Un reciente estudio llevado a cabo por el Centro de Estudios Territoriales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) advierte sobre la degradación de los suelos como consecuencia de la erosión hídrica en la cuenca hidrográfica del arroyo Ludueña, la más extensa de Rosario, que comprende 800 kilómetros cuadrados de esa ciudad y localidades aledañas.
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"Dos tercios de la ciudad de Rosario se encuentra constituida sobre esta cuenca, por lo cual es elemental estudiar la zona para evitar así las consecuencias de este proceso de degradación de suelos por erosión hídrica", resalta el estudio realizado por Néstor Di Leo, Sergio Montico y José Alberto Berardi, todos integrantes de la mencionada casa de estudios, al que la agencia Télam tuvo acceso.
Según los especialistas, es elemental estudiar la erosión hídrica debido a que se trata de un "proceso complejo que puede generar pérdidas considerables de suelo, afectando la productividad del mismo".
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La zona agrícola de esta cuenca, de 18 kilómetros de extensión, se encuentra al sur de la ciudad de Rosario, cerca de las localidades de Zavalla y Coronel Arnold.
Di Leo, coordinador del grupo de investigadores, explicó que gracias a imágenes satelitales lograron detectar la presencia de cárcavas, que son una especie de zanjas que se generan en el medio del campo donde el flujo del agua se concentra.
"Este es uno de los procesos más graves, porque se generan remociones muy importantes de suelo, provocando un daño inmenso al mismo por la pérdida de su funcionalidad hidrológica", manifestó el profesional.
Para el investigador, la actual situación de los suelos en la región es muy crítica al tiempo que destacó que los datos arrojados son un claro indicador de que “hay que tomar inmediatamente cartas en el asunto”.
La erosión hídrica tiene algunos pasos previos que se desarrollan de manera silenciosa, y una vez que aparecen los síntomas más evidentes, ya hay una pérdida de suelo muy importante. “Lo que suele suceder por ejemplo es que los productores agrícolas reaccionan cuando ven el grave daño que se produce en su campo, es decir cuando el proceso ya es evidente", dijo.
Según los investigadores, el estudio busca despertar la conciencia de esta temática no solo entre los especialistas sino, "particularmente en los sectores productivos y organismos estatales". "Hablar de erosión hídrica no está de moda ni en la agenda mediática, pero genera consecuencias directas a todos los habitantes y al medioambiente", manifestó.
En cuanto a las soluciones más sencillas y eficaces que pueden ponerse en práctica para intentar frenar este problema destacó tanto la implementación de terrazas como, así también, la rotación de los cultivos. “De esa manera no sólo se evita la degradación sino que, además, se ayuda a que el agua de lluvia se incorpore al suelo, que será a su vez aprovechada por el cultivo generando un mayor rendimiento", indicó.
"Ocuparse de esta cuestión contribuye a la solubilidad de toda la población y del ambiente, es un problema que hay que atenderlo cuanto antes, antes de que sea tarde, porque no se puede fabricar nuevas tierras", concluyó.
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