La vida de Diego Maradona siempre corrió paralela a una de sus pasiones, tal vez una de las que menos se conocen es su debilidad por la náutica. En su época más gloriosa, cuando jugaba en el Nápoles, una de las actividades que más disfrutaba era navegar por el Mediterráneo aprovechando el aire libre y la belleza indiscutida que ofrece el Mar Tirreno, sin nada que envidiarle -salvando distancia de años- a las embarcaciones que hoy puede disponer cualquier gran deportista.
Pero como en su vida, el itinerario sobre las aguas del mejor futbolista de todos los tiempos fue distinto, irreverente, explosivo, impredecible. Del tímido Pelusa recién salido de Villa Fiorito al Maradona DT, su transformación está acompañada por una cronología tanto náutica como fierrera, plagada de anécdotas e historias. Únicas, como ninguna otra figura hubiera podido hilvanar. Como él.
En sus inicios supo disfrutar del Delta y de los paseos por las aguas argentinas en diversas embarcaciones de amigos y conocidos. En aquellos años, una de las naves emblemáticas que pudo disfrutar en varias ocasiones fue en el famoso “Centolla” de la familia Canestrari, un crucero clásico de madera de más de 20 m de eslora, en el que varias personalidades han podido navegar por la zona (foto arriba).
Ya como jugador consagrado en Boca Juniors, se hizo construir en forma especial una lancha tipo offshore, porque siempre fue amante de la velocidad sobre el agua. La embarcación, una Fórmula Gamma de 27 pies (8,22 m de eslora) propulsada por dos motores Mercruicer de 260 hp cada uno, llamada “Mi Carrera” fue vendida por el año 2007 en un sitio de subastas de internet y nada se sabe de su actual destino.
La era de Tullio Abbate
En 1987 Maradona ya era considerado Dios. Primero por los hinchas del Nápoli, club del sur de Italia al que había llevado a la élite tras ganar el Scudetto italiano y la Copa de Italia. Una hazaña deportiva para un equipo que por primera vez se codeaba, además, con los grandes de Europa. Y por supuesto también por los hinchas argentinos y del mundo que lo habían visto en el Mundial 86 en todo su esplendor. El mejor Maradona de todos los tiempos gozaba de la gloria y el reconocimiento máximo. Y por aquel entonces decidió disfrutar de la náutica con un diseño especialmente concebido para el por el gran diseñador italiano Tullio Abbate, quien le creó y construyó en forma especial para el Diez la Exception 46 (y que falleció el 9 de abril de 2020 por Covid-19 a los 76 años).
Fue una lancha offshore especialmente pensada entre el año 1986 y 1988 para Diego Maradona. Era una embarcación elegante, potente y rápida. Estaba equipada con todas las comodidades para un crucero de día perfecto o para jornadas largas. Se convirtió en la nave personal del Maradona durante sus años en Nápoles, de 15 m de eslora y 3,90 m de manga, impulsada por dos motores turbo diésel de 400 hp cada uno, que le daban una marca de 35 nudos, nada mal por aquellos años.
Durante todo el resto de su carrera, el Diez pudo disfrutar de diferentes embarcaciones tanto en Europa como en todos los lugares del mundo donde supo desarrollar su carrera como entrenador. Nunca dejó de disfrutar de la navegación en los diferentes lugares del mundo que le tocó estar, desde Dubai y Cuba hasta el delta de su querida Argentina.
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