En algún momento hemos hablado de los innovadores diseños del italiano Pierpaolo Lazzarini, un creador prolífero que siempre sorprende con sus embarcaciones lujosas y extravagantes. Sin ir más lejos, su proyecto denominado Xenos es un claro ejemplo de que en la náutica todavía queda mucho por inventar. Este yate de lujo, que algunos denominan hiperyate, se destaca por su particular forma de bala y las altas velocidades a las que se puede mover. Además, por dentro desborda comodidades y prestaciones de primer nivel.
El Xenos tiene una longitud 39,9 metros de largo y 8 de ancho. Su estructura está construida a base de carbono y aluminio, y es capaz de equiparse con hasta cuatro motores que ofrecen hasta 15.000 BHP.
Más allá de cuestiones estéticas, la forma de bala del yate le permite moverse más rápido debido a factores aerodinámicos. Según su creador, el Xenos “será capaz de alcanzar una velocidad máxima de 90 nudos, convirtiéndolo en el yate de 130 pies (39,9 m) de largo más rápido del mundo”.
El yate se ofrece en dos versiones, el Hyperyacht y el Seajet Piercer. El primero está pensado para uso privado, mientras que el segundo viene preparado para ser utilizado como ferry, con una capacidad de 180 pasajeros.
En su configuración para uso privado, el interior cuenta con una cómoda sala de estar, tres amplias suites, cocina y un amplio salón en la cubierta superior. Además, como estamos hablando de una embarcación propia de un millonario, debe destacarse por alguna excentricidad.
En el caso del Xenos, el yate cuenta con una especie de bodega capaz de transportar hasta un auto. Ya de por sí, la embarcación incluye un deportivo de la exclusiva marca Bugatti. “Ningún hiperyate propiedad de un multimillonario está completo sin un hipercoche a bordo”, afirma su diseñador. El vehículo que se lleva a bordo se puede bajar directamente al muelle gracias a un elevador hidráulico.
Obviamente, una embarcación de estas características está pensada para un público extremadamente selecto. La versión Hyperyacht del Xenos (con el Bugatti incluido) cuesta “tan solo” U$S 32.800.000.
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