Si bien esta comprobado que la convivencia con los perros ofrece muchos e importantes beneficios para la salud de los seres humanos en general, en el caso de los ancianos la relación con una mascota adquiere mucha más trascendencia.
Muy en especial, para los que viven solos, en cuyo caso la mascota se convierte en el amigo con el que se puede contar siempre y que, además, los permite sentirse siempre acompañados, protegidos y, fundamentalmente, respetados y queridos.
Cinco consejos para cuidar a los perros ancianos
La presencia de un perro en la vida de una persona anciana supone un incremento de su salud ya que ya sea por timidez, falta de amigos o familiares o el motivo que sea, equivocadamente, toman la decisión de aislarse en sus hogares, lo que es altamente perjudicial para su salud.
Muy por el contrario, si se animaran a comprar o a adoptar un perro, se verán obligadas, entre tantas otras cosas, no solo en tener alguien en quien pensar, sino también alguien a quien cuidar y sacar a pasear todos los días un ratito, varias veces por día lo que les permitiría a ambos no solamente mantenerse activos, sino alimentar enormemente la relación.
Según los médicos gerontólogos, tener una mascota ayuda en gran manera a las personas de la tercera edad a poder acercarse a las metas de actividad física diaria recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por otra parte, al realizar cualquier tipo de actividad física el cerebro libera endorfinas, hormonas que dan una sensación de felicidad y bienestar, lo que hace, entre otras cosas, que las personas se olviden de los sentimientos de angustia y de soledad, entre otros.
Además, pasear por la calle con un perro, sobre todo si es cachorro, es una de las mejores maneras para poder entablar una relación con los vecinos o con los dueños de otros perros. O sea, que, en definitiva, el perro también es una excelente carta de socialización, tanto dentro como fuera de la casa.
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