Pejerreyes XL en el Canal 5

Las últimas lluvias registradas en la zona engrosaron el caudal de agua y le permitieron a la especie comenzar su migración aguas arriba para su posterior desove. Es importante remarcar que el proceso de veda rige hasta el 1 de diciembre, por lo que se permite la pesca únicamente los sábados, domingos y feriados, con cuota reducida.

Pocas pescas despiertan tantas pasiones como la que se realiza en esta época en aguas interiores de la provincia de Buenos Aires, tal y como ocurre en los arroyos y canales ubicados entre las localidades de Mar Chiquita y Villa Gesell. Y es por eso que desde mediados de agosto los más fanáticos se apostaron en diversos sectores e insistieron hasta lograr su cometido. Es que la fecha calendario indica que el pejerrey presente en la albúfera de Mar Chiquita durante el invierno hace su pasada “campo adentro” para desovar.

Aunque en principio fue el arroyo Las Gallinas el que picó en punta y marcó el inicio de este proceso, el epicentro de la pesca es Canal 5. Justamente en el sector donde ambos cauces se encuentran, conocido como la “horqueta”, ubicado a unos 6 kilómetros del puente de la Ruta 11, viene marcando la diferencia en cuanto a resultados, algo que puede explicarse -en parte- por presentar una mayor profundidad y ensanche. Ni más ni menos que una cancha de pesca más amplia, en todo sentido.

Es verdad que en la mayoría de las incursiones el pique no es sostenido, pero a lo largo de la jornada los “flecha de plata” hacen la pasada y permiten completar la cuota. No está nada fácil: los enganches son muy suaves, a veces imperceptibles, y muchos pescadores coinciden en que se encontraron con premio solo por el hecho de levantar la caña para revisar las carnadas. Tampoco está del todo activo y muestra una merma importante en su tradicional pelea. Es habitual por la época, y no es un dato menor remarcar que el agua del canal está muy fría.

En el análisis previo, todo parece indicar que el cebo no es lo primordial, pero sí la necesidad de contar con variantes. El camarón pelado (fresco o preparado) y la lombriz de tierra van a la cabeza, pero el filet de dientudo (coloreado de amarillo o verde) y la tripa de pollo, rindieron más o menos igual. En momentos puntuales, el pejerrey muestra una predilección por alguna en especial, y es por eso que se recomienda usar dos o tres opciones en el mismo lance y esperar cuál da mejor resultado.

Los equipos livianos ofrecen mayor exactitud a la hora de la clavada y la posibilidad de detectar mejor el pique. Si bien la teoría indica que los lances se hagan normalmente contra la corriente, para que las brazoladas trabajen “despegadas” de la madre, más de uno intentó exactamente lo opuesto y logró atrapar buenos ejemplares. Algo similar ocurrió con el peso del plomo: entre 40 y 60 gramos, con el aparejo anclado, aparecieron algunos dobletes y tripletes. Sin embargo, en días puntuales se optó por los que van de 15 a 35 gramos para que la línea copie la deriva del cauce y permita movimiento. Lisa y llanamente, cuestión de probar.

La llave del éxito está en los aparejos. Y si bien una boya pequeña tipo pilotín al inicio o al medio de la madre han funcionado, la pesca de fondo directo es la indicada. Las brazoladas largas, el común denominador. Pueden ser tres o cuatro, de 75 centímetros de largo como mínimo y -si la caña lo permite en su extensión- de 85 y hasta de 90 centímetros. Marcan una diferencia sustancial respecto a las típicas brazoladas cortas que se venían usando en temporadas anteriores. Respecto del anzuelo, es importante remarcar que se trata de una especie que, pese a su porte, tiene una boca muy pequeña, por lo que un número 5 es la medida aconsejada. Aun así, hay que ser muy paciente y esperar para poder clavarlos.

Ya sea hacia el lado de la laguna o hacia campo adentro, en dirección a Ruta 2, es imperioso tener mucho cuidado respecto del camino de acceso, que en algunos sectores puntuales presenta serias dificultades para transitarlos. Los días posteriores a alguna lluvia son el peor momento, porque las huellas y el barro presente además lo tornan muy peligroso. Pero la posibilidad que ofrecen estos cursos de agua de pescar cómodos, al lado del vehículo y junto a amigos, muchas veces con asado de por medio, los convierte en una de las mejores opciones para la época.

Los pescadores deberán tener en cuenta que el período de la veda para la especie, que según dictamina el ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, a través de su Dirección de Pesca, se extiende hasta las 00 horas del 1 de diciembres. Durante esas semanas, sólo podrá practicarse la actividad en arroyos y canales los sábados, domingos y feriados, con una cuota máxima de 15 ejemplares por pescador y por día. En todos los casos, la talla mínima de captura debe ser superior a los 25 centímetros de longitud, medidos de punta a punta, o sea desde la boca, extremo anterior del cuerpo hasta el extremo posterior de su aleta caudal (cola).

Por: Diego Fernández.