En agosto de 1869, Mary Ward se tomó vacaciones en el castillo de su primo en el centro de Irlanda, al oeste de Dublín. Ward era una activa naturalista y astrónoma, que trabajaba duro para hacerse un lugar en el abrumador mundo masculino de la ciencia victoriana. También estaba criando a ocho hijos más o menos sola. Necesitaba descansar un poco, y cuando alguien en el castillo sugirió llevar el automóvil casero de su primo a dar una vuelta, Ward lo acompañó.
Así es la caja negra para los autos
En la década de 1860, los automóviles eran básicamente “juguetes” grandes y peligrosos, tanto que el 31 de agosto de 1869, hace 150 años, Ward terminó aplastada bajo las ruedas del automóvil. Este accidente convirtió a la científica de 42 años en la primera víctima fatal automovilística de la historia.
El automóvil en cuestión era un Parsons construido por su primo, uno de los primeros autos del mundo. Funcionaba con vapor y tenía tres ruedas gruesas hechas de hierro: una pequeña en la parte delantera y dos grandes en la parte trasera. Según un testigo, el conductor estaba “viajando a un ritmo fácil” cuando dobló en una esquina y Ward salió despedida, probablemente por un pozo. Las enormes ruedas la aplastaron, rompiéndole el cuello y la mandíbula.
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