La idea era poner en práctica un puesto de conducción revolucionario qu diera vuelta los códigos tradicionales de diseño de interiores y ergonomía. Así nació la historia, en 2010, con la presentación del concept car Peugeot SR1, en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra, un elegante coupé-cabriolet , que se estaba produciendo en el estudio de diseño de la marca. En ese momento, los equipos buscaban desarrollar una arquitectura interior más emocional y confortable. Un pequeño grupo de diseñadores e ingenieros se puso a trabajar en aquello que llamaban ergonometría y, rápidamente, surgió la propuesta de un volante más pequeño. Desde entonces se han fabricado casi 10 millones de unidades y se ha extendido a toda la gama, mejorando la seguridad y el confort. Y dio origen a la masificación del sistema que marcó un rasgo distintivo de la casa.
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El diseño convencional del volante desplegaba una gran rueda a través de la cual se leía la instrumentación, pero los especialistas descubrieron que la mejor posición de manejo para recibir esta información era tener en cuenta la altura de los ojos. Y combinada con un volante más pequeño, creaba un sistema completamente nuevo, más confortable y con una sensación de control única, que en principio se conoció con una pantalla de visualización frontal.
El nuevo enfoque, más ergonómico y táctil, hizo que los controles fueran mucho más simples de operar y entre otras funciones mejoró la conectividad. Algo de los más apreciado en estos días.
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Historia de una innovación audaz
El éxito del hoy conocido como sistema i-Cockpit es una característica diferencial de cada nuevo Peugeot. Desde su aparición, no ha dejado de evolucionar y modernizarse.
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En 2016, la segunda generación del 3008 y el 5008 estrenaron esta versión con una pantalla de instrumentos digital interactiva de 12,3 pulgadas que se podía personalizar completamente, mientras que los interruptores de palanca, 'Piano key,’ se colocaban debajo de la pantalla táctil central, para acceder a las funciones esenciales de una forma más accesible.
En 2019, es el 208 de segunda generación, quien llevó este énfasis en la innovación digital aún más lejos cuando introdujo un clúster digital 3D líder en la industria.
Hoy los modelos de la automotriz con estas características lideran las preferencias de una nueva generación que busca en este modelo diseño y vanguardia tecnológica.
Cuando la marca en el 2021 y 2022 dio un paso más al i-Cockpit, en sus modelos 308 y 408, con la introducción del sistema de infoentretenimiento, una pantalla de 10 pulgadas, un nuevo volante compacto capaz de detectar la presencia de manos del conductor al utilizar las funciones de asistencia a la conducción, una nueva interfaz de control climático, de contactos telefónicos y estaciones de radio logró diferenciarse.
Los nuevos i-Toggles reemplazaron los botones convencionales con una elegante interfaz digital ubicada debajo de la pantalla táctil central; cada i-Toggle es un atajo personalizable, sensible al tacto, similar a los nuevos widgets que se usan para organizar y agrupar funciones.
Lujo del que es difícil volver
Tras la experiencia de manejo del sistema es difícil elegir otro tipo de conducción de un vehículo: todo se vuelve más rústico, “ duro”, en la traducción coloquial. No sólo se destaca el diseño, la emoción, la revolución ergonométrica que mejora la posturas y la comodidad del conductor, sino también la seguridad. El volante compacto hace que las entradas reactivas sean más rápidas, la pantalla elevada hace que los ojos se centren más en la ruta y las alertas del tablero sean más visibles. Todo esto aumenta la conciencia del conductor, haciendo que se sienta más seguro al tomar el control del auto.
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