El fuerte temporal de frío, viento y nieve que se viene registrando en las últimas semanas en la Patagonia argentina, ha ocasionado, entre tantas otras cosas, el bloqueo de muchas rutas, obligando, así a los pocos habitantes de la zona a tener que agudizar el ingenio para poder desplazarse ya sea tanto a sus trabajos como en busca de alimentos y provisiones para sus respectivas familias.
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Tal es el caso de Hernán, un hombre de 53 años que no tuvo mejor idea que recurrir a un trineo para poder recorrer los 50 kilómetros que separan a su casa ubicada a tan solo 3 km. del paso internacional Pino Hachado, Neuquén, del supermercado más próximo que queda en Las Lajas, en busca de alimentos y otros productos tanto para su familia conformada por su mujer y un hijo, como, así también, para sus 36 perros y fieles amigos.
Ante la imposibilidad de desplazarse con su automóvil y no tener ninguna respuesta por parte de las autoridades de Vialidad Nacional respecto a si la máquina para despejar la Ruta 242 pasaría por la zona, no le quedó otra que recurrir al uso del trineo que habitualmente usan para ofrecerles a los turistas paseos por la zona. “Cuando vimos que la oficina de Vialidad estaba cerrada y la máquina barredora no iba a pasar por nuestra casa, comenzamos a bajar hacia Las Lajas, como una especie de prueba porque en un primer momento no tuvimos pensado hacer esto. Pero como cuando hicimos apenas 11 kilómetros nos dimos cuenta de que regresaríamos muy tarde, entonces abortamos la misión y optamos por hacer un nuevo intento al día siguiente por la mañana que, más allá de todas las peripecias que nos tocó vivir, fue divertido y exitoso, ”, explicó Hernán.
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Hernán y su familia se instalaron en ese alejado y paradisíaco paraje del sur neuquino donde se encuentra uno de los pasos más importantes de la Cordillera de Los Andes, ya que une los sectores centrosur de la Argentina y Chile, tras la crisis del 2001, en busca de un mejor porvenir. Claro que, cuando abrió su hotel, nunca se imaginó que iba a pasar por una situación como esta. “Si bien para muchos puede ser algo divertido, la situación que estamos viviendo acá es muy difícil. Esto es un desastre, acá no trabaja nadie y uno que vive del turismo sabe que estamos en un momento crítico. En mi caso, además de tener que recorrer 50 km, para ir a hacer las compras, tengo que atender a mi mamá que vive en Zapala y que tiene problemas psiquiátricos y necesita que le mande alimentos y medicamentos”, concluyó.
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