Un equipo de investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional del Centro de la ciudad bonaerense de Olavarrìa, encontraron en las inmediaciones de Bahía San Blas, provincia de Buenos Aires, una gran cantidad y variedad de milenarios restos fósiles de almejas y de distintas especies de animales como, asì también, numerosos objetos que fueron tallados por las poblaciones aborígenes de entonces.
Según explicaron los autores de este valioso hallazgo arqueológico a través de un comunicado de prensa, el hallazgo que tuvo lugar puntualmente en el bautizado sitio Pozzobon 1 fue posible gracias al aviso de vecinos de la zona que encontraron acumulación de restos de bivalvos.
Así fue que tras recibir el alerta, rápidamente un equipo de arqueólogos del Conicet llegó hasta el lugar para llevar a cabo las primeras excavaciones en el área donde también hallaron restos de animales, como guanacos, lobos marinos, ñandúes y zorros, entre tantos otros, que confirman que se trató de un lugar habitado por los pobladores originarios.
“Esto se asocia también a una gran cantidad de piedras talladas, como puntas de proyectil, raspadores y demás, confeccionados en rocas que afloran en el lugar; incluso hay piezas de cerámica", señaló el arqueólogo Gustavo Martinez en diálogo con el programa “Busando la Vuelta” que se emite por Radio Nacional Viedma.
"Lo interesante es que las cosas están todas juntas. Son miles de almejas asociadas a los restos de animales y al material tallado en piedra", agregó el especialista.
Por su parte, gracias a las pruebas de Carbono 14, el equipo del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA) logró determinar que tanto los objetos hallados como las poblaciones humanas que se valieron de ellos datan de entre unos 2.000 a 1.900 años de antigüedad.
"Esto dio las primeras evidencias para pensar que se trataba de un muy interesante sitio arqueológico que estamos en proceso de estudio. También encontramos artefactos hechos en rocas de sistemas bonaerenses como Tandilia o Ventania; incluso rocas de La Pampa y de Somuncurá”, agregó el arqueólogo.
”Con todos estos elementos se observa que eran poblaciones cazadoras recolectoras muy bien organizadas y además altamente móviles. Eran grupos de familias enteras que se movían a pie y que tenían una alimentación con una diversidad enorme", concluyó Martìnez.
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