Wednesday 24 de April de 2024
PESCA | 10-09-2020 07:53

Pejerreyes: ¿se viene un cambio en la veda a causa de la cuarentena?

Ante la llegada de la veda, el Grupo Pejerrey, integrado por varios investigadores, cuestiona si es necesaria la aplicación rutinaria y repetitiva de medidas de conservación o, por el contrario, si ante el nuevo escenario del coronavirus corresponde una adecuación de las normativas.
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Antes de comenzar, una aclaración: el siguiente informe fue realizado por Miguel Mancini, Víctor Salinas, Fabián Grosman, Pablo Sanzano y Omar Del Ponti, y presentado a Weekend por este periodista especializado en la temática desde hace más de 50 años. Aclarado este punto, lo que sigue corre por cuenta de los antes mencionados, investigadores integrantes del Grupo Pejerrey.

Si algo quedará marcado en nuestra memoria como referencia del año 2020 es la pandemia generada por un coronavirus. Modificó pautas de conducta y se metió de lleno en las agendas políticas, sanitarias, económicas, educativas, culturales, deportivas y recreativas. Todos los medios de comunicación abordaron el tema y seguramente a futuro continúe siendo tapa por su incidencia transversal a nivel mundial. En forma más puntual nos podemos preguntar: la práctica y la gestión de la pesca deportiva, ¿cambió en este marco de pandemia? Ante la presencia de veda del pejerrey, especie emblemática y la de mayor trascendencia en la región central del país, surgieron algunas dudas entre diferentes sectores sobre si es factible la aplicación rutinaria y repetitiva de medidas de conservación o, por el contrario, si ante este nuevo escenario corresponde una adaptación o adecuación de las normativas. El objetivo de la nota es revisar las diferentes medidas de gestión que habitualmente se aplican a los recursos pesqueros en general y abordar la temática del pejerrey en este año atípico.

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Medidas generales de gestión

De las medidas habitualmente aplicadas desde los estados provinciales para la gestión responsable del recurso pejerrey (con algunas excepciones, en nuestro país el dominio sobre el recurso corresponde a las provincias), se destacan el cupo de ejemplares a extraer, la talla de los mismos y la veda temporal. Esto es posible trasladarlo en palabras sencillas a no pescar más peces de lo que corresponde, de un tamaño mínimo predeterminado y respetar el momento de reproducción conocido por todos como desove. Las estrategias de permitir la pesca de costa o embarcada, regular el ingreso de pescadores, la cantidad de cañas o de anzuelos, una talla mínima de captura y restringir áreas, periodos y días (fines de semana) son medidas habituales que se implementan en diferentes pesqueros.

¿Por qué aplicar un reglamento de pesca sobre una población de peces? 

Normalmente cada especie posee determinadas características propias incluso para cada momento y lugar, relacionado a la forma de nacer, crecer, alimentarse, reproducirse y morir; estos parámetros denominados poblacionales, dependen de diversos factores bióticos o biológicos, incluso de la densidad de peces y abióticos o no biológicos, entre ellos, las horas de luz natural, la salinidad del agua y la temperatura propia de cada año, que van cambiando porque el entorno también varía. El hombre interviene al realizar extracción selectiva de peces, capturando y sacrificándolos a través de la pesca y por ello se denomina “mortalidad por pesca”. Lo invitamos a desglosar estas variables y su vinculación con algunos reglamentos que hemos podido analizar.

El cupo

Se entiende por cupo a la cantidad de pejerreyes que cada percador puede extraer y llevar por jornada de pesca. Inicialmente uno tiende a pensar que el cupo se asocia a nuestra capacidad de “llevarnos pescado y su uso o consumo posterior”, pero en realidad lo que intenta es fijar un número para que todas las personas puedan tener acceso a este recurso sobre el cual tenemos iguales derechos. Imaginemos una bolsa con bolitas en la cual todos metemos la mano y sacamos 5; si no hay renovación en algún momento se van a acabar. ¿De qué depende? De la oportuna reposición, de la cantidad de bolitas, del tamaño de la bolsa que facilite o dificulte hallarlas y la cantidad de manos intervinientes.

