No es lo habitual pero uno hace excepciones. Es el caso de Matías González, de la localidad de Caseros, provincia de Buenos Aires, que me venía solicitando la posibilidad de salir al gran Paraná Guazú y Bravo con su embarcación, para reconocimiento del rio y de los pesqueros que estos ofrecen en las distintas temporadas.
Llegó septiembre: ¿adónde pescar?
Así fue que, después de ultimar algunos detalles, se produjo el encuentro. El joven seguidor me pasó a buscar por mi casa para encarar la ruta hacia el siempre generoso Paraná.
Tras los pasos del Gran Paraná
Después de habernos provisto de algunas porciones de carnadas en Morenera El Toro de Calixto, continuamos nuestro viaje hasta la bajada de lanchas del Camping Recreo Keidel, donde nos recibió Franco el tractorista que nos ayudó con la tarea de preparar a “Huguinchi”, la embarcación de Matías, una lancha pescadora de 4,16 metros de eslora con una motorización consistente en un Yamaha 25 hp.
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Relatos a cielo abierto: Bagres y gallaretas
Tanto Matías como su flamante embarcación tocaban, por primera vez, las aguas del río más influyente del sistema de la Cuenca del Plata y que para los pescadores deportivos es un espacio bendecido.
En principio fuimos realizando una bajada por el Guazú, viendo y reconociendo los distintos sectores de navegación y sus profundidades, buscando la hondura adecuada para realizar un intento con el bagre de mar. Una de las prioridades fue ver la forma de fondeo: la preparación del cabo ante la posible necesidad de soltarse y la posterior levantada del ancla. Con respecto a esta porción de la cancha las respuestas de bagres fueron nulas en ese par de horas que lo intentamos.
Continuamos con nuestra navegación aguas abajo hasta otro pozo en el Paraná Bravo, donde ya las maniobras de fondeo y seguridad fueron realizadas en su totalidad por Matías. Reacondicionamos los equipos y carnadas para realizar nuestros primeros intentos aquí con el bagre de mar, pero después de un tiempo prudencial de espera y sin respuestas, decidimos movernos en busca de un sector que nos diera la posibilidad de probar con la variada de temporada.
Motor en marcha entonces pusimos proa aguas abajo del Bravo para lograr establecernos a una profundidad media de unos 10 metros. Esperábamos tener éxito con nuestros equipos, compuestos por varas de 1,80 metro y 2,10 metros, con reeles rotativos cargados con nailon del 35 mm, plomadas de 90 gramos y anzuelos corvineros número 3, con los que realizamos generosos encarnes con lombrices, los conocidos pulpitos.
Los piques fueron prácticamente instantáneos en los dos equipos de Matías, los que se dieron para bagres amarillos y blancos, así como también para lindos patíes. Mientras que por mi parte caña en mano, realicé un lance rio afuera. Luego de haber esperado pacientemente, obtuve varias capturas tanto de bagres como de patíes. Fue entonces que decidí mostrarle un último sector del Bravo río abajo a Matías y nuevamente en marcha allá fuimos.
Fondeamos a una profundidad media de entre los 10 y 12 metros. Fue la oportunidad para reacondicionar equipos y carnadas. Plomos al agua comenzamos a pescar, sin demoras los equipos de Matías marcaron piques de muy lindos ejemplares de bagres amarillos y blancos demostrando que en este día a las lombrices no había con que darles.
Mientras, yo seguía rio afuera esperando el pique de algún ejemplar de los grandes y llegó. Caña en mano difícil que se fuera, mi respuesta fue una clavada certera. Mi vieja vara Samurai de 2,10 metros formaba una parabólica impresionante, el pez si bien corría en todas las direcciones no pego ningún cabezazo para zafar del anzuelo, cosa que si hizo ya casi en la superficie del agua. La estrella del reel bien regulada fue y es la clave en estos momentos donde el pez arremete con corridas para zafar e irse, de esta forma pude cansarlo y plancharlo para arrimarlo a la embarcación.
Se trataba de un ejemplar de pati que promediaba arriba de los tres kilos de peso, que le dio bastante trabajo a Matías para subirlo a bordo, dado que el embolsador se rompió en ese momento.
El sol se tapaba con algunos nubarrones y la tarde caía, si bien los piques de lindos bagres y patíes prácticamente debajo de la embarcación no cesaban, era hora de regresar a la guardería que teníamos distante a una hora de navegación aguas arriba.
Cerraba una jornada de reconocimiento de la zona, de aprendizaje y de pesca pese a estar dentro del periodo de luna llena, ciclo que presenta sus horarios para el éxito. Por mi parte, muy feliz por haber conocido y ayudado a Matías que desde ahora es un nuevo navegante y pescador de nuestras aguas. El deporte de la caña es un ida y vuelta espléndido, de compartir cosas bellas como las que nos regaló en este caso el Paraná.
Datos Útiles.
Carnadas “El Toro”, Ruta Provincial N°6 y Calixto Dellepiane, Campana, Buenos Aires. Abierto desde las 6:00. Reservas: Tel. 03489-15-293296.
Guardería y camping recreo Keidel. Contacto: Tel. 03487-15-470576.
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