Entre quienes están más contentos con la llegada del flamante presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a la Casa Blanca están sus dos pastores alemanes: Champ (campeón en inglés) y Major, un perro al que, en 2018 los Biden rescataron de una perrera, ya que ambos también disfrutarán de las lujosas instalaciones y comodidades con las que cuenta la lujosa residencia presidencial ubicada en 1600 Pennsylvania Avenue, Washington.
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De esta manera, Major acaba de darse el lujo de convertirse nada más ni nada menos que en el primer perro rescatado en vivir en la Casa Blanca en los últimos 55 años y en el segundo en la historia de los presidentes norteamericanos.
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Quien ocupa el primer lugar en ese privilegiado y exclusivo ranking canino presidencial, es Yoki, un perro callejero que el entonces presidente norteamericano Lyndon B. Johnson adoptó el Día de Acción de Gracias de 1966, después de que su hija lo encontrara vagando sin rumbo, y en muy mal estado físico, en una estación de servicio de Texas.
Segunda y hasta el momento última mascota en sumarse a la familia Biden, Major fue rescatado, junto a sus hermanos, por la Asociación Humanitaria de Delaware debido a que sufrían asfixia por estar expuestos a toxinas. Tras ser dado de alta, Biden y su esposa, la flamante primera dama Jill Biden, decidieron adoptarlo y sumarlo a la familia.
🐶 'Mayor', el perro de Joe Biden tuvo su propia inauguración. A través de internet, miles de personas siguieron paso a paso la primera #Indoguration. pic.twitter.com/4zTmtar6Vz
— Univision Noticias (@UniNoticias) January 18, 2021
Lo cierto es que ambos perros ya se han convertido en grandes protagonistas de las redes sociales del nuevo presidente, quien no ha dudado en utilizarlos como imán de votos. "Pongamos los perros de nuevo en la Casa Blanca", había escrito Biden, el 1 de noviembre del año pasado, en su cuenta personal de Twitter.
Por su parte, en 2019 su antecesor, Donald Trump, el primer presidente norteamericano de los últimos 100 años que no tuvo ninguna mascota en la Casa Blanca, había declarado al “Washington Post” que no tenía perros porque eso daría la sensación de no estar demasiado ocupado: "No me importaría tener uno, honestamente, pero no tengo tiempo. ¿Cómo me vería paseando un perro en el césped de la Casa Blanca?", dijo durante la entrevista.
Curiosamente, además de perros, ha habido una multitud de mascotas en la Casa Blanca. Por ejemplo, mientras el presidente William McKinley tuvo un loro capaz de silbar “Yankee Doodle”, la familia Kennedy tuvo un dócil y simpático pony, al que bautizaron “Macaroni ”, que hasta se dio el lujo de ser la portada de la revista “Life”.
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