Thursday 18 de April de 2024
PESCA | 07-04-2013 16:29

El maravilloso Chimehuin

La pesca con mosca tiene un gran santuario, ubicado en la provincia del Neuquén, que todo pescador tiene que visitar. Galería de imágenes.
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Tras un vuelo sin contratiempos, nuestro avión chirriaba sus gomas contra la pista del aeropuerto de Bariloche. Allí nos aguardaba una delegación de Junín de los Andes. Eran los organizadores de la 32° Fiesta Nacional de la Trucha, que en 2013 le tocaba en Neuquén, e iba a tener como sede a la célebre Junín de los Andes.

Un viaje de 220 kilómetros nos puso a tono de cómo se encontraban muchos ambientes norpatagónicos. Un Limay Superior extremadamente bajo, un Traful Inferior con amplias playas de arena volcánica tras la erupción del Puyehue, el Collon Cura levemente turbio por las lluvias y los embalses Alicura y Piedra del Águila repletos de agua.

Llegados a Junín aprovechamos a almorzar y mi grupo partió para Malleo Arriba, con Marcelo Barría y Juanjo Sacconi como anfitriones. La idea era despuntar un poco de pesca fina, con equipos livianos, moscas secas y ninfas. Una novedad que me tenía muy entusiasmado era el empleo de cañas de Tenkara, a las que Juanjo le está sacando lustre desde hace un año.

Se trata de una modalidad japonesa con 200 años de antigüedad, que consiste en pesca truchas con cañas de pulso largas (entre 11 y 14 pies), sin reel y con furled leaders especialmente diseñados, unidos a la punta. Resulta ideal para pescar en ríos pequeños, permitiendo presentaciones milimétricas con moscas secas especialmente diseñadas. El Tenkara ha sido prácticamente desconocido fuera de Japón hasta que fue popularizado en Estados Unidos, en 2009.

El tramo de Malleo elegido era bastante sucio y difícil de transitar. Empezamos pescando con secas aguas arriba, con modelos atractores tipo Fat Albert o Stimullator Rubber Legs. A pesar de los piques, pasé a pescar con ninfas que me dieron un mejor resultado. Así, con caña Nº 3 saqué decenas de truchas de menos de 30 cm, incluida una marrón de 1 kilo que se comió una de mis truchitas prendidas y luego la escupió. No hubo forma de mover peces más grandes, salvo un violento pique de Tenkara que a pesar de la corrida entre las piedras, terminó en un sonoro corte.

El plan del otro día era flotar el lago Tromen con balsas neumáticas, pero una tormenta cordillerana hizo imposible la faena. Con Marcelo barajamos varias ideas, hasta que coincidimos en pescar al este de la Península del Blanco, sobre el lago Huechulafquen. Allí nos esperaba una bahía protegida del viento, con fondo de algas y junquillos donde pescar con secas. Un sitio que semanas atrás había rendido muy bien con arco iris medianas. Y sobre el extremo de la bahía encontrábamos un veril muy abrupto, batido por el oleaje, donde sacar alguna buena marrón persiguiendo alevinos en la rompiente.

Otros intentos

Los intentos con secas en la bahía, como era de esperar en un día frío y desapacible, no dieron buen resultado. Entonces partimos a pelearnos con el viento y las olas a la puntilla. Yo me planté en el shooting y una string leech de 10 cm, y así salió una regordeta marrón que fue el mejor pez de la jornada.

Esa tarde, tras un almuerzo y una siesta reparadora bajo un maiten, partimos a la boca. Allí me esperaba Juanjo, un pescador que le dedica muchos días de observación por temporada y la conoce como pocos. Para ese momento el clima era un verdadero vendaval. Mientras yo me incliné por una caña de una mano Nº 6, con shooting y amnesia de 15 lb, Juanjo abordó el ambiente con una caña de dos manos Nº 5 y línea flotante.

Él con ninfas Nº 8 bien lastradas, y yo (recordando a Alan Frazer) con unas Fuzzy Wuzzy de pelo canela en anzuelo Nº 4. Al parecer las marrones ese día querían alevinos, ya que en dos pasadas tuve cinco piques violentos, con tres marrones landeadas de entre 1,5 y 2 kg. Una, dio una pelea tremenda con largas corridas que nada tuvieron que envidiar a una arco iris plateada.

El día del concurso amaneció como en la película la Tormenta Perfecta. Un viento firme del oeste soplaba a más de 70 km/h tiñendo el bravo lago de blancos corderos.

La verdad no daba ni para asomarse a hacer fotos, pero unos 50 inscriptos impertérritos (incluidos niños y mujeres) le dieron duro desde las 8 hasta las 12 sin aflojar. Una actitud realmente para remarcar. Durante el mediodía todos los inscriptos y periodistas nos reunimos para degustar una riquísimas patas flambeadas, y se entregaron premios y sorteos. Durante la tarde Aníbal Sacconi, Cristian Nordhal Olsen y Marcos Rabbia dieron una clínica de atado para niños realmente multitudinaria.

Llegada la noche llegó el espectáculo principal con comida gourmet, la elección de la Reina de la Trucha y espectáculos humorísticos. Un hecho para destacar fue la proyección de viejas fotos de los pioneros de la pesca en Junín, y el homenaje a grandes personalidades como Alejandro del Valle, el “Viejo Vikingo” Daniel Nordahl Olsen y los hermanos Sacconi, entre muchos otros.

La famosa boca

 

Al día siguiente enfilamos hacia la boca del Chimehuin. Empezando la pasada por la Boquilla, seguida por el Cajón, el Run, para después de El Tranvía entrar en La Curva y Marcovecchio, donde el corazón parece explotar presintiendo una grande. Pero no hubo caso, al poco tiempo de castear pequeñas truchas empezaron a tomar donde tendrían que estar las buenas. Y así cerramos una mañana con lindas imágenes, pero sin ningún pique relevante.

Todavía faltaban unas cuatro horas para que el regreso. Ahí se me ocurrió una pequeña locura: preparé mi caña Nº 1 e hice una sesión de pesca urbana por tramos del Chimehuin, que no recorría desde hacía 20 años. Empecé por los pequeños brazos que están detrás de la Hostería Chimehuin, seguí por la zona del puente, el Camping y el Pool del Cura a la altura de la Iglesia.

Allí saqué no menos de 20 truchitas de 20 a 30 cm, y un par de medio kilo que me dieron una intensa pelea con un equipo tan liviano. Igual que hace 20 años, como si el tiempo estuviera congelado, la mosca campeona fue una Pheasant Tail Nº 16.

Nota publicada en la edición 487 de Weekend, abril de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Diego Flores

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