Trasladar este concepto a los pejerreyes es sencillo. El cupo intenta que todos puedan tener acceso a sus 5 bolitas, pero dejando en la bolsa una cantidad suficiente que garanticen que imaginariamente se “multipliquen” y que con el tiempo podamos continuar extrayendo bolitas. Caso contrario y en términos pesqueros, la sobrepesca puede afectar la cantidad de reproductores encargados de las descendencias futuras, proceso que implica un complejo proceso reproductivo. Se suma a ello, las pronunciadas bajantes que experimentan muchos embalses de la región central del país (Córdoba, San Luis) durante la primavera, previo al inicio de las lluvias, que puede afectar el normal desarrollo de la incubación de los huevos.

Por diversos motivos, solo una parte va a eclosionar y al nacer los alevinos, continúa aún un alto riesgo de muerte por diversas causas como la predación por parte de otros organismos (mortalidad natural). Deben hallar alimento, refugio, no enfermarse, crecer, superar condiciones ambientales desfavorables, en suma, tienen que sobrevivir… De esto se deduce que la incorporación de nuevos pejerreyes adultos con capacidad de reproducirse (renovación del stock pesquero), no está influenciada sólo por el hombre. La Naturaleza es sumamente compleja, nos asombra la maravilla de la vida, y por lo tanto digna de respeto.

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Para que el cupo establecido sea realmente una medida eficaz y acorde a la realidad de cada pesquero, se debería conocer en cierta medida cuántos pejerreyes hay y cuántos fueron sacados por todos los pescadores. Entonces más que un cupo estable en el tiempo, se trataría de una medida particular de cada temporada. Independientemente de la dificultad para llevarla a cabo, en la práctica esto casi nunca sucede y se establece un número tentativo (muchas veces cupos históricos, redondeados, que no contemplan para nada las variaciones anuales como bien podría ser en el presente año la influencia del ASPO).

¿Es posible entonces fiscalizar el cupo? Muy difícil y casi imposible, ya que depende de las medidas de cada ambiente, de la gestión estatal cuando corresponda (ambientes públicos, embalses) y del compromiso personal. En pesqueros donde se controla la salida, es frecuente hallar ejemplares descartados o escondidos. Muchos guías de pesca hacen cumplir el cupo porque arriba de la embarcación pueden ir contando los peces (incluso corroboran luego cuando ellos mismos se encargan de filetearlos), pero todos sabemos que esta medida u otras similares que se han implementado en ciertos pesqueros no son bien vistas por la mayoría de los pescadores que pagan un ingreso a la laguna o un servicio de guía, más aún cuando el costo de la entrada es elevado y el viaje implica largas distancias, tiempo y dinero.

Por otro lado, no es lo mismo que ingresen 100 pescadores a una laguna de 1.000 ha o a una de 40 ha, así como tampoco es igual que accedan a una laguna determinada 50 personas o 5.000 en toda la temporada. La mortalidad por pesca será diferente, sin olvidar la mencionada mortalidad natural (presencia de aves, otras especies de peces, clima, entre otros factores). De lo anterior se desprende que no se puede implementar o generalizar una medida efectiva en todos los ambientes porque cada uno está condicionado por su propia característica.

La talla

Se entiende por talla, tamaño o medida al largo total que tiene el pez. Los 25 cm que se determinan como mínimo se asocia al crecimiento del pejerrey, que en términos generales alcanza para que al menos desove una o dos veces y deje descendencia; esto se orienta a incrementar y/o conservar el número de ejemplares. El control de esta medida en muchas ocasiones está dado por el propio pescador a través del uso de anzuelos de medidas apropiadas (queda claro que la eterna discusión si los pejerreyes mueren luego de ser devueltos al agua no es propósito de esta nota). Continuando con la comparación de la bolsa con bolitas, es habilitar la extracción de aquellas que tienen cierto tamaño y sacarlas sin cerrar las manos, de modo tal que las más pequeñas no sean retenidas. Las dejamos crecer, que aumenten de tamaño para poder retirarlas a futuro. En nuestro país los pescadores deportivos no buscan en general los pejerreyes de pequeña talla, pero existen pesquerías que por su propia condición (déficit de alimento, sobrepesca, baja tasa de crecimiento, parasitosis) no logran producir ejemplares de mayor porte, que a su vez, son fáciles de capturar por la gran avidez que tienen por tomar la carnada ofrecida. 

