Miles de veces hemos visto, ya sea en películas, series, documentales, etc., cómo es posible aterrizar un avión sin el motor en funcionamiento. Ahora bien, ¿es factible hacer lo mismo con un helicóptero? El sentido común nos dice que no, ya que resulta bastante difícil imaginar a un helicóptero planeando hasta una pista de aterrizaje; pero lo cierto es que sí se puede, todo gracias a una maniobra llamada autorrotación.
Cuando pierde potencia, un helicóptero puede llegar a caer muy rápido. Para ser precisos, su régimen de descenso oscila entre los 1.500 y 2.000 pies por minuto; mientras que un avión pierde entre 500 y 600 pies volando a la velocidad de mayor permanencia en el aire (su punto de máxima fineza).
Qué debe hacer el piloto
Aun así, un helicóptero puede salir perfectamente ileso de una situación así. Cuando el piloto se percata de que la aeronave está perdiendo potencia, debe actuar rápido para bajar el paso colectivo y dirigirse al lugar deseado de aterrizaje para hacer la autorrotación.
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El paso colectivo es una palanca que sirve para mover el ángulo de ataque de las palas del rotor. La necesidad de bajar hasta el piso del helicóptero la palanca del paso colectivo inmediatamente (lo que se denomina también flat pitch) se debe a que el motor del helicóptero es el encargado de vencer la resistencia que generan las palas con su determinado ángulo de paso.
Cuando la potencia del motor desaparece, la pala deja de tener fuerza para vencer la resistencia del aire y comienza a frenarse todo el rotor. Al bajar el paso colectivo, el ángulo de paso de las palas se reduce al mínimo, es decir, evitamos buena parte de la resistencia del aire.
Por su parte, el giro del rotor produce en las palas una fuerza centrífuga que hace que éstas permanezcan casi constantemente en el mismo plano de rotación sin ser vencidas por la fuerza de sustentación que ellas mismas están generando y que tiende a levantarlas.
Qué es la autorrotación
Cuando el rotor deja de girar, se pierde fuerza de giro, la fuerza centrífuga desaparece y la sustentación es la fuerza que empieza a predominar, que intenta llevar las punteras de las palas hacia arriba, lo que puede provocar que las palas se quiebren.
Para que la cosa no termine mal, las palas del helicóptero están diseñadas para que, durante la caída, el viento relativo haga girar el rotor casi a la misma velocidad a la que lo hacía girar el motor. En este momento el rotor del helicóptero se encuentra estado autorrotativo, ya que rota gracias a su propio diseño aerodinámico.
Gracias a esto, el piloto solo tiene que preocuparse por que el rotor siga girando con la suficiente velocidad para poder aterrizar con de forma segura y sin lamentar daños o heridos.
Fuente: Aviaconline
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