A medida que empezamos a transitar el otoño hay especies que se vuelven una atracción sobre otras, tal es el caso del pejerrey, un imán para los cañófilos en estos tiempos, y más aún, cuando llega el invierno, entre los meses de junio y agosto, cuando su pesca toma singular relevancia en puntos calificados sobre el Paraná Guazú, tanto desde los muelles como de embarcado. Modalidades y técnicas distintas pero que cada una tiene su encanto particular, convocando a miles de aficionados que se reparten casi en partes iguales para poder disfrutar de ambas opciones. En el caso de los muelles, tanto los privados como públicos que corren paralelos al río, hablaremos en un próximo informe, pero hoy recorreremos la actualidad aguas adentro.
Para muchos la pesca embarcada es bastante más fácil que la practicada sobre los muelles, aunque tiene sus secretos y mañas, siendo siempre una ventaja contar con un guía avezado y conocedor del ámbito. Esta modalidad siempre la vamos a hacer gareteando y, a veces esquivando la gran correntada del río y apostando por las costas, aunque en otras oportunidades, las cosas se deben hacer a la inversa. Para estos intentos desde una embarcación vamos a utilizar cañas de hasta 4,30 m de largo, reeles frontales o huevitos cargados con hilo multifilamento fino y líneas de tres boyas, a la que le podemos agregar un cuarto anzuelo en el final con los clásicos palitos pescadores. La carnada ideal siempre es la mojarrita viva, pero también podemos llevar filet de dientudo fresco o coloreado, mojarras saladas, isocas y algún filet de sardina. Se los puede pescar muy cerca de la embarcación, por lo que una línea rápida y corta para llegar firme en la clavada siempre debe estar en el bolso. El pique sobre el Paraná Guazú suele ser muy veloz y el pejerrey brinda una linda pelea antes de llegar a la embarcación. Es una pesca enérgica y de buen gusto, debiendo estar bien atentos ante cada pique.
Charlamos con Claudio Cornacchiulo, uno de los referentes de la zona que constantemente recorre las aguas del Paraná Guazú como guía, saliendo desde el segundo puente Zarate – Brazo Largo con su embarcación de 6,30 m. Nos contaba que están atravesando una temporada 2024 muy interesante, con los altibajos propios que tiene cada año. Tras un fin de semana largo en el que el pejerrey brilló por su ausencia, todo empezó a mejorar y empezaron a lograrse buenas faenas, hasta que el miércoles y jueves pasado, la zona sufrió una bajante importante que cortó mucho la actividad del flecha de plata. Invadido de doradillos, pirá pitás y palometas, fue imposible dar con los pejes en esos días.
Todo cambió con el viento sudoeste del viernes que sopló y volvió a levantar el nivel del río, evidenciando una mejoría en los rindes. Ese día empezó a repuntar y ya tanto sábado, domingo como lunes, los resultados fueron óptimos. Nos decía Cornacchiulo que generalmente hay que buscarlo en medio de la correntada, ya que cerca de la costa hay mucho descarnador molestando. Hay que tener paciencia, saber que se pierden muchos anzuelos y se gasta carnada, aunque podemos tentarlos con filet que rinde casi a la par que la mojarra. Se destacan puntos clásicos para el aficionado, como la zona del Pantano, los juncales del Bravo y la salida del Dorado, sitios que suelen estar con muchas lanchas, principalmente los fines de semana y más si está con un pejerrey que esté picando.
El Guazú es una opción cercana y con otras posibilidades a las que podemos sumar que atraviesan un buen momento y que nos obligan a navegar un poco más, como el Uruguay, con excelentes resultados en este momento para el peje, o la chance del bagre, una especie que venía picando firme, había entrado en cantidad, pero que con el frío se cortó mucho. La invitación está hecha, se vienen grandes meses para ir por variedad de capturas en un pesquero que tiene una oferta piscatoria todo el año.
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