Es sabido que nuestro cerebro trabaja mejor a través de circunstancias conocidas,
aprendidas en nuestra educación temprana. En lo que respecta al tiro deportivo, si a disparar se aprende de chico, de grande los movimientos se realizan con mayor confianza. Entonces, ¿de qué depende el acierto o el yerro? Tal vez de que a veces quienes nos transmiten la información de cómo hacer determinadas cosas no nos proporcionan todas las variables, o solo nos dicen qué hacer sin mostrarnos el porqué.
Sobre esta hipótesis, y tras haber hojeado en las últimas semanas una nota de Rodolfo Perri –eximio colaborador de esta revista durante muchísimos años– publicada en la edición N° 346 de Weekend (julio de 2001), me surgió la necesidad de este ensayo. Perri puntualizó textualmente: “Con respecto a los estilos de tiro, nos inclinamos por el de ‘barrida’ o tiro al cruce, en el cual debe adelantarse considerablemente el arma y oprimir el disparador sin detener ese movimiento. Es cuestión de cálculo y siempre pone a prueba al cazador”. Mi pregunta del millón, entonces: ¿cuánto es adelantar considerablemente el arma?
Para las pruebas recurrí a Javier Trincheri, quien me acompañaría a realizar las verificaciones y sacar las conclusiones al Tiro Federal de Lomas de Zamora. Diseñamos todo el ensayo teniendo en cuenta la velocidad aproximada de una perdiz en vuelo (unos
60 km/h), y para emular su vuelo recurrimos a una máquina lanzaplatos tipo americana, que se reguló para que los platos salieran de derecha a izquierda. Fijamos la distancia de tiro entre los 30 y 40 m para un tipo de prueba, y entre los 15 y 20 m para la otra. La velocidad de los platillos sería de 25 m/s (unos 70 km/h). Consideramos también la velocidad de distintos cartuchos nacionales e importados, cuyo rango se ubica entre los 390 y 410 m/s. En cuanto al diámetro de la rosa de municiones, a 30 m varía de 1 a 1,30 m.
Calculadora en mano
Teníamos ya todas las variables, entonces fuimos al pizarrón y resolvimos las fórmulas que posteriormente ensayaríamos en la pedana para comprobar si eran ciertas. Tras unos sencillos cálculos concluimos en que si el plato pasaba a 40 m de distancia, viajaba a 25 m/s y las municiones volaban a 400 m/s, para que se produjera el impacto habría que adelantar nuestro objetivo 2,5 m. ¿Por qué? Sencillo: el cartucho tarda 10/100 segundos en recorrer 40 m, mientras que el platillo se traslada 2,5 m en ese mismo lapso. Recordemos también que la rosa tendrá a esa distancia un diámetro de 1,30 m, lo que nos da un plus de 1,5 a 3,5 m para jugar hacia atrás o adelante. Pero cuidado: esos 2,5 m se necesitan a 40 m de distancia, no en el lugar donde el cazador se encuentra parado.
Nota publicada en la edición 506 de Weekend, noviembre de 2014. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al tel.: (011) 4341-7820 / 0810-333-6720. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
10 de noviembre de 2014
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