortunadamente creo que la Universidad de La Plata, en Buenos Aires, estaba por adquirir este tipo de tecnología. Pero por ahora hay que mandar las muestras al exterior para estudiarlas” aseguró Shirley Mendoza, la licenciada en biología marina que estuvo a cargo de la investigación. Cabe destacar, que debido al monto económico al que ascienden este tipo de estudios sólo se pudo estudiar el contenido estomacal de los peces. Falta determinar si la afectación por plástico también llega a las fibras de estos animales, que es la que ingieren los humanos.
Ese posible impacto, sin embargo, ya fue señalado por la bióloga. “Estos hallazgos en especies comestibles tienen una implicación mayor. Son una señal de la presencia potencial de impactos adicionales que podrían estar afectando a la población humana, ya que, por caso, los juveniles de pejerrey son consumidos por los ciudadanos como ‘cornalitos’ fritos, siendo éstos un plato tradicional” alertó. “La entrada de micro plásticos en las cadenas de alimentación de peces comestibles puede afectar a los humanos, y el conocimiento sobre la contaminación plástica es suficiente para demostrar la gravedad de la situación. Y plantear la necesidad de medidas urgentes para prevenir las consecuencias que esto tendría para la salud” señaló la científica.
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