El río puede presentarse un día en creciente y al siguiente mostrarse con una bajante que desorienta. Es el capricho de los vientos que soplan desde los distintos cuadrantes. Si a esto le sumamos que el agua sigue destemplada, sin llegar en partes profundas a una temperatura que estimule el movimiento pleno de las especies propias de la temporada estival, la cosa puede complicarse a la hora de conseguir piques.
No obstante el panorama expuesto, resolví realizar una jornada de pesca variada para sondear el comportamiento y movimiento de las distintas especies, donde también tenía en mente probar con la boga, las que hasta el momento se dieron en muy poca cantidad. Para acompañarme convoqué al amigo y colaborador Jorge Alberto Robson.
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Así las cosas, Jorge pasó a buscarme por mi domicilio y después de cargar todo lo necesario en el auto, decidimos proveernos de carnada: unas buenas porciones de lombrices, tripa de pollo, maíz fermentado, masa, filet de sábalo, salamín y anguilas.
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Nuestro viaje continuó hasta la guardería, donde nos encontramos con una gran cantidad de embarcaciones por descender ya que era día sábado.
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Ya en navegación, encaramos aguas abajo por un Paraná Guazú con un nivel bajo y muy planchado por la escasez de viento. Ingresamos al Paraná Bravo para establecer la zona de fondeo que realizamos en una profundidad de unos 10 metros, y ahí procedimos al armado de nuestros equipos que incluyó el encarne de nuestros anzuelos con la importante variedad con la que nos habíamos provisto al inicio. Los piques fueron prácticamente instantáneos con lombrices, las respuestas provenían de grandes bagres amarillos, muy sanos y vigorosos.
Eran tal las respuestas al tocar los plomos el fondo que, prácticamente, se hacía imposible pescar con más de una caña, pero a su vez esta situación se daba solamente en los equipos encarnados con lombrices y tripa de pollo. Se comenzaron a sumar capturas de especies como porteñitos, bagres picudos y pati, todos de muy buenos portes.
En dos oportunidades recibí piques más que importantes en dos de mis equipos. Después de proceder a clavar las piezas con firmeza comencé a trabajarlas con los equipos para arrimarlas a la embarcación, dándome cuenta que se trataban de bogas por la forma de pelear y de cabecear en busca de zafar de los anzuelos. Evidentemente, no pudieron evitar el ofrecimiento de tripa de pollo, en una de las cañas, y de lombrices, en la otra; se ve que todavía por estar fría el agua estaban en busca de grasas y proteínas, en vez del tradicional maíz fermentado y masas.
Algo para destacar del sector en el que estábamos fondeados: los anzuelos donde no teníamos capturas venían tapados de ramilletes de mejillones asiáticos, que es uno de los alimentos preferenciales de las bogas, carpas y otras especies, por lo que el lugar se constituye en un cebadero natural.
Sin ninguna duda fue una jornada de pesca muy gratificante. Las especies de piel de las que nos hicimos, estaban más que activas, tanto que el pique no se cortó nunca desde que nos fondeamos, promediando las 9:00 hasta las 16:30, que fue cuando decidimos levantar anclas para regresar a la guardería.
Con respecto a las bogas coincidimos con Jorge que en esta nueva temporada, ni bien las aguas tomen un poco más de temperatura en este sector, sin dudas dará muy buenos resultados. Veremos que nos depara el futuro.
Datos Útiles. Carnadas “El Toro”, Ruta Provincial N°6 y Calixto Dellepiane (Campana). Abierto desde las 6:00. Reservas: Tel. 03489-15-293296.
Camping Recreo Keidel, guardería y bajada de lanchas: Tel. 03487-15-470576.
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