Un conocido dicho dice que las apariencias engañan, una afirmación popular que se corresponde con cientos de situaciones, objetos y personas, y donde pareciera ser que ni siquiera el Sol está exceptuado. Esto se debe a que un científico ha revelado cuál es el verdadero color del astro, que es bastante diferente al que nosotros vemos desde la Tierra.
Por más que el saber popular afirme que el Sol es amarillo, un interesante debate se ha abierto por parte de Alastair Gunn, astrónomo del Centro Astrofísico Jorrell Bank de Reino Unido, que en un artículo afirmó que en realidad el Sol es de color blanco, pero que nuestros ojos lo ven amarillo.
“La longitud de onda máxima en un espectro también determina generalmente el color aparente de un objeto. En el caso del Sol, el espectro alcanza un pico en una longitud de onda que normalmente describiríamos como verde. Sin embargo, en el estrecho rango del espectro visible, la cantidad de luz emitida en cada longitud de onda es casi exactamente la misma. El ojo humano no percibe la luz promediando los distintos colores del espectro juntos. Por lo tanto, un ligero exceso de luz verde no se ve verde para el ojo humano, se ve blanco. El Sol tendría que emitir solo luz verde para que nuestros ojos lo perciban como verde”, explicó el astrónomo.
Por su parte, Andréi Malijin, investigador del Instituto de Investigación Espacial, cree que todavía es muy pronto para sacar conclusiones, ya que el color corresponde con la percepción que tiene una persona de una determinada radiación electromagnética.
Los ojos humanos están limitados en la amplitud de la percepción del color por tres tipos de fotorreceptores. El receptor más sensible es el receptor L, responsable de la gama amarillo-rojo. Los receptores M y S son responsables de los colores verde-amarillo y violeta-azul, respectivamente.
El receptor L más sensible es el que más fácilmente capta la señal, por lo que una persona debe ver casi siempre las cosas en tonos rojos. Para compensar la diferencia de las señales recibidas, el cerebro las pone en equilibrio cromático.
“Casi todo el rango visible de la luz solar (380-780 nanómetros) está cubierto por la curva de radiación máxima del Sol. Dada la especial percepción de nuestros órganos visuales, la radiación del Sol ilumina casi uniformemente los receptores L, M y S. Nuestro cerebro lo corrige y nos dice que cada color es aproximadamente igual y acabamos viendo el blanco. Eso es lo que dice el artículo original del científico británico”, concluye Andréi Malijin.
Fuente: Sputnik Mundo
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