Friday 19 de April de 2024
MONTAñISMO | 17-09-2013 11:49

Las dos caras del volcán Lanín

Escalar este coloso blanco puede lograrse con algo de entrenamiento y cierto conocimiento técnico. Galería de imágenes.
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Los geólogos dicen que este majestuoso estratovolcán (formado en capas) está dormido hace más de 1.500 años. Las leyendas mapuches y tehuelches encuentran una explicación algo más romántica de esa época. Aseguran que el espíritu del cacique Lanín (muerto en batalla en el volcán) enfureció al ver que unos jóvenes cazaban huemules a los pies de la montaña, y desde entonces comenzó a escupir lava. Para calmar los rugidos del volcán tuvieron que sacrificar a una adolescente de la aldea. Otros dicen que el nombre proviene de un vocablo mal comprendido por los exploradores, que deriva de Lan (muerte, muerto) y Lil (peñasco o roca).

Indistintamente de las posturas, ninguno pudo negar la deslumbrante belleza del volcán, plantado en la Cordillera de los Andes con sus 3.776 msnm, como un enorme centinela dormido, vigilando la fauna local. Declarado sitio sagrado por las distintas comunidades nativas de la zona, ninguno de ellos se atreve a escalarlo o cazar huemules en sus proximidades, por temor a despertar su furia.

Y en cierta manera no están equivocados. Se trata de un estratovolcán, una gigante bomba de tiempo que puede pasar miles de años sin erupcionar, pero que el día que lo hace el mundo siente sus consecuencias. Un ejemplo claro fue el Elena, en Estados Unidos, que entró en una violenta erupción luego de cientos de miles de años sin actividad, a tal punto que los geólogos de ese país lo habían considerado un monte. Poco queda de esa montaña ahora, como un categórico ejemplo de la violencia que esconden los estratovolcanes.

Por el momento, el pálido glaciar que adorna la cima del Lanín sigue tapando los únicos vestigios de su actividad, alrededor del año 500. Ubicado a pocos kilómetros de San Martín de los Andes, el coloso siempre muestra una cara nevada. Ya sea desde la ruta 237 o desde la 40, se lo puede observar a cientos de kilómetros, entre la bruma.

La senda accesible

La cara septentrional (norte) de la montaña es la más accesible, ya que está protegida de los vientos predominantes del sector sudoeste. Su ascenso es tranquilo y parejo, en particular hasta el refugio del RIM 26, a unos 2.450 msnm.

No está exenta de peligros, como las impredecibles tormentas que a veces azotan con viento blanco a esa pendiente. Usualmente se realiza en unas 7 u 8 horas de caminata constante a través de arena y rocas volcánicas, para luego pasar a la nieve.

Nota publicada en la edición 492 de Weekend, septiembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Claudio Deimundo

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