Michel Pont, ex piloto de carreras, se ha ganado un lugar en el libro de los Récords Guinness. Foto: Weekend

Su pasión por los aviones lo ha llevado a recorrer el mundo y comprar aparatos fuera de servicio antes de que fueran destruidos. Foto: Weekend

La colección incluye modelos modernos como el F-16 Fighting Falcon. Foto: Weekend

La colección está conformada por 110 aviones de combate. Foto: Weekend

En los 80 Pont heredó un antiguo castillo que de a poco lo fue llenando con cada nueva pieza de su colección. Foto: Weekend

Difícil de igualar

Vive en un castillo y tiene una colección de 110 aviones de combate

Michel Pont, un ex piloto de carreras, ha entrado a los Récords Guinness debido a su inusual pasatiempo. Actualmente tiene más cazas que las fuerzas aéreas de Argentina, Chile o Venezuela.

Al igual que tantos, Michel Pont tiene un pasatiempo, pero uno bastante particular y muy difícil de replicar. A sus 87 años, este ex piloto de carreras que vive en un castillo entre las montañas de Borgoña, Francia, ha dado forma a una insólita colección de 110 aviones de combate. Actualmente forma parte del Récords Guinness y tiene más cazas que las fuerzas aéreas de Argentina, Chile, Brasil o Venezuela.

En los 80 Pont heredó un antiguo castillo que de a poco lo fue llenando con cada nueva pieza de su colección. Su pasión por los aviones lo ha llevado a recorrer el mundo y comprar aparatos fuera de servicio antes de que fueran destruidos. Así ha conseguido adquirir una importante variedad de cazas, de los cuales muchos lucharon entre 1960 y 1970, como el Lockheed F-104 Starfighter, el English Electric Lightning, el F-100 Super Sabre y el Mirage III; hasta modelos más modernos como el F-16 Fighting Falcon.

Pero eso no es todo, también cuenta con otros tipo de vehículos, como un helicóptero soviético, un aerodeslizador de los años 70, varios camiones de bomberos antiguos, 200 motos y 36 autos de carrera.

Gracias a esta vasta colección ha podido abrir nueve museos en su castillo, uno para cada tipo de vehículo. Al año unas 40.000 se acercan a visitarlos y el dinero generado por las entradas se destina para mantener todo lo expuesto y sumar nuevas piezas.

Parte de lo que adquirió Pont también se remonta a la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de los años, él recorrió Europa, Rusia e incluso África en busca de algo interesante. Cuando compraba un nuevo avión, un equipo de mecánicos lo ayudaban a desmantelarlo y luego mandarlo por partes a Francia.