Lo primordial en una salida de caza menor es la confianza, el conocimiento, la experiencia y el estado físico. Para disfrutar el placer de la cacería es fundamental estar dispuesto y preparado para hacerlo. Y en este sentido siempre hay viejos mitos que derrumbar, ventanas que abrir y necedades que vencer.
Los tiempos cambian, el clima cambia, las circunstancias de la cacería han cambiado, y para aceptar esto hay que ser receptivo. Mi padre no necesitaba largas jornadas de caminata ni perro para lograr cacerías exitosas. Pero hoy la agricultura, la vestimenta, las armas, los cartuchos y hasta las especies no son lo mismo que unos años atrás. Solo falta que nosotros veamos esta evolución y comencemos a cambiar para disfrutar de la cacería como lo hacía mi abuelo en los polvorientos caminos de Guaminí a bordo de su
Ford A, con las presas colgadas a los costados y una precisión en el disparo derivada de la confianza y la seguridad de la práctica.
Pasamos nueve meses del año soñando con la temporada de caza y muchas veces llegamos a su inicio sin siquiera haber visto en qué estado se encuentra la escopeta. Tampoco si tenemos suficientes municiones, sin pensar cuál es la más adecuada para cada tipo de clima (húmedo, seco, brisa o viento). ¿Qué logramos con estas desatenciones?: la mayor frustración, con yerros que no interpretamos ni podemos subsanar porque no sabemos qué hacer.
Por lo tanto, lo primera tarea es comenzar con anticipación a practicar tiro y saber a qué distancia tirar, qué chokes utilizar, verificar si tiramos bajo o alto. De esta manera, en tiros federales y clubes habilitados a tal fin adquiriremos de a poco la confianza y corregiremos los errores para llegar al campo con la autoestima alta y dispuestos solo a disfrutar.
Nota publicada en la edición 523 de Weekend, abril de 2016. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
14 de abril de 2016
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