Hay un programa en la grilla de History Channel que resulta un imperdible para los amantes de la cuchillería y las armas de hoja: Desafío sobre fuego. Ya lleva varias temporadas poniendo a competir a diferentes orfebres con la motivación de crear determinadas piezas (que incluyen su historia y uso). Es muy interesante ver cómo los participantes resuelven, en un tiempo limitado, la consigna de cada emisión.
Y este mes, exactamente el martes 16 de octubre a las 22, History Channel estrena la primera versión latinoamericana del reality, grabado en México con la conducción del actor y presentador colombiano Juan Pablo Llano y la participación de un argentino (Pablo Bugallo) que competirá ante especialistas de la región para consagrarse el Mejor Forjador del continente, con un pozo de U$S 10.000.
Revista Weekend tuvo oportunidad de conversar en exclusiva con Llano y también con el representante de nuestro país, acerca de esta experiencia: “Fue muy enriquecedora –explica el conductor del reality– y me despertó la curiosidad sobre las armas forjadas, así que me puse feliz cuando tuve la oportunidad de vivir este mundo de cerca. Es fascinante descubrir algo nuevo y espero seguir aprendiendo sobre el tema”.
Weekend: ¿Cuál fue, y es, su relación con las armas de hoja?
Juan Pablo Llano: Más de admiración que otra cosa. Soy seguidor de El señor de los anillos, de las peleas medievales, me gusta entrar a una tienda de cuchillos, observarlos y pensar en toda la tradición que hay detrás de ellos; esa relación que hay entre las armas y un punto determinado de la historia. No veía al cuchillo como un arma que se hizo para matar, sino por quién fue creado, bajo qué necesidades, y fui conociendo más en el proceso de Desafío sobre fuego Latinoamérica. Cuando les presentamos a los concursantes lo que tienen que hacer, va esa referencia histórica y, basados en ella, tienen que reproducir el arma que les proponemos.
W.: ¿Aprendió cosas nuevas sobre el tema al conducir este Desafío?
El mejor cuchillero latinoamericano es argentino
J.P.LL.: ¡Totalmente! Fue un mundo que se abrió ante mis ojos. Además establecí una gran relación con los dos jurados (el argentino Mariano Gugliotta y el mexicano Antonio de Regil), uno el más experto que hay en Latinoamérica en forja, y el otro muy preparado en entrenamiento y manejo de armas. Como actor he tenido capacitación con armamento y siempre me llamó la atención; establecimos una excelente relación y aprendí mucho de ellos. Ahora estoy pendiente del tema. Soy el fan N° 1 del damasco. Ojalá que me inviten a los festivales de cuchillería que se hacen, ansío empaparme de este trabajo milenario que, en algunos países, fue dejado de lado y permanece oculto. Sé que en la Argentina la tradición cuchillera es muy importante.
W.: ¿Qué cosas evalúa el jurado en cada prueba sobre el desempaño de los participantes?
Valerie Taylor, la mujer que nada con tiburones
J.P.LL.: Que sea exactamente igual que el original. Se fijan en la dureza de la hoja, el grosor del filo en la segunda etapa; la calidad y la totalidad y funcionalidad del arma. Son ocho competidores de cuatro países, cuatro van a una gran final y quedan dos, entre los que se elige al ganador. Prefiero no adelantar cómo les fue. En mi país no hay una gran tradición de cuchillos pero tuvimos un representante que se presentó al gran reto. Tuvimos muy buenos participantes, como el argentino (Bugallo), la competencia estuvo muy reñida y en cada entrega quedaba fascinado con la velocidad en que una persona puede forjar un cuchillo o una espada; sólo les dábamos seis horas para trabajar. Además, el desgaste físico es importante, cuidábamos que comieran y que estuvieran constantemente hidratados, con un equipo médico permanente en el set. Los admiro por eso. Es bien fuerte. Ves que a unos hombres les entregan un pedazo de acero y hacen piezas maravillosas. Soy feliz aprendiendo. Esperamos que salgan forjadores de debajo de las piedras para que esta hermosa tradición siga creciendo. Ojalá podamos enfrentar competidores estadounidenses con latinoamericanos. Por supuesto, si se hace, quiero conducirlo yo.
Camino meteórico
Por su parte, el argentino en la competencia de Desafío sobre fuego Latinoamérica, Pablo Bugallo, tiene 38 años, vive en Ituzaingó, está casado con Alejandra y tiene dos hijos. Su relación con los metales es muy particular. Se interesó por los cuchillos luego de que su abuela le regalara el primero: “Siempre estaba al lado de la parrilla, me gustaba asar y también hacer cosas con las manos. Mi abuelo tenía un taller en su casa y me fascinaba meterme ahí a crear. Hasta que quise hacer mi propio cuchillo para el asado”.
