Llegaron los primeros calores y el mes de diciembre se convirtió en el tiempo ideal para empezar a tentar a los peces limones. Si bien en noviembre comienzan a ingresar a las aguas de Mar del Plata provenientes de las corrientes cálidas de Brasil, en el último mes del año ya se encuentran más asentados y hay más posibilidades de capturarlos. Y decimos más posibilidades porque no es una pesca fácil ni mucho menos. Y más allá del uso de la tecnología, las condiciones climáticas y la habilidad del pescador, el factor suerte juega un papel clave.

Concordia: técnicas para pescar la dama del río
Salimos desde la Ciudad de Buenos Aires a la medianoche junto con Sebastián y Enrique, para llegar al lugar de partida bien temprano en la mañana. Habíamos quedado con Mariano De la Rúa, nuestro anfitrión, en encontrarnos a las 6 en el Club Motonáutico de Mar del Plata.
Comienza la aventura
En una jornada soleada y calurosa, Mariano tenía la certeza de que no deberíamos viajar muchas millas naúticas (1 milla naútica = 1,852 km) para tratar de realizar nuestros primeros intentos y por eso nos dirigimos al banco Pescadores, a tan solo 6 millas de la costa. Al principio esta pesca se realiza troleando sobre el banco, con tres cañas dispuestas a diferentes distancias de la embarcación, la más corta a 40 m y la más larga a 80 m. Luego de un par de pasadas se obtuvo un lindo ejemplar de alrededor de 5 kg. El capitán decidió probar otros lugares donde se los suele encontrar, pero seguían mostrándose esquivos pese a que el ecosonda del barco indicaba algunos cardúmenes bajo nuestro barco, momento en el cual los motores quedaban con la mínima potencia (casi sin movimiento) y todos los pescadores utilizábamos nuestras cañas para tratar de capturarlos con los jigs. Sin embargo, el jigging no nos dio los resultados esperados y no logramos tener piques.
Las técnicas empleadas
El trolling consiste en tirar la línea al mar y usar la caña para acomodarla hasta que ofrezca resistencia. Después se suelta multifilamento hasta llegar a la distancia buscada y luego se traba el reel a la espera del pique. En este caso las líneas eran de 3 brazoladas de nailon 0,80 mm, separadas un metro entre sí. Cada una llevaba como señuelo un calamar de látex en la punta. La madre, en su extremo final, fue rematada con un señuelo para que alcanzara profundidad.
Para el jigging empleamos señuelos de plomo de diferentes pesos (entre 200 y 300 gramos), tamaños y colores, con uno o dos anzuelos, y reeles frontales. La técnica consiste en dejar caer el multifilamento hasta que toque fondo y después subir la línea con movimientos zigzagueantes hasta llegar a la superficie. Como es una pesca vertical, siempre debe hacerse cuando el ecosonda nos muestra que los peces se encuentran debajo del barco.
Costó pero llegó
Luego de varias horas de infructuosa búsqueda, una de las cañas de trolling tuvo un importante pique, por lo que el capitán aminoró la marcha. Y así comenzó una gran batalla para tratar de izar lo que parecía ser un gran pez. Era una muy buena pieza que daba una fuerte lucha, nadando de costado y en contra del barco. Tras varios minutos de una ardua pelea el pescador logró acercar su presa a la embarcación y, utilizando un copo, la pudo subirla a bordo. Fue un lindo limón de unos 9 kg que llenó de júbilo al grupo.
Mirá el video de esta nota:
https://youtu.be/0-1Jjrpni2M
Nota completa publicada en revista Weekend 532, enero 2017.
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