Ya sea que uno se disponga a caminar a campo traviesa o a subir un pequeño cerro, lo cierto es que siempre que se haga una actividad al aire libre es necesario llevar el equipo adecuado. Si la idea es caminar grandes distancias por terrenos irregulares, es aconsejable siempre llevar unos bastones de trekking, sin importar nuestro nivel físico o la dificultad del recorrido. Sus ventajas son muchas y a continuación repasaremos las más importantes.
Mejor circulación
Aunque es una cuestión que no se tiene muy presente, llevar bastones mejora la circulación sanguínea, especialmente en las manos. Esto evita que se hinchen o que haya alguna sensación de hormigueo, pesadez o entumecimiento.
Mayor estabilidad
Algunos dicen que usar bastones de trekking es como tener 4 piernas, y la verdad es que se parece mucho a eso, ya que la principal ventaja que obtenemos es la estabilidad. Al tener más puntos de apoyo, será menos probable que nos caigamos por un tropiezo.
Gracias a esto nos moveremos con más seguridad y soltura sobre el terreno. No tendremos que estar tan pendientes del camino y podremos aprovechar y disfrutar un poco más del paisaje.
Más rendimiento
Al utilizar más lo brazos y no hacer que el desplazamiento depende exclusivamente de las piernas, el cuerpo trabaja de una forma más integral, lo que a la larga se refleja en un menor agotamiento, una frecuencia cardíaca más baja y menos fatiga muscular.
Esto, sumado con la estabilidad, es algo muy importante y que se agradece en subidas o bajadas exigentes, donde el cuerpo es más demandado. Ese extra de energía nos facilitará mucho la travesía.
Menos impacto
Otra parte del cuerpo que gana mucho con el uso de los bastones son las articulaciones, que recibirán menos impactos ya que el peso del cuerpo se repartirá en más puntos de apoyo. Está demostrado que su uso reduce en un 25 % la compresión y el impacto en caderas, rodillas, tobillos y pies. Sobre todo en ascensos y descensos, ya que se minimiza el esfuerzo en esas partes.
Ritmo de marcha
Todo lo expuesto se conjuga en una cuestión muy importante, el ritmo de marcha. Una vez que nos acostumbremos a andar con bastones, notaremos que iremos más rápido y cubriremos más terreno en menos tiempo que el esperado.
Esto se debe a que básicamente nuestro cuerpo responde mejor gracias a la asistencia de los bastones. Además, nosotros estamos más seguros y estables, lo que se refleja en nuestra confianza para afrontar el camino restante.
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