Lezama: El Destino de los pejerreyes

En busca de lugares de pesca de costa para pejerrey cercanos a la Capital Federal, y debido a la falta de precipitaciones que está sufriendo la provincia de Buenos Aires, en esta oportunidad decidimos probar suerte en El Destino, ese tradicional pesquero del río Salado, que en esta ocasión visitamos junto al guía Hugo Di Marco, gran referente de la zona y aledaños. Allí habitan las especies de transición: lisas, carpas, bagres, dientudos... y también los pejerreyes: en tan sólo tres horas de pesca pudimos dar con un buen cardumen.

La previa

Antes de elegir El Destino visitamos varios arroyos cercanos, como El Camarón y El Cacique, distantes a unos 10 km, pero todos se encontraban con poca agua. Fue entonces cuando decidimos llamar a Pablo, titular de este camping situado en la Ruta 57, a sólo a 15 km de la Autovía 2, quien nos recibió cordialmente y nos brindó toda la costa para realizar esta nota. El día anterior había llovido y los caminos aledaños estaban intransitables, sin embargo llegamos bien a destino, en donde solamente tres horas bastaron para hacer una cuota más que aceptable de flechas de plata, en compañía del guía local, de mi padre –Alberto– y del amigo Leonardo Lingua. Para esto armamos equipos de pejerrey con cañas de acción 7, sabiendo que la pesca se encontraba de fondo en esta zona. Usamos, además, líneas de 2 a 3 anzuelos Nº 2, plomadas de 70 g, y encarnamos con mojarras vivas y lombrices. A los 10 minutos ya concretamos el primer pique: el guía izaba una pieza de unos 33 cm. Luego continuó Leonardo y por su parte Alberto, con una línea de fondo con boya elevadora, pudo pescar una pieza superior a los 35 cm. El día se presentaba con temperaturas de 15 grados y poco viento, lo cual facilitaba la pesca en esta modalidad porque no había correntada en un ámbito que está dragado y que había recibido precipitaciones el día anterior. 
A medida que caía la tarde íbamos realizando una cosecha de pejerreyes seleccionados y hasta devolvimos varias piezas que no daban la medida, signo de que abunda la especie, la cual se encuentra en constante reproducción. 

El tamaño promedio va de los 20 hasta los 40 centímetros como excepción, hay mucha cantidad y calidad para elegir. Recomendamos no usar anzuelo chico, ya que de hacerlo habrá mucho para devolver. Y, de lo contrario, nos asegurarnos de que el animal no se trague el anzuelo. Si hacemos los deberes como corresponde y damos con la línea correcta, en media jornada llegaremos a la cuota por pescador. 
Otro dato a tener en cuenta del pesquero es que se puede armar todo al lado del vehículo y, si el día acompaña, en el mismo predio es posible hacer un asado en familia. Vale recordar que sólo se permiten los lances de costa: está prohibido bajar embarcaciones como kayaks y lanchas. Ello es porque el cauce está dragado, tiene bajadas muy pronunciadas de barrancas y hay sectores en los que el agua corre rápido. Conviene llevar un copo de red para poder sacar de la margen del río unos camarones nativos, carnada muy rendidora para esta pesca.  

Al atardecer

Cuando eran las 17:30 y con una cuota más que aceptable de pejerreyes que llegaron hasta los 38 cm, decidimos dejar El Destino y emprender el regreso. Sin duda, el río Salado a esta altura es una magnífica alternativa, con una gran costa prolija y segura que todos los pescadores pueden caminar en busca de su mejor sitio. El pejerrey de flote no falla por estos días. Y si buscamos otras alternativas, también hay lisas, pero eso ya es tema de otra nota porque exige otros recursos, entre ellos el silencio y poco movimiento para no espantar los cardúmenes. A modo de cierre, resta decir que a falta de agua en toda la provincia de Buenos Aires, el río Salado paga con creces.