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La veda

Se entiende por veda a la acción de limitar o prohibir la pesca durante un espacio de tiempo dado, generalmente ligado o asociado al desove. Esto busca que al momento de reproducirse, no sean molestados aquellos peces que sobrevivieron y lograron que sus gónadas (ovarios y testículos) maduren. Para el caso del pejerrey y acorde a la latitud y al clima del invierno y primavera, se reproduce mayoritariamente entre septiembre y noviembre. En el ejemplo de la bolsa de bolitas, es no meter la mano porque se están multiplicando. Lo habitual es que se establezca veda de lunes a viernes y se habilite sábado, domingo y feriados, no porque en esos días los pejerreyes no se reproducen, sino para permitir que clubes, guías, concesionarios y servicios vinculados puedan trabajar, aunque en pesquerías más conservacionistas la veda es total (durante todo el periodo y bajo cualquier modalidad de pesca).

Cumplimiento de las medidas

Como para toda acción, existe un reglamento vigente y su cumplimiento dependerá de cada uno de los actores involucrados, aunque la fuerza del contralor recae en los organismos de aplicación provincial. A modo de metáfora si el semáforo está rojo, sabemos que no se puede pasar, sin necesidad que haya un policía de tránsito vigilando la esquina. Lamentablemente puede haber muchos que pasan con luz roja y también pueden ser pocos los agentes de control, pero ¿qué pasaría si no hay semáforo o no funciona? Por ello, en muchos casos es necesario apelar a la responsabilidad personal.

El 2020, el COVID y el pejerrey

Fue un año extraordinario y que nunca imaginamos, reflejándose en nuestras acciones cotidianas y prácticas de pesca. Al inicio de temporada se decretaron medidas en diferentes provincias que impidieron el acceso a los pesqueros; posteriormente algunos abrieron, incluso ante una elevada demanda, pero limitado a los pescadores del partido o departamento, mientras que otros, directamente permanecieron cerrados. Con el correr del tiempo se establecieron protocolos que principalmente redujeron el número de ingresantes, la cantidad de botes y gente embarcada y establecieron el distanciamiento en muelles y costas. En otras palabras, la bolsa de bolitas prácticamente no fue tocada, ya que muy pocos tuvieron la oportunidad de introducir la mano. A esta altura de la nota a usted le surgirá nuevamente la pregunta original: ¿se debe aplicar el mismo reglamento que año tras año rige para el pejerrey o es factible establecer modificaciones acordes a las circunstancias?

Una propuesta para comenzar a debatir e intercambiar ideas es por ejemplo modificar los días de veda y actualizar o rever los cupos de cada ambiente, pero con fundamentos técnicos sólidos. Esto permitiría tener una mirada más amplia y contemplar a dos de los principales componentes que giran tras una pesquería: los peces y el hombre (pescadores, responsables de lagunas, guías de pesca y prestadores de otros servicios, gestores, periodistas especializados, expendedores del rubro, municipios, entre otros). ¿Hay propuestas alternativas? El debate está abierto para este tema de amplia relevancia social en el país, ya que, sin contar a mucho más de un millón de pescadores, hay un sinnúmero de personas y sus familias cuyos ingresos se vinculan con la actividad pesquera de las flechas de plata.

Grupo Pejerrey integrado por docentes investigadores de tres Universidades Nacionales: Miguel Mancini y Víctor Salinas (Río Cuarto, UNRC), Fabián Grosman y Pablo Sanzano (del Centro de la Provincia de Buenos Aires, UNCPBA) y Omar Del Ponti (La Pampa, UNLPam). Han evaluado más de 70 ambientes (lagunas, embalses y lagos urbanos) del país, presentaron múltiples trabajos en Congreso y publicaron artículos y libros sobre ecología de sistemas acuáticos continentales, pejerrey y biología pesquera. E-mail: [email protected]

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Daniel Console

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