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TURISMO | 30-04-2018 16:04

Japón casi gratis

Pistas para recorrer el país asiático y disfrutar a lo grande gastando pocos yenes.
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Japón tiene fama de ser un país caro para los viajeros pero no siempre es así. Se pueden obtener experiencias fantásticas que no cuestan ni un yen, además de fiestas tradicionales gratuitas todo el año y la particularidad de que los principales puntos de interés son gratuitos. Planificando un poco nuestra visita podemos gastar poco y disfrutar de grandes sorpresas.

Por ejemplo, la matoría de los onsen (baños termales tradicionales) en las zonas rurales son gratuitos, un pase para esquiar en Japón puede resultar más barato que en la mayor parte de los centros de esquí europeos.

Los ocho gratis

Fotografiar el Fushimi Inari-Taisha, en Kioto: el santuario más fotogénico del país, con cientos de torii (puertas) en color rojo intenso. Y también es el mejor ejemplo de los muchos templos repartidos por todo el país a los que no cuesta nada entrar. Con sus arcos rojos que parecen sucederse sin fin y en medio de un monte densamente poblado, se trata en realidad de un gran conjunto de cinco santuarios que forman un mundo propio. Un sendero de cuatro kilómetros bordeado por docenas de evocadores templos secundarios asciende en zigzag por las laderas del monte Inari-san. El lugar fue consagrado a los dioses del arroz y del sake por la familia Hata en el siglo VIII pero, a medida que el papel de la agricultura decayó, los dioses se decantaron por favorecer la prosperidad en los negocios. Es uno de los santuarios más visitados del territorio y matriz de unos 40.000 templos Inari que allí hay. Es especialmente agradable pasear por ellos al atardecer, cuando cobran un aire misterioso.

Pasear bajo los neones de Dötombori, en Osaka: la famosa calle de los neones de Osaka, con sus muchos puestos de comida, es también uno de los sitios más fotogénicos y el lugar con más vida nocturna de la ciudad. Debe su nombre al canal Dötombori-gawa, con 400 años de historia y flanqueado por senderos peatonales y un montón de carteles luminosos que se reflejan en sus aguas,  entre los que destaca el del famoso corredor de Glico. Al sur del canal hay una calle peatonal con docenas de restaurantes que compiten por el rótulo más llamativo. Las mejores vistas se tienen desde el puente Ebisu-bashi, en el extremo oeste del canal.

Dar de comer a los ciervos en Nara-Köen: es un gran parque verde con templos y ciervos semisalvajes, en la región de Kansai. Ubicado en la que fuera la primera capital imperial del Japón, es la segunda gran reserva cultural del país, después de Kioto.

Este parque enorme y bellísimo ocupa casi toda la zona este de la ciudad. Allí viven unos 1.200 ciervos que, en épocas pre-budistas, eran considerados mensajeros de los dioses y hoy son Tesoro Nacional. Acampan a sus anchas por el parque y alrededores y se les puede dar de comer las galletas para ciervos que ofrecen los vendedores ambulantes, quienes también comercian chocolatines shika-no-fun (caca de ciervo) para los niños.

Recordar la historia en el Parque de la Paz de Hiroshima: un paseo por este espacio verde recordará la trágica historia de esta ciudad. Es un parque enmarcado por dos ríos, amplio y frondoso, atravesado por senderos y salpicado de monumentos. Su elemento central es el estanque de la Paz, alargado y flanqueado por árboles, que desemboca en el cenotafio, un arco de hormigón con los nombres de todas las víctimas confirmadas de la bomba. En el estanque también arde permanentemente la llama de la paz (hasta que no queden armas nucleares en el mundo).