W.: ¿Adónde aprendió a forjar armas?
Pablo Bugallo: Al principio no tenía información. Me pasé cuatro meses investigando en un foro. Allí me enteré de que había una exposición y, cuando fui, conocí a mi maestro, Mauricio Daleschi, allá por el 2012. Un fin de semana por mes me iba a la escuela de Mauricio en Santa Fe a aprender. El, además de ser muy bueno con la técnica, es una excelente persona que me cautivó y realmente me hizo apasionar por el arte de hacer cuchillos. Estuve así dos años y medio, mientras trabajaba como soldador en una automotriz. Hasta que un día decidí dejar el trabajo y dedicarme a esta pasión. Le estoy muy agradecido a mi familia (mi señora y mis hijos) por el apoyo que me dieron para lanzarme a esta aventura que para mi es un arte, lo tomo como una forma de expresión. Me produce una gran satisfacción que quien me compra una pieza esté muy contento y quiera un cuchillo mío. Al principio me daba vergüenza venderlos; fue una barrera a vencer cuando me largué solo, hasta que al final entendí que tenía que vivir de esto.
W.: ¿Cuán importante es contar con el equipamiento correcto? Me refiero a la protección.
P.B.: Es bastante importante cuidarse porque somos nuestra propia herramienta: hay que cuidar las manos, los ojos, todo el tiempo saltan chispas, el calor es constante. Y yo lo disfuto, no lo sufro para nada.
W.: ¿Cómo llegó a esta competencia?
P.B.: Un día estaba trabajando y suena el teléfono; me dicen que llaman de la productora Nippur Media porque estaban haciendo un casting para la versión latina. Claro que me encantó la idea porque siempre lo veía por TV. Para nosotros, los que hacemos forja, es algo que tenemos que ver, todo el tiempo se aprende, me conozco todos los capítulos. Y ahora lo viví desde adentro. Aunque estaba con mucho trabajo, hice un video, lo mandé y después pasó bastante tiempo. Faltando días para el viaje, quedé. Y ahí me fui a México por una semana, con ganas de ver qué podía hacer. Lo que ves desde afuera es totalmente diferente. Disfruté muchísimo esos días, fueron los mejores de mi vida, una muy linda experiencia. Toda la gente de la producción me trató. súper bien, no me sentí competidor con los otros colegas, que hacían las cosas diferentes porque eran de otro país pero compartimos información, sobre todo con el colombiano. La pase súper bien con una experiencia que te ponía a prueba. Hubo mucha presión para hacer los cuchillos en tan poco tiempo... El fuego, la hora que te corre, las cámaras, pensar si llego o no a cumplir con la consigna. Ahí fueron clave las decisiones que se tomaron.
W.: ¿Cuál es el tipo de cuchillo que más le gusta hacer?
P.B.: A mi me gusta mucho el campo, me gusta mucho el cuchillo criollo y es uno de los modelos que más fabrico. Y que lo haga en damasco, no tan tradicional, le pone el toque personal.
W.: ¿Qué es, a su criterio, lo más complicado de forjar un arma?
P.B.: Hay que tener muchísimo cuidado en el tratamiento térmico, el temple; una hoja puede estar mal templada y puede ser muy bella pero no corta o quedar muy dura y se podría romper. Hay que estar bien atento en esa parte. Personalmente, al hacer cuchillería de autor, hay que ponerle lo que mejor se pueda y darle algo de estilo personal, terminar de agregarle el estilo único y, a la vez, tratar de mantener lo que uno tiene como artista. Mi firma, además del apellido, es una pluma porque me encantan las aves.
Este programa fue como un llamado de atención, el diario para aventar el viento del fuego, avivar la profesión sin conocernos entre los participantes. Me gusta aprender, es un oficio hermoso el de la forja, que la industria dejó atrás y no se conoce en todo el mundo. Por suerte avanzó mucho y Desafío sobre fuego tiene mucho que ver con eso. Gracias a Dios que existe este programa que fomentó el oficio.
W.: ¿Cuál es el metal qué más le gusta trabajar y por qué?
P.B.: El acero damasco es lo que más me gusta hacer, multilaminado. Compro dos aleaciones diferentes y las mezclo entre sí para hacer patrones o dibujos en la hoja. Es como un hojaldre, sólo que caldeado a 1.250 gados, es como plastilina. Se pueden fabricar nuevos patrones, nunca un cuchillo es igual al otro. Este tipo de piezas me toman desde cinco días a 15 o 20. La que más me llevó tomó 25 jornadas de trabajo. Hay patrones que son más difíciles que otros. Está en la destreza del forjador.
Nota completa en Revista Weekend del mes Octubre de 2018 (edicion 553)
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