El momento de entusiasmarse con la práctica del kayak surge la gran pregunta: ¿qué modelo comprar? A grandes rasgos, se ofrecen dos tipos en nuestro mercado: los abiertos o sit on top, y los cerrados, también llamados de travesía. Antes de decidirse es preferible hacer varias salidas para probar la comodidad y destreza en el agua de los diferentes modelos y tener en claro para qué lo emplearemos.
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Los kayaks abiertos
Son la embarcación ideal para iniciarse en el canotaje, porque resultan polivalentes y amigables con el usuario. Normalmente, construidos de plástico roto moldeado, son muy estables por su gran manga y reducida eslora, muy durables, fáciles de orientar; brindan una excelente plataforma para pescar, realizar fotografías o salidas con chicos, y además tienen un valor mucho más barato que los de travesía. Como contra, navegan con cierta dificultad por su gran manga, diseño no tan hidrodinámico y por peso. Es que son esquifes pensados para realizar distancias más cortas y en condiciones donde no haya gran viento, oleaje o correntada. Le dan al tripulante la sensación de estar a salvo sobre el agua y que no puede quedar atrapado en caso de vuelco. Prácticamente, cualquier persona –aún las de talle extra grande–, sale remando sin dificultad, aunque expone más al tripulante a las condiciones climáticas de frío y viento, por eso se usan más cuando llegan las altas temperaturas. En manos de un remero experimentado logran tener una mediana performance en distancia.
Cerrados o de travesía
Por lo general están construidos en PRFV (plástico reforzado con fibra de vidrio) y resultan más rápidos en el agua por su diseño más estilizado y de menor manga, aunque dependiendo de los modelos son inestables y requieren de un aprendizaje exhaustivo para lograr dominarlos. Tienen una manga máxima de 0,65 m y las esloras rondan los 5 metros. Se trata de embarcaciones que permiten recorrer decenas de kilómetros sin gran esfuerzo físico, porque gracias a su diseño hidrodinámico avanzan con menos esfuerzo del palista. Hay muchos aficionados que empezaron con un kayak abierto de plástico y, a medida, que se adentraron en la actividad pasaron al de travesía buscando un esquife con mayores prestaciones y desafíos en cuanto a velocidad, estabilidad, distancia y posibilidad de guardar equipamiento en los tambuchos.
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Es cierto que el hecho de navegar desde un habitáculo cerrado en muchas personas crea el temor de quedar atrapado en caso de vuelco, algo que muy rara vez ocurre, porque al volcar el palista tiende a caerse al agua y salir del habitáculo. Por lo pronto, requieren más cuidados en las salidas a tierra, a los golpes, y el material resulta propenso a los rayones o fisuras, aunque con un uso cuidadoso se evitan las filtraciones. También los hay construidos en plástico (son más pesados), muy durables si navegamos en costas rocosas pero con una menor performance en el avance. Estos modelos permiten el uso de cubrecockpits o cierra habitáculos, lo que les otorga mayor estanqueidad y protección al frío y el oleaje, por lo cual resultan más aptos para navegar en estas condiciones.
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Simples o dobles
Una pregunta recurrente cuando se trata de parejas y familias con hijos, es qué conviene comprar: para uno, dos o tres tripulantes. ¿De plástico o de fibra de vidrio? ¿Quién no ha invitado alguna vez a un amigo que lo primero que nos dice es que solo quiere sacar fotos en la navegación? Y esto es muy lógico porque el canotaje es sinónimo de actividad compartida. Y ni qué hablar cuando en la pareja uno solo tiene la pasión por el kayak y el resignado compañero pone la mejor cara después de una extenuante remada de todo el día. En estos casos siempre se plantean las dudas acerca de si conviene remar separados o utilizar kayaks dobles o triples para simplificarle la salida a los que menos reman.
Claro que cuando los palistas tienen cierta experiencia, ésta disyuntiva puede obviarse porque cada remero tiene un dominio del kayak suficiente como para valerse en el medio acuático. Aún así los kayaks dobles siempre son una excelente opción para los expertos y las numerosas travesías por todo el mundo así lo atestiguan. En manos de remeros entrenados un kayak doble supera en velocidad a un kayak simple. Ahora bien, cuando alguno de los palistas no cuenta con experiencia o no tiene la fuerza necesaria como para impulsarse o impulsar al invitado (pongamos por caso menores entre los cinco y diez años), es una excelente idea emplear una embarcación doble o triple, que permite no solo ser dirigida por un remero, sino también emplear la fuerza de un solo palista para impulsarla. Es sabido que los kayaks dobles y triples, además, son más estables, veloces y con mejor estabilidad direccional que las embarcaciones simples, a consecuencia de su mayor eslora. Además, facilitan las remadas sin sobresaltos de gente sin ninguna experiencia porque el timonel, desde el cockpit de popa, se encarga de casi todo lo referente a la navegación sin requerir la ayuda de sus compañeros.
Este tipo de embarcaciones resultan más marineras en condiciones de oleaje o viento y, proporcionalmente, necesitan menos fuerza para impulsarlas. Por el contrario, el kayakista solitario es su propio patrón del esquife y depende de su fuerza y pericia para salvar las dificultades. Este es un concepto que todos deberían tener presente al momento de efectuar una salida, ya que desde otra embarcación es difícil remolcar por períodos largos o ayudar a mantener el equilibrio en caso de vuelco. Las virtudes de los kayaks para varios tripulantes ya la conocían los esquimales y otras tribus canadienses. En efecto, los aleutianos empleaban baidarkas –es un tipo de kayak– de dos y tres cockpits, y los utilizaban en la peligrosas cacerías en mar abierto. Mientras un tripulante los dirigía, sus compañeros utilizaban sus arpones contra morsas y ballenas.
Velocidad vs. estabilidad
Las embarcaciones dobles y triples son notablemente más veloces que las simples porque tienen una superficie mojada o de rozamiento proporcionalmente menor. Los kayaks dobles son ideales para remar con chicos desde los cinco años, a condición de que tengan colocado obligatoriamente el chaleco salvavidas de tamaño acorde.
Los menores navegan siempre en el cockpit delantero y pueden o no ayudar en la remada. Lo importante es que los chicos disfruten de estos primeros paseos y, cuando tengan ganas, jueguen con la pala en el agua. Con el tiempo le tomarán la mano a la remada y al divertido esfuerzo que significa impulsar un kayak a ras del agua. Dicho sea de paso, se fabrican palas para niños, de escaso peso y tamaño (largo) como para que adquieran experiencia sin tener que utilizar una pala pesada o de gran envergadura. También puede ocurrir que en las salidas en pareja algunas mujeres no disfruten efectuando una remada intensa (exceptuando a las palistas de alma que en muchas travesías vimos que bogaban a la par de los varones). En estos casos, siempre y cuando se emplee un kayak doble, su compañero puede compensar el esfuerzo para hacerle más llevadero el paseo. Utilizando esquifes simples, la única forma de ayudar sería remolcar la otra embarcación, maniobra engorrosa con oleaje y poco práctica de emplear en tramos muy largos.
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