Atreverse con el cruce de Shibuya: para disfrutar de uno de los lugares más célebres de Tokio no hace falta pagar nada. Sólo ir hasta este famoso cruce, lleno de energía urbana e iluminado por pantallas gigantes. Shibuka es el centro de la cultura joven de Tokio, con un flujo continuo de gente y pantallas de vídeo que añaden un movimieto increíble y permanente. Se dice que es el cruce más transitado del mundo y, como un gigantesco corazón palpitante, envía gente en todas las direcciones al ritmo de los semáforos. En horas pico cruzan a la vez más de mil personas, esquivándose unas a otras con una agilidad entrenada y sin inmutarse. Si uno viaja a Tokio es imprescindible acercarse hasta aquí.

Tomar un trago en el Museo de la Cerveza Sapporo: la historia de la cerveza en Japón se puede conocer de forma gratuita en esta fábrica, ubicada en Sapporo. Es un bonito edificio de ladrillo envuelto en hiedra, considerado una de las atracciones míticas de Hokkaido. No es necesario inscribirse previamente para hacer el circuito porque hay explicaciones en inglés por todo el recinto que cuenta la historia de la cerveza más antigua de Japón, fundada en 1876. Al final se realiza una cata para comparar tres cervezas de la marca: Black Label, Sapporo Classic y Kaitakushi Pilsner. Y después, se puede ir al Sapporo Biegarten a tomar más cerveza y jingisukan (bufé libre de cordero). Se puede ir en metro o en autobús desde el centro de Sapporo.

Conocer el mejor arte contemporáneo del siglo XXI: el Museo de Kanazawa tiene unas magníficas instalaciones artísticas al aire libre en los Alpes Japoneses pero sólo el edificio, obra del estudio de arquitectura Sanaa, formado por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, ya merece la pena por sí mismo. Un cilindro de 113 metros de diámetro alberga esta galería que celebró su décimo aniversario en 2014. La entrada al museo es gratis (aunque hay que pagar para ver las exposiciones temporales). Sus salas se disponen como cajas en una bandeja redonda.

Atravesar el bosque de bambú de Arashiyama: al pie de las montañas ubicadas al oeste de Kioto está el barrio de Arashiyama, al que los turistas llegan para visitar el bosque de bambú. También hay varios templos repartidos por la zona y la encantadora villa de Okochi-Sanso. Penetrar en este encantador túnel de bambú es como entrar en otro mundo: los gruesos y verdes tallos parecen extenderse sin fin en todas direcciones y la luz adquiere una tonalidad especial. Resulta imposible resistirse a sacar fotos, aunque las imágenes nunca lleguen a captar totalmente la magia del lugar.

Para dormir barato

Hay muchas opciones para pernoctar en Japón por pocos yenes. Una son los hoteles de negocios, baratos y funcionales, que resultan especialmente económicos en pareja (menos de 60 euros la doble). Suelen estar junto a las estaciones de tren y se hacen la competencia unos a otros ofreciendo desayuno y wifi gratis.

Otra opción son las pensiones y albergues (como el Book and Bed en Tokio), algunos son tipo boutique pero cuestan la mitad que un hotel convencional. Disponen de dormitorios colectivos superbaratos. Por un precio similar a un albergue, se puede probar la experiencia genuinamente japonesa de dormir en un hotel cápsula y con algo más de intimidad que un dormitorio colectivo. Por último, se puede pasar la noche por menos de 15 euros en un Manga Kissa, cafés para leer cómics que no cierran por la noche y ofrecen night packs de 8 horas, que permiten dormir en un cubículo privado. Muchos tienen duchas y alquilan mantas.

Comer bien a la usanza local

La cantidad de alternativas es enorme. Podemos comer barato en un shokudo, restaurantes japoneses que ofrecen buenos menús por menos de mil yenes (entre 7 y 8 euros). El té es gratis y no se deja propina. Otra opción son los bento, comidas en caja que incluyen varios platos y cuestan menos de mil yenes en los supermercados. Si los compramos en las secciones de gastronomía de los grandes almacenes, cuestan un poco más pero poco antes del cierre pueden bajar de precio.

También podemos disfrutar de un humeante cuenco de sabrosos ramen (fideos) por sólo 600 yenes (unos 4-5 euros). En los tachigui (puestos para comer de pie) venden soba (fideos de alforfón) y udon (fideos de trigo gruesos) aún más baratos, por unos 2-3 euros por cuenco. Y para ahorrar de verdad, nada mejor que comprarnos algo en alguna tienda de alimentación de barrio: sándwiches, bolas de arroz, platos calientes o cervezas… Tal vez no sea lo mejor para disfrutar de la magnífica gastronomía japonesa pero permitirá controlar el presupuesto.

Listas para viajar de manera acccesible

Una de las mejores propuestas para conocer Japón por poco dinero es sacar un Japan Rail Pass que permite viajar sin límite por la estupenda red de ferrocarril japonesa, incluido el shinkansen (tren bala). Sólo con hacer este trayecto se amortiza su costo. Este billete hay que comprarlo afuera de Japón y, una vez allí, hay que ir a un centro de servicios JR Travel (en la mayoría de estaciones y aeropuertos) para validarlo y seleccionar la fecha de uso. Muy importante: sirve también para el trayecto de ida y vuelta entre Tokio y el aeropuerto de Narita.

Otra ganga para viajar en tren es el  Sieshun Juhachi Kippu que, por menos de 100 euros, proporciona cinco billetes de un día para viajar en cualquier tren ordinario de Japan Railways (no incluye el tren bala ni expresos rápidos). Es perfecto si se tiene tiempo para viajar tranquilamente en tren y para programar bien los viajes. Puede ser un modo divertido para recorrer y ver el país, yendo despacio. Están pensados para estudiantes con pocos recursos y por eso sólo están disponibles en períodos de vacaciones escolares, aunque en realidad no impone límites de edad.

Eso sí, la forma más barata de hacer largos recorridos por el país es en autobús. Son buenos, baratos y los hay nocturnos, con lo que se ahorra el alojamiento de una noche cuando quiera cubrir grandes distancias.

Por último, los vuelos de bajo coste son una opción a tener en cuenta, con tarifas que, en algunos casos, compiten con las del autobús. Hay varias compañías aéreas de este tipo pero hay que tener en cuenta el tiempo de traslado hasta y desde el aeropuerto para saber si compensan realmente.

El viajero ahorrador deberá también considerar en cada ciudad o región las tarjetas o abonos con descuentos que suelen ofrecer en los centros de información turística. Generalmente permiten ahorrar mucho, sobre todo si se quiere visitar a fondo las principales atracciones turísticas.

Los últimos tips

Hay planes baratos en Japón que forman parte de la experiencia viajera imprescindible. Por ejemplo, los mercaditos donde se puede comprar comprar un kimono de segunda mano por menos de 10 euros o un juego de té de apariencia antigua. En Tokio se compran recuerdos muy japoneses o se come más barato en los mercados de Aoyama, durante el fin de semana. Ofrecen productos típicos y una docena de foodtruks en la plaza que hay delante de la Universidad de las Naciones Unidas, en Aoyama-dori. Además de comprar, se puede disfrutar del ambiente. El primer sábado y domingo del mes se organiza también un mercadilto hipster, Raw Tokyo, con DJ y pintura en directo. Y cualquier día de la semana se pueden visitar los puestos de Commune 246, en Omote-sando. Muy típico de Tokio también es el Harmonica-yokocho, un mercado cubierto, de techos bajos y farolillos de papel rojo, que surgió como mercado negro después de la Segunda Guerra Mundial. Algunos de los vendedores llevan décadas en sus puestos pero hay algunas tiendas nuevas y bares. Cada tercer domingo de mes hay mercado matinal.

Más baratas todavía son las tiendas de 100 yenes, el equivalente de nuestros antiguos Todo x 2 $ o los tiendas de chinos actuales; venden de todo, desde comida hasta recuerdos. Tienen siempre unos vistosos letreros con el número 100 muy destacado y los hay por todas partes. Y cómo no, habrá que visitar un karaoke. Si es de día (hasta las 18) se paga menos que por la noche.

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Marcelo Ferro

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