Friday 13 de December de 2024
MONTAñISMO | 17-07-2020 14:10

"En el Everest podés estar bien un día y morir al siguiente"

Esto asegura el fotógrafo de National Geographic Renan Ozturk, que hizo un documental en la montaña más alta del mundo para descubrir qué les sucedió a los exploradores Irvine y Mallory, desaparecidos el 8 de junio de 1924. Casi mueren dos miembros de esta expedición en el intento por alcanzar la cima.
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Patricia Daniele
Patricia Daniele

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Editora Ejecutiva de revista Weekend y su web, Editora General de Vivo.Perfil.com y de Luna teen.perfil.com. Columnista de espectáculos en Perfil.com y Reperfilar. Especializada en turismo y servicios al turista, gastronomía y lifestyle, series y TV paga, teatro y recitales, tendencias del mundo joven. TW e IG. @pato_daniele

Años atrás, el fotógrafo de National Geographic Renan Ozturk y el escalador Mark Synnott decidieron escalar el Everest con la nada fácil misión de descubrir qué les sucedió a los exploradores Andrew “Sandy” Irvine y George Leigh Mallory, desaparecidos el 8 de junio de 1924 cuando intentaban llegar por primera vez a la cima. Finalmente, acompañados por un equipo de escaladores profesionales con mucha experiencia en la montaña, encararon la travesía con la intención de encontrar el cuerpo de Irvine, resolver su misteriosa desaparición y determinar de manera concluyente quién fue el primero que conquistó la montaña más alta del mundo, una hazaña que reescribiría la historia del montañismo.

Esta aventura, que tuvo sus grandes dificultades como es habitual en esta montaña del Himalaya, incluyó enfrentarse a condiciones meteorológicas extremas en una ventana de tiempo acotada producida por la gran cantidad de deportistas en su intento por llegar a la cima y sufrir el frío extremo y la falta de oxígeno por la altitud. Toda la experiencia, registrada en parte por drones que además los ayudaron a mapear la zona antes de avanzar, se podrá ver en un especial de una hora este sábado 18 de julio a las 21 en National Geographic.

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Sobre los esfuerzos previos y durante el desarrollo de la expedición y los obstáculos que presentó esta misión charlamos en exclusiva con Ozturk, alemán radicado en los Estados Unidos, quien contó cómo se preparó para tamaño desafío: “En los meses previos -revela vía Zoom-, tuve un personal trainer para hacer entrenamiento de corta distancia, anaeróbico. La idea era enseñarle a mi cuerpo a usar la grasa y no el azúcar como combustible. En la montaña te quedás sin aire rápidamente por la altitud. Fue un ciclo de ejercicios que incluyeron la administración de poca comida, para simular cómo sería cuando estuviera en la montaña. Lo importante era tener enegía cuando más la necesitás. Es un proceso metabólico que ayuda a enfrentar mejor ese desafío. Aunque sea difícil de entender para ustedes porque en Latinoamérica tienen alturas similares, lo cierto es que el Everest todo es más exagerado, perdés la energía rápidamente y no te recuperás lo suficientemente rápido y te afecta sin importar que seas el más apto físicamente para el viaje. Podés estar bien un día y moror en el siguiente. La fuerza mortal es una constante en la montaña y es el mayor reto”.

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Lo mejor y lo peor

Weekend: ¿Qué fue lo más destacado de esta expedición que veremos en Perdidos en el Everest?

Renan Ozturk: Lo más interesante de esta expedición es que seguimos la traza de los primeros exploradores, Mallory e Irving. También lo fue aprender el idioma local. Tengo que reconocer que tuve cierto escepticismo sobre esta montaña, salvo el desafío que nos habíamos planteado, sabía de la soledad, que no hay nada, la cantidad de basura que dejaron todas las expediciones… Pero cambié de opinión cuando estuve ahí: toda la gente es muy amable sin importar la altitud, son de diferentes nacionalidades y todos están haciendo algo importante. Me dieron esperanza en la humanidad. Cada vez que hacía fotos, sin importar en qué parte estábamos, todos me miraban con una gran sonrisa y me abrazaban y había risas y camaradería. Es hermoso, innegablemente hermoso. Esa comunión la podés recrear en cualquier lado. Fue mi parte favorita. Estar en la cara norte del Everest, un punto muy alto de la tierra, rodeado de nubes y de hielo, te sentís cómo un alien en la tierra. Sumale que es un sitio arqueológico congelado en el tiempo, podés ver las bestias muertas, la basura en el piso, y sin embargo es hermoso.

W: ¿Por qué debemos mirar el documental?

RO: Porque es una de las más honestas miradas al Everest. Nuestro equipo fue un grupo de escaladores dispuestos a resolver un misterio y a entender la montaña como nadie lo hizo antes. Terminamos cambiando la historia. Respondimos a grandes preguntas como por qué escalás, para qué explorás, cómo hicieron estos hombres casi 100 años atrás. Damos nuevas perspectivas, hablamos de los privilegios de los blancos y de la equidad porque la humanidad sube a la montaña, sin importar su procedencia, y eso es lo que más me importa. Espero que la gente entienda qué pasa ahí, hay multitudes, una gran industria y mucha gente trabajado junta cada año con sus costumbres y que hay que tomar en cuenta al cambio climático y la basura, y lo que pasa en ese país es un ejemplo. Pero el lado positivo es la manera pacífica en que se trabajo, en equipo, con gente de diferentes nacionalidades. Es un buen ejemplo para el resto del planeta.

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W: ¿Fue la expedición más difícil de su carrera?

RO: Hubo tiempos difíciles, definitivamente. Ahí arriba fue de las más exigentes, el nivel de estrés fue muy grande. Tener que volver con la película y vivos fue una combinación abrumadora. Fue una experiencia positiva, pero sí fue una de las más exigentes. Lo bueno es que tengo una historia para contar y que fuiste tan lejos, dos miembros del equipo murieron… Ahora estamos en casas y puedo decir que fue divertido e increíble, pero en el momento te hubiera dicho que fue estresante.

W: ¿Qué consejos les das a las personas que quieren escalar el Everest?

RO: Les digo que no le tengan miedo a la multitud y a la basura. Hay belleza ahí, comunidad, es posible la expedición. Y que tengan en cuenta que la altitud afecta a cada uno de manera distinta, es menos ser un super humano, no hace falta ser la persona más atlética para hacerlo. Vale la pena, requiere pasión, y si, ¡vayan!

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