La bajante del río Paraná es aprovechada por muchos pescadores artesanales, quienes venden surubíes y dorados a los frigoríficos. Foto: Weekend

La pesca de subsistencia está contemplada en cuarentena, pero no para venta a frigoríficos. Foto: Weekend

La pesca de subsistencia, en muchos casos, es una pesca comercial encubierta. Foto: Weekend

Néstor Baldacci, el abogado santafecino que tiene previsto presentar un recurso de amparo por la pesca comercial en el Paraná. Foto: Weekend

ENTREVISTA EXCLUSIVA

“Argentina exporta pescados de agua dulce sin controles sanitarios”

Así lo asegura el abogado ambientalista Néstor Baldacci, quien anticipa que interpondrá un recurso de amparo si el gobierno santafecino no veda la pesca comercial en el río Paraná a causa de la bajante.

Por Marcelo Ferro

La bajante de los ríos Paraná y Uruguay viene causando estragos ambientales muy importantes. De hecho, Corrientes y Chaco prohibieron la pesca deportiva y comercial, Entre Ríos aprobó en diputados un proyecto de ley en el mismo sentido, pero en Santa Fe parece que nada pasa, pese a los reclamos de los guías de pesca, pobladores y empresarios del sector. Todo indica que la puja comercial de los frigoríficos es más fuerte. Varios de ellos utilizan mano de obra de pescadores artesanales en condición de subsistencia para proveerse del recurso a valores muy convenientes.

Abundan las imágenes patéticas de “caza” de peces sin ningún tipo de control, descuidando el recurso. Argumentos hay muchos y contrapuestos, en algunos casos. “Si se va a morir igual –dicen varios pescadores con permiso de subsistencia al ver un pez varado en el agua–, ¿es mejor que me lo lleve a que se lo coman los caranchos?”. Otros no están de acuerdo, consideran que hay que preservarlo, arrastrarlo al agua, hacer lo imposible por salvaguardarlo, como lo hacen los pescadores deportivos que efectúan pesca con devolución para cuidar el recurso.

Más allá de que ambas posturas puedan ser válidas, lo que queda claro es que hay pescadores con permiso de subsistencia (o sea, que solo deberían pescar para comer) que venden sus capturas al mejor postor. Y eso no es válido. En la lista entran frigoríficos, restaurantes, pescaderías, locales de comida... Subsistencia es pescar para comer, no para revender. Porque además del negocio y el daño ambiental, tampoco hay controles bromatológicos.

Néstor Baldacci es abogado, litiga en Santa Fe y fue presidente del Instituto de Derecho Ambiental del Colegio de Abogados. Por su labor, siempre estuvo estrechamente vinculado a cuestiones ambientales y desde hace un tiempo trabaja para “Ríos Sanos”, una agrupación aún con la personería jurídica en trámite, pero cuya finalidad es proteger los ríos Paraná y Uruguay, y que está integrada por cabañeros, guías de pesca y empresarios dedicados a la comercialización de artículos de pesca deportiva y embarcaciones, quienes ven que el recurso está sumamente deteriorado en la cuenca del río Paraná, específicamente en la región central, que es la de Entre Ríos y Santa Fe, donde están asentados los frigoríficos procesadores de pescado.

“Argentina 'tiene el honor' –manifiesta en la entrevista exclusiva realizada por Victoria Juana para Weekend–de ser uno de los pocos países del mundo que exporta sus pescados de agua dulce directamente capturados del ambiente natural, es decir, no provienen de granjas de piscicultura como hacen los demás países del mundo. Acá se toma un recurso natural y alimentario –que es de todos los argentinos y no solamente de un sector–, en estado salvaje y se lo vende sin ningún seguimiento sanitario, como sí se hace, por ejemplo, con vacas, aves y cerdos-. El pescado de río simplemente se congela y exporta. Esto viene ocurriendo desde hace más de 20 años, pero en este caso se ha profundizado la crisis sobre el recurso porque se conjugó una histórica bajante en toda la cuenca del río Paraná que ha batido todos los récords.

“Uno puede ver el estado del río Paraná desde las Cataratas hasta su desembocadura y observar que es altamente alarmante. Lo peor es que no tiene una solución a corto plazo, por más que se diga que hemos logrado acuerdos con Brasil para que libere agua de sus represas. Lo que liberan es muy poco para recuperar el nivel del río Paraná. Hace falta lluvia. Y, según los pronósticos, hasta julio o agosto no va a haber suficientes lluvias en Brasil como para que la cuenca empiece a recuperarse. Faltan muchos meses. Entonces el recurso pesca se vuelve muy vulnerable en esta situación. Si los gobiernos continúan permitiendo la pesca comercial se le va a causar un daño atroz.

¿Es ahí donde “Ríos Sanos” decide contratarlo? ¿Cuál es la finalidad, lograr la veda total en la provincia de Santa Fe?

Yo estoy trabajando en dos líneas diferentes. La primera es lograr la personería jurídica de esta asociación. Pero la más importante es que, ante un gobierno provincial que hace oídos sordos a estos problemas o se mantiene en la postura de sostener la pesca comercial, voy a interponer un recurso ante la Justicia y requerirle al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, que disponga la veda automática y urgente de la pesca comercial. Las otras actividades de pesca ya están vedadas por el aislamiento social y obligatorio. El jueves pasado, el Poder Legislativo aprobó por unanimidad un pedido hacia el gobernador solicitando la veda. Es increíble que el Ejecutivo provincial no haga caso a este pedido social. La opción que nos queda entonces es acudir al Poder Judicial

El recurso al que usted hace mención, ¿es un recurso de amparo?

Sí, de seguir así la postura del gobierno, de no suspender la pesca, vamos a interponer un recurso de amparo, que deberemos ver si prospera porque los tribunales de Santa Fe están sujetos al aislamiento, pero contamos con que los jueces que intervengan en la causa entiendan la necesidad de impulsar con urgencia este amparo. Un recurso que defiende los derechos fundamentales a la vida, la salud y el trabajo.

Agradecemos la colaboración de Victoria Juana desde Santa Fe